—¿Llevas el agua?
—¡Sí!
—¿Los colores?
—¡Sí!
—¿Los pañuelos?
—¡Sí!
—¿Una libreta para dibujar?
—¡Sí!
La mujer se rió con alegría ante aquellas respuestas y la efusividad con la que habían sido dichas. Después de eso, suspiró con emoción y sujetó la cámara con fuerza para enfocarla en su hijo.
De pie en el recibidor de su casa, Gakushuu miraba hacia arriba para fijarse en la cámara mientras daba pequeños saltitos de emoción frente a esta. Toda la situación y el vídeo en sí podría haberse visto como algo normal en la rutina de aquella familia: Con una madre entusiasmada con una cámara en la mano el 80% del tiempo, un niño alegre y algo hiperactivo y un padre atento que aunque aún no había hecho acto de presencia, tarde o temprano lo haría. Sin embargo, el uniforme azul cielo que el niño llevaba puesto, el cuál tenía una pequeña etiqueta con su nombre en el pecho, sumado a sus zapatos amarillos y la conversación que había mantenido con su madre, daba a entender que era una ocasión algo especial.
El primer día de guardería para Gakushuu, algo nimio para los padres pero un hecho de gran importancia para el hijo, que al parecer no podía ocultar bien sus nervios.
—¿Y dónde llevas todo eso?— Preguntó la mujer con una risita ante la emoción de su hijo.
—¡En mi mochila!— Respondió este dando un salto hacia delante y levantando los brazos mientras sonreía.
—¿Sí?
—¡Sí!
—¿Y dónde está tu mochila?
Aquello lo preguntó con un tono burlón y algo divertido, haciendo el niño inclinara la cabeza confundido. Inmediatamente Gakushuu dejó de dar saltos, bajó los brazos y la miró expectante, asimilando aquella pregunta poco a poco e intentando razonar una respuesta.
El niño se dio la vuelta y miró a sus espaldas: Nada. Volvió a darse la vuelta y se miró el torso: Nada. Se miró los pies: Nada. Dio una vuelta entera sobre sí mismo: Nada. Miró a su madre: Nada.
No tenía su mochila.
Levantó la cabeza con confusión y se quedó callado, mientras la madre intentaba controlar la risa. Cómo no, no faltó tiempo para que Gakushuu se precipitara por la entrada y empezara a correr por el pasillo sin hacer caso a la cámara, ni a su madre, ni a nadie, para llamar a su padre a gritos con el objetivo de que le ayudara a encontrar su mochila amarillo chillón que formaba parte de su uniforme de guardería.
—¡Papi!— Gritó mientras corría hacia la cocina.— ¡Mi mochila!
Dándose la vuelta, la mujer alcanzó a grabar como Gakushuu hacía una verdadera maratón rumbo a la cocina, entrando a esta y llamando a Gakuhou a gritos. Cualquiera había pensando que al entrar allí habría encontrado al adulto y todo se habría calmado, pero no. Al parecer Gakuhou no estaba allí, cosa que solo incitó al niño a buscarle con más insistencia.
Escuchándose unos pasitos por toda la cocina, el silencio pareció durar unos segundos para luego volver a ser roto por el niño, que después de recorrerse la sala entera, decidió correr hacia el salón atravesando el pasillo con una rapidez inusual. Lo hizo de tal forma que en la cámara pareció grabarse una simple mancha azul y naranja, haciendo que la mujer volviera a reír divertida ante las acciones de su pequeño.
