Me quedo parada en el centro del salón.
—¿Quién es la joven que te acompaña querida?
—Mamá, ella es María José Vega, es la nueva custodio de Ghalib.
—Un placer Mari, soy Meleny Carter y él es mi esposo, Edward Carter.
—Un placer —estaba en lo cierto, no son sus padres.
—¿Tú hermano querida?
—Ocultando su rostro del mundo.
—No, yo no hago eso —dice el señor Hassán mientras se apoya en la pared, parece un poco desmejorado, pero aún así, es guapo. ¿Dije guapo? Si, guapo.
—Bien, yo los dejo para que puedan platicar —camino hacía donde se encuentra Hassán, parece no haberme notado hasta que me vió con el traje puesto, elevó las cejas y tragó saliva, pero no dijo palabra alguna.
Caminé a un lado de Hassán que murmuró algo en árabe que no pude comprender, espero que no me haya llamado ridícula o algo así, se mueve hacía el centro del salón, sería buena idea que me quitara esto y saliera a nadar un poco.
Así que me muevo a mi habitación, me pongo un traje de baño y salgo a la alberca, pero oh, está ocupada.
—Hola Mari, buenos días.
—Adam, buenos días.
—Pensé que el señor Hassán saldría.
—Tuvo una especie de fiebre anoche y está desganado y en el banquillo de los acusados en el salón principal con sus padres —él nota que he dicho de manera extraña la palabra "padres".
—Son adoptivos eso es obvio ¿No?
—Si, lo veo, los Hassán muy Hassán y los Carter muy Carter.
—Los aman como si fueran propios, incluso el señor Hassán debe quererlos aunque no sea tan expresivo como la señorita Malak —se pone algo nervioso cuando menciona su nombre...
—¿Ella es guapa no?
—¿Quién? ¿Malak? si, es muy bonita —me río, está enamorado de ella.
—Y a ti ella te gusta.
—¿Qué? no, no, para nada, la respeto mucho.
—Eso no significa que no te guste Adam, eres su custodio cuando ella está aquí, es obvio que sientas atracción por ella, además como lo dijiste, es hermosa.
—Lo sé, solo que, si el señor Hassán se entera, me cortará la garganta.
—Vueno, eso pasará si Malak, lo permite.
—¿Cómo podría evitarlo?
—Correspondiendo —entro a la alberca y nado un poco.
—¿Crees que tenga una oportunidad?
—¿Por qué no la tendrías?
—Porque no soy árabe.
—Dudo que no se enamoren fuera de su raza Adam, el amor no conoce de raza, ni color, ni nada por el estilo.
—Si, yo creo lo mismo.pero es difícil intentar algo con ella, no quiero perder mi trabajo.
—Ya te dije, el que no arriesga no gana y creo que el señor Hassán está arriesgando demasiado de otra forma no le atacarían tres en el salón —reímos.
—Es tan misterioso, llevo unos cuatro años trabajando con él y apenas y sé su hombre, algunas amistades y a que se dedica, son todo un misterio.
—Debe ser un pasado oscuro como para ocultarlo con tanto celo.
—Eso pienso yo, él es tan raro, serio, hermético, es como si no le gustara vivir, o si ello le fuera un pesar, tiene demasiadas cosas, riquezas, pero no parece estar contento con ello, yo la verdad, lo estaría.
—Quién no.
—Tu jefe.
—Bueno, debe haber una razón.
—Debe haberla, sino me atrevería a decirte que está loco de remate.
—No parece estar loco.
—No lo sabemos —me quedé pensando un buen rato sobre eso.
—Tengo que irme, debo vigilar y dirigir a los demás —asiento.
—Me quedo un poco más.
—Bien —seguí nadando, el día se había ido rápido y la tarde acariciaba el cielo, pero eso no me importó, me gustaba estar en el agua mucho tiempo.
Me detuve cuando me topé con la mirada del señor Hassán en la entrada.
Trago saliva, él tiene los brazos cruzados a la altura del pecho, me mira atento.
—Señor Hassán ¿Se le ofrece algo?
—No sólo estaba mirando —salgo del agua intimidada, y su mirada se clava en mi.
—Mucho ejercicio.
—Si, es necesario ¿Cómo se siente? —encoje los hombros, supongo que no muy bien.
—El vacío se vuelve normal.
—No tiene porque sentirse así, solo piense en todo lo que es, cualquier persona daría mucho por tener todo esto.
—Cuando vives como yo lo hacía, sabes que esto no es suficiente. Nada suple las cosas realmente importantes, mañana necesito salir a Pasadena temprano.
—No creo que sea conveniente.a penas y le escucho lo que dice —digo esperando que me reprenda, pero sonríe ligeramente.
—Estoy acostumbrado a esto, le traerán su ropa más adecuada el día de mañana, a las ocho, por favor.
—Bien señor, hasta mañana.
—Hasta mañana señorita Vega —me quedo con la toalla enredada en el cuerpo y con las puntas en mis labios, traía ropa ajustada, también usa ropa ajustada, un pants y una playera ajustada.
Dios.
Entro a la ducha y después a dormir.a ver a quien me toca patear mañana.
A las ocho en punto me encuentro al pie de la puerta, con una vestimenta más a mi estilo, me gusta, me siento bien.
El señor Hassán aún no sale.
Miro a los lados y me topo con la mirada de Adam que parece extrañado con el retraso, entonces miro al señor Hassán demasiado diferente como para ignorarle.
luce un traje sastre azul a su entera medida, suspiro, bendito el momento que me permite ver esto, me quedo con la boca mentalmente abierta.
—Buenos días señorita Vega —me quedé parada como estúpida, reacciono a las mil y le abro la puerta ante una divertida sonrisa de su parte, trágame tierra.
Subo a la camioneta y enciendo el GPS.
—Le queda estupendo ese atuendo señorita Vega, parece usted sacada de una escena de Tomb Raider —río.
—Gracias señor, y usted sacado de una alfombra roja de los oscares.
—Mi ego ha crecido un poco más esta mañana gracias a su halagador comentario —sonrío y él hace lo mismo.
Veo mi móvil y cuando miro quien llama no respondo, el señor Hassán se da cuenta.
—Creo que debería tomar esa llamada señorita Vega.
—No hablo con él desde hace seis meses.
—Es su padre, no debe existir nada más grande que eso y si lo tiene usted, es solo su óptica.
—No lo entendería —y no tengo intención de hablar de eso.
—No lo entiendo porque jamás le haría algo así a mi padre, y dejaría todo lo que tengo por poder hablar con él ahora mismo siquiera quince segundos, conteste esa llamada Vega, es una orden —dice en tono serio, me coloco el auricular y respondo.
—Mari.
—Papá —su semblante de satisfacción no tiene precio.
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►𝘊𝘭á𝘶𝘴𝘶𝘭𝘢 1◄
RomansaUn misterioso magnate petrolero contratará a una peculiar mujer con el fin de que cumpla la única y extraña cláusula que se encuentra en el contrato: vigilar su completo sueño y descanso. Necesitada del extravagante sueldo que le ofrece, María José...