Capítulo 3

460 18 3
                                    

Mentiría si digo que no tenía miedo, estaba aterrada… Veía pasar casas, tiendas, campos… Y yo seguía sin saber a dónde íbamos, ¿podía ser peor?

-Siento que nuestra primera cita tenga que ser así, de verdad lo siento Rachel. –Me miró apenado, ¿primera cita? ¿qué decía?

-¿Cuándo acordamos lo de la primera cita? Debía estar soñando… -Mi móvil empezó a sonar, miré quién era.

-Mierda.

-¿Quién es?

-Mi hermano mayor…

-¿El del coche?

-No, ese era Justin, este es Edward… -Contesté.- ¡Hola Edward, sí, yo también estoy contentísima de hablar contigo! No, no pasaré por casa. –Empezó a recorrerme unas cuantas lágrimas por mis mejillas.- Sí, estoy perfectamente, cenaré en casa de una amiga. Te llamaré, sí, que sí… ¡Adiós! –Finalicé la llamada apenada, me sabía fatal mentir a la gente, ni siquiera sabía a dónde me dirigía.

-¿Por qué lloras? –Noté su mirada apenada, ¿¡Que por qué lloraba!? ¡Oh no, por nada, me han prácticamente secuestrado, pero no lloro por nada!

-No, por nada. –No podía gritarle, en cierto modo tenía miedo, miedo del chico que conducía a mi lado, con su mirada fija en la carretera.

                                                                 ***

No se cuanto tiempo pasó, pero finalmente noté como el coche disminuía su velocidad, no besé el suelo de milagro, ahora entendía a quienes viajan.

-¿Dónde estamos?

-En mi casa. Bueno, en una de ellas. –Me dio la mano y nos dirigimos a la puerta principal.

-Quiero irme a mi casa. Por favor. –Se rió, aunque yo no veía la gracia en ninguna parte.

-Mañana te llevo, ¿de acuerdo? –No estaba segura si lo cumpliría. Entramos, yo más bien obligada.

-Ponte cómoda. –Claro, cómoda en la casa de un loco que me ha secuestrado.

-Vale. –Me senté en un sofá. A los cinco minutos Harry volvió, iba en boxers y sin camiseta. Se sentó a mi lado, mientras yo disimuladamente me desplazaba poco a poco hacia el lado contrario, lo último que quería era tener semidesnudo a Harry, a mi lado… ‘¡Deja de pensar esas cosas!’ me reprendí a mí misma.

Noté como él se iba acercando a mí, yo desesperadamente me alejaba, hasta que me caí. Harry empezó a reir, hasta que cayó sobre el sofá mientras seguía con sus risas.

-¿¡Pero desde cuando no hay sofás con posa-brazos!? –Estaba cabreada. Demasiado.- ¡Te odio Styles!- Lo único que oí como respuesta fueron sus risas ahogadas.

Subí corriendo por unas escaleras, que supuse que llevaban a las habitaciones, y entré en la primera que encontré.

-¿Pero tú quien eres? –Un chico alto, de pelo negro y moreno se sobresaltó.

-Me ha traído Harry. –Me ruboricé, segundos después llegó Harry. Me cogió del brazo, estaba cabreado, lo notaba.

-Lo siento Zayn, se me ha escapado. –Me arrastró hasta una habitación al fondo.

-¡Estoy harta! –Le empujé, tirándolo al suelo. En esos segundos de confusión salí corriendo, alcancé la puerta y seguí mi carrera por un campo. Estuve corriendo durante varios minutos, hasta que me caí, estaba exhausta. Noté como mis fuerzas iban desvaneciéndose y mis párpados me pesaban.

                                                                ***

Cuando desperté seguía en aquel campo, ya era de noche y no veía nada. Empezaba a arrepentirme de mi idea de escaparme, conseguí levantarme pese a lo que temblaba. Anduve por aquel lugar hasta que vi a lo lejos una casa.

-¡Rachel! ¿Rachel dónde estás? –Era una voz desconocida, no tenía ni idea de quien, pero me dejé guiar.

-¿Hola? ¿Quién es?

-¡Gracias a dios! ¡Harry, está aquí! –Solo pasaron unos segundo hasta que noté como unos brazos me rodeaban y posaban mi rostro sobre el torso de quien sabía que era Harry. Lloré del alivio.

-Lo siento.

-¿Por qué te has ido? No te voy a hacer nada malo. A ti jamás.

-Pensé que me habías secuestrado o algo así. –Harry rió, pero no fue una risa despectiva.

-Como me gustaría saber todos y cada uno de los líos que te creas en esa cabecita. –Besó mi pelo, y noté algo en el estómago, una sensación que no había sentido en los diecisiete años de mi vida.

Diez minutos después estábamos tumbados en el sofá de su casa, tenía tantas preguntas, pero él también tenía.

-¿Rachel, qué más?

-Williams.

-¿Cuántos años tienes?

-Diecisiete, ¿tú?

-Veintidós.

-Uau… -Lo miré, le eché dieciocho como mucho. Las apariencias engañan, aunque eso con Harry ya lo tenía asumido.

-¿Cuántos hermanos tienes? Porque he perdido la cuenta.

-Tengo cuatro, tres hermanos y una hermana, Justin, Ed, Lisa y el único que no conozco apenas, es hermanastro y en realidad nunca lo vi en persona, Liam. ¿Hemos acabado ya el cuestionario?

-¿Tienes alguna pregunta más?

-¿Por qué tus amigos me persiguieron?

-Bueno, yo… -Parecía confuso.- Es mejor que no lo sepas, confía en mí.

-Pero…

-Calla, y vete a dormir, estarás exhausta. –Obedecí y me encaminé a la habitación del fondo, la misma por la que había salido corriendo hace solo unas horas.

Continuará.

¿Siempre? // PAUSADA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora