¿Siempre? // PAUSADA.

Capítulo 4

No le entendía, tan pronto parecía que me apreciaba como me mandaba a dormir, en cierto modo tenía razón, estaba agotada.

Desperté en aquella diminuta habitación, un rayo de luz entraba por la ventanita acorde con el tamaño de la sala. Me acerqué hasta el cristal, estaba roto.

Escuché atenta unos gritos que llegaban desde el salón… ¿Eran de Harry o de… Zayn? Bajé cautelosa, era Harry quien gritaba.

-Sí, sigue dormida. –Pude ver a través de un espejo como fruncía el ceño, atento a lo que la otra persona le decía por el teléfono.- Me arriesgué mucho trayéndola hasta aquí, casi se escapa. Claro que tuve que fingir. –Cada estaba más enfadado, decidí esconderme, no muy lejos para poder seguir oyendo qué decía.- Tú querías que me la llevara sin dejar rastro, ¿no? Pues siento decirte que no fue así, medio instituto vio como la subía en mi coche. –Dio un golpe a la mesa que estaba a su lado. -¡Yo qué sabía! –Se giró, deseaba con todas mis fuerzas que se hubiera percatado de mi presencia. -¿A dónde la llevo? ¿¡Por cuánto tiempo!? Es una locura, se volverá loca. Me costó converla de que se quedara esta noche… -Calló de repente. ¿De qué iba todo esto? ¿Quién era Harry en realidad? ¿A dónde iría ahora? Me había mentido, había fingido preocuparse por mí, una lágrima se deslizó por mi mejilla, cómo había sido tan estúpida. Él era demasiado como para que yo llamara su atención.

Alguien apoyó su mano en mi hombro, sobresaltándome, grité asustada. Esa persona tapó mi boca mientras me arrastraba a una de las tantas habitaciones de aquella casa… ¿o debía llamarla cárcel después de todo lo que había presenciado?

Cuando por fin aquella persona me soltó, caí sobre el suelo. Era un chico, otro más, ¿cuántos más había? Era rubio, sus ojos celestes eran hermosos, parecía cabreado.

-Tenías que despertar… ¿Qué has oído? ¿Cuánto? –Se acercó a mí, estaba asustada, no podía hablar. -¿¡Me has oído!? –Solo pude asentir.

-N-nada, l-lo juro. –Las palabras salían atropelladamente por mi boca, mentía y aquel rubio lo sabía. Agarró mi muñeca y me llevó hasta el salón. Harry nos miró confuso.

Se acercó a mí con una sonrisa, me abrazó.

-¿Qué tal, preciosa?

-¡Suéltame! ¡Lo se todo! –En realidad todo no lo sabía, pero quería parecer más dura que él, pero lo tenía difícil tratándose de Harry Styles. Solo entrevió los labios, buscando qué decir.

-Pero, ¿qué has escuchado? –Me miraba fijamente, una mirada fría y distante. Estaba enfadado, mucho.

-Tu conversación con aquella persona, por teléfono. –Parecía petrificado, no movía un solo músculo, solo parpadeaba, reflexionando.

-¡Mierda! –Gritó de repente, asustándome a mí y a su amigo ‘el rubito’.

-Harry… -Su mirada se posó sobre la mía, más fría todavía.- Llévame a casa, por favor.

-No puedo, son órdenes de arriba. –‘No llores Rachel, tranquila, no dejes que él te vea llorar’, di media vuelta y me dirigí a la que supuestamente era mi habitación. Quería estar sola, cuando llegué me arrodillé con las manos apoyadas sobre mis piernas, ahora podía llorar sola, y sin ninguna manera de saber qué pasaría a partir de ahora.

Me desahogué todo lo que pude, limpié mis lágrimas y me dirigí al cuarto de baño, con la vista al frente pude contemplar a una chica perdida, asustada, tembloroso y sobre todo triste, muy triste. Alguien llamó impaciente a la puerta, me limité a ignorar a quien quiera que estuviera al otro lado.

-Rachel, sal, tenemos que irnos. –Es voz… esa maldita voz.

-¿A mi casa? –Aún tenía la esperanza de irme, volver a mi vida, con el señor Hanson, mis padres invisibles y mis pocos amigos, que digo pocos, ningún amigo.

-Por supuesto, venga sal. –Algo me decía que mentía, pero no pensaba quedarme en ese espacio tan reducido durante mucho más tiempo.

                                                                                      ***

Media hora después estábamos listos para partir, algo me decía que nuestro nuevo destino no iba a ser mucho mejor que la casita de campo. Volví mi vista hacia esas paredes, esas paredes en las que me di cuenta de la atracción que me provocaba él, mi ricitos.

El tiempo pasaba muy lento, seguía sin tener ni idea de a dónde iríamos esta vez, en un momento determinado empecé a dar golpecitos al cristal, mientras cantaba una canción improvisada.

-‘So, get out, get out, get out of my head…’ –Tarareaba mientras Harry me observaba confuso.

-Bonita canción, me encanta la música, hace tiempo tuve una banda. Me gustaría tener una. –Sus ojos brillaban, era la primera vez que creía verle emocionado por algo.

-¿Cómo llamarías a la banda?

-Si por mí fuera… One Direction.

-¿Por qué ese nombre?

-Bueno, soy una persona que no quiere distracciones en su vida, tengo que seguir mi camino siempre recto, en una dirección, sin atajos.

-Bonita reflexión. –Sonreí. ¿Con que One Direction? No se, quizá tuviera éxito y todo, pese a lo frío y extraño que era.

                                                                                      ***

Nuestra parada fue en nada más y nada menos que el aeropuerto, miré a Harry aterrada.

-No quiero subir, llévame a casa de una vez. –Él se limitó a agarrarme de la muñeca, acercándose a mi oído lentamente.

-Cállate, y quédate tranquila el resto del viaje, ¿entendido? –Asentí asustada. Realmente me daba miedo cuando se ponía así.

                                                                                     ***

¿Por qué tenía que ser tan ruda? Acepté hacer todo esto solo por el hecho de ganar dinero fácil, pero esta chica no era sencilla, debíamos huir ya antes de que la declararan oficialmente desaparecida.

El vuelo transcurrió sin problemas, me sorprendió que estuviera en silencio todo el viaje.

-Harry… -Ya estaba tardando, iba a decirle que callara cuando noté que estaba dormida, hablaba en sueños.- Llévame a casa Harry. –Empecé a reír, hasta en sueños era así de cabezona.

Continuará.

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