19

73.2K 11K 983
                                    

—¡Déjame dormir! —me gritó refunfuñando, casi tirando humo por su nariz.

Se veía tan divertido. Y me encantaba tanto verlo así, enojado. Era una rabieta de niño.

El plan inicial era tomar un café y luego caminar por el parque hasta llegar a casa. Era una rutina, una que no aburre. Era una tradición. Jimin entró a comprar, mientras lo esperaba afuera y fumaba mientras tanto. Fui consciente de una encantadora sonrisa a unos metros míos, él se acercó y me pidió el número. Jimin venía de vuelta con ambos cafés y un rollo de canela. Obviamente él pensó de más, se llevó todo con él y me dejó ahí.

—Lo siento —le sonreí apenado. 

Corrí en busca de Jim,  quien chistosamente daba pasos fuertes. Verlo así era muy chistoso y me llenaba de ternura. Llegó a casa amurrado, dejó todo en el mesón de la cocina y fue directo a la cama. Ha estado ahí desde entonces.

—Ni siquiera le respondí, Jiminnie —le susurré a la vez que acariciaba su cabello.

Ignorado.

—No te quiero ver ahora —me gritó desde la misma posición exacta, no se le movió ni un cabello. 

—Jimin —suspiré.

Al fin se movió, salió con furia de su escondite acogedor para mirarme a la cara. Demonios, está llorando. Definitivamente es algo más que lo del chico.

—¿Qué mierda quieres? —me gritó.

Es un hombrecito gritón y llorón, pero es mío. 

—Hablar —le susurré. Me acerqué de a poco devuelta a la cama, donde él respiraba pesadamente y a punto de golpearme.

—¿Para qué? —susurró calmándose y bajando la guardia.

Ahora es cuando, señoritas.

—Porque te amo y quiero que entiendas que estoy tan loco por ti que sólo existes tú —me sinceré.

Sorbió sus mocos y tragó esas lágrimas rebeldes que caían hasta su cuello y se perdían ahí.

—Te odio —sollozó, riendo y olvidando ese clima cargando de tensión.

—Yo te amo y mucho —reconocí. Cada vez estaba más cerca de él.

—Tonto —se movió hasta mí y cubrió mi torso con su carita y se quedó ahí, oliendo y respirando.

—Vamos a comer ese rollito de canela, bebé —besé su frente y tiré de su brazo para cargarlo, hasta la cocina, donde lo dejé en la encimera y volví a besar.

—No pienses cosas así, nunca más, lo único que necesito para ser feliz es este rollito de canela y a ti, solcito.

—¿Siempre? —preguntó.

—Para siempre, mi amor —respondí inmediatamente. 



La cabeza se me partía en dos, y de pronto tenía tanta sed y hambre, pareciera que en el momento que dejé a Jimin mis costumbres demoníacas volvieron. Estoy luchando contra eso, quiero recordarlo hasta que pueda, pero no quiero soñar este tipo de cosas. Me hacen sentir muy enfermo

KEEP ME FEAR ✿ YOONMINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora