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Sentía como si hubiera caído un camión directo a mi cabeza, justo ahí donde palpitaba como si tuviera vida, pero eso era la gran gripe que tuve después de mi gran caída al barro.

Esperaba tener alguna reacción por esto, ya que ni siquiera me preocupé de cambiarme ropa o secar la que tenía, pero no creí que iba a estar muriéndome de dolor de cabeza.

¿Otro dolor de cabeza no tan molesto?

Jimin. Estaba enojadísimo, regañandome que porque no cambié mi ropa después de la caída. Tiraba fuego por su nariz como si de un dragón se tratara. Iba del baño a mi cama y todo lo hacía gritando. Buscando medicamentos y paños fríos para mi cabeza palpitante.

—¡Eres un imbécil irresponsable, Yoongi! —gritó furioso.

—¿Terminaste? —cuestioné con miedo y divertido, era un pequeño dinosaurio—. Eres un niño gruñón, Park. Te vas a arrugar.

Frunció sus cejas hacia mí. Sí, daba miedo.

—¡Entonces no te cuido más! —lanzó un grito que se oyó por todo mi departamento y se fue pisando fuerte hacia la puerta.

—Mierda.

Como pude me levanté de mi  cama y fui tras él. Aún no salía, estaba recogiendo sus cosas. Así que aproveché eso y me puse entre la puerta y él.

—Déjame pasar, Yoongi —gruñó. Golpeó mi hombro y en menos de dos segundos me tuvo fuera de su paso.

—No te vayas —susurré adolorido por su golpe. Creí que no recurriría a la violencia, me equivoqué pero seguía siendo divertido verlo así.

Se quedó mirándome antes de irse, pues ya había abierto la puerta y estaba listo para dejarme.

—Sólo quiero cuidarte, Yoon —habló más tranquilo después de escucharme.

—Me encanta que me cuides.

No gané la batalla pero sí la guerra. Me aproximé en menos de lo que él quiso detenerme y lo abracé. Besé su frente en un beso tierno.

Sólo eso bastó para calmarlo.

—Me encanta que seas un niño gruñón, me dan unas enormes ganas de besarte ese mal humor —hablé rozando sus labios con burla, pues no alcanzó nuestra cercanía para ser un beso.

Antes ya habíamos compartido un beso, unos días atrás. Después de ese día bajo la lluvia, hemos salido tres veces. La primera cita real fue a la biblioteca. Él tenía que estudiar pero quería leerme lo que estudió y así saber si realmente estaba preparado. Accedí, escuché toda su materia. Su forma de hablar, en cómo se movían sus labios y en cómo sus ojos evitaban los míos. No lo pensé más y lo besé. Un toque casto, tan sólo fueron unos segundos. Su rostro no enrojeció como creí lo haría, pero si mordió su labio.

—Qué atrevido —me habló burlón.

Ni siquiera pude responder. Ahora él tuvo la iniciativa y juntó por segunda vez nuestros labios. Sí, sus labios eran la puta gloria. Eran suaves, esponjosos y juro que podía morderlos todo el día.

La segunda cita fue una idea de Jin. Nos invitó a su casa a celebrar que Namjoon aprobó su tesis. Sólo era una excusa para beber alcohol y avanzar con Jimin al paso importante. Lo mal planeado en todo esto, es que él no bebía. Estuvo sobrio toda la noche. Éramos los dos más sobrios entre tantos inconscientes por el alcohol. Después de abrigar a todos los ebrios que quedaron sobre el suelo, subimos a la cama de Jin y Namjoon y nos acostamos.

No, no hubo sexo.

Se acurrucó en mi pecho y fingió dormir. Hasta que me despertó besando mi cuello. El paro cardíaco que casi me da fue grande, desperté de golpe incluso asustando a Jimin.

—Me asustaste, Jim —susurré pasando el susto y tomando conciencia del momento. 

No era el paso, pero era algo que no esperé que sucediera esa noche.  No dijo nada. Se abalanzó un poco más, quedando arriba mío y siguió besando mi piel. Entonces lo atraje a mí y nos besamos un buen rato. Para qué mencionar lo inevitable, ambos estábamos duros y sintiendo por la infame tela entre nosotros.

La tercera si fue una cita real y decente. Fuimos a caminar por el parque, le compré un batido y nos sentamos sobre una manta en el césped del parque.

—Te ves hermoso —murmuré acercándome sobre su cabeza y besando su  cabello.

Me sonrió tan bello que tuve que afirmar mi corazón para que no saliera corriendo lejos, me besó en respuesta. Después, nos tiramos al césped a mirar el cielo toda la tarde.

Ahora antes de que se marchara enojado de mi departamento, sólo besé su frente. 

—Perdón por no cuidarme. Lo haré la próxima vez —besé otra vez y lo miré—. ¿Puedes cuidar de mí?

—Eres un tonto —murmuró amurrado—. Está bien, te cuidaré.

Tomó mi mano y caminó junto conmigo siguiéndole a la cama. Me acosté de nuevo mientras él fue por los paños húmedos para mí cabeza. Sentí que él cambiaba los paños cada unos minutos, podía sentirlo cerca pero la verdad dormí toda la tarde y tan sólo podía sentir su presencia.

Era de noche cuando abrí mis ojos. Lo primero que vi fue a Jimin semidesnudo a mi lado. Podía ver la piel de su espalda, un poco de sus muslos y finalmente sus pies. Un bóxer rojo era lo único que lo cubría de mis ojos. Reí despacio acercándome a su tibio cuerpo. Tenía la boca levemente abierta y un hilo de saliva caía por las comisuras y caía directo a la sábana de la cama.

Me levanté un poco y comencé a besar su espalda. Parte por parte hasta llegar a su bóxer. No quería tocar ahí mientras él dormía. 

—Mh —soltó un pequeño gemido ante las caricias de mi boca—. Hyung.

Abrí mis ojos sorprendido, fui atrapado en el acto. Encontré sus ojos y su boca y nos comimos la boca con locura. Apretó mi brazo para mantenerme cerca pero se alejó y me dejó paralizado:

—Te quiero, Yoon —musitó.

Mierda. 


KEEP ME FEAR ✿ YOONMINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora