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Íbamos camino a un lugar que visité hace unos años y siempre quise traerlo conmigo cuando volviera. Qué mejor ocasión que en el día que cumpliamos un año.

El tiempo había pasado rápido. Los mejores meses juntos se pasaron volando mientras que los complicados pasaban lentos. Es normal en algunas parejas, pero aquí estamos. Felices, juntos y camino al lugar más precioso que he visto con la persona más hermosa.

—¿Falta mucho? —preguntó él con esa voz cálida, tan característica de él.

—Eres un bebé —rodé mis ojos mientras me burlaba divertido. Jim jugó con su labio con ternura entonces aclaré mi garganta—. Unos minutos, quizás media hora.

Él sonrió y asintió animado.

Estaba enfocándome en el camino de nuevo después de sonreír también a Park.

Sólo fueron segundos donde mis ojos, mi respiración y mis latidos apuntaron a su persona, incluida mi concentración. Pero lo juro, fueron segundos.

Minutos después el ensodecedor choqué de latas y el arrastrar de la esperanza, retorciéndose me despertó de la inconsistencia, pero no de la pesadilla.

Mi corazón se agitó violentamente. Amenazando con salir de su sitio y ser capaz de ocupar el cuerpo sin vida de Jimin.

Mi niño. Mi novio tenía sangre por toda su carita, su cráneo y algo en los brazos. Yo también tenía, el dolor empezó a tomar mi cuerpo también pero nada era digno de ser comparado con el dolor de mi corazón.

—Jim —corrí al otro lado, tiré de lo que quedaba de puerta y mi corazón se agitó un poco más.

Mierda.

👾

Podría jurar que las máquinas que estaban conectado a él tenían más vida. En verdad él estaba muerto, sin la máquina de oxígeno, él lo estaría.

Han pasado tres semanas del accidente. Un chico venía ebrio, el mismo que nos impactó de frente. He estado buscándolo por todos lados, ya que después al crío se le ocurrió escapar. La policía dijo que huyó a pie, desapareciendo por completo.

Mientras él está viviendo su vida, mi chico necesita tres máquinas para seguir a mi lado. Y es que el doctor me ha hablado sobre dejarlo morir, que tenerlo así es egoísta, y lo sé. De verdad que lo sé, pero el cólera me sube desde los pies hasta la cabeza de sólo pensar a mi Park en un ataúd.

Mientras más lo pienso, más llego a la conclusión que el imbécil ese debería darle su vida a mi novio.

O quizás yo. También es mi culpa, ¿no?

Me descuidé sólo unos segundos para mirarlo y seguido de eso ni pude reaccionar a nada. Sólo a llamar a emergencias y empezar a creer en todos los dioses que existiesen para que Park estuviera bien.

—¿Yoongi? —llamó Jin quién estaba junto a Nam, ambos con ojeras.

Los dos se han quedado todos estos días aquí, haciéndome compañía. Es que no he querido separarme de él, sé que despertará y quiero que sea lo primero que vea cuando lo haga.

Sé que debo oler y verme horrible.

—Anda a casa, duerme, toma un baño y alimenta a Min. Nam fue ayer pero también te necesita, ¿sabes? —sonó idéntico a mi madre. De hecho creo que usó las mismas palabras.

Asentí.

Volteé donde Jimin estaba dormido. Me acerqué para besar su frente. Internamente le dije que lo amaba.

—Avísame si despierta, por favor —fue lo último que le dije a Jin.

Mi amigo asintió con una leve sonrisa. La maldita pena estaba escrita por toda su cara. Y es que todos sabían que no despertaría, yo también, pero no quería reconocerlo.

¿Quién sí?

Cuando entré al departamento Min apenas me recibió. Se levantó de su siesta sólo para enterarse quien había llegado. Quizás mi amigo tenía razón, Min también me necesitaba. Y yo a él. Porque siendo sincero, si Jimin jamás despierta, sólo seremos nosotros dos.

Me agaché para tomarlo entre mis brazos y apretarlo. Empecé a mojarlo con mis lágrimas que salían como flores en primavera. El perro parecía entender, se quedó ahí.

—Jim estará bien, lo estará —besé su cabecita peluda con mis ojos cerrados.

Perdóname Min, quizás no puedo cumplir aquello.

Volví a mi altura normal y caminé dirección a la cama. Olía a Jimin, justo lo que no necesitaba para dormir bien.

Comencé a llorar de nuevo.

—¡Joder! —grité cuando el dolor y la rabia no pudieron contenerse más. Tiré mi chaqueta a la mierda y un par de almohadas—. No... por favor.

Sollocé en la penumbra, sentado en la orilla con las manos en mi cabeza mirando a la nada. Las lágrimas podrían ahogarme pero sin él, sin él soy un hombre infeliz.

Min llegó moviendo su cola sin parar y saltó a la cama, me lamió como si supiera que yo lo necesitaba. Me abracé a él y seguí llorando el resto de la noche.

Desperté cuando el frío me caló los huesos, un frío anormal, un frío invernal. Min no despertó y menos mal, su inocencia no podría con lo que veía mis ojos.

Una vez, después de haber hecho el amor, me quedé despierto sólo para mirarlo dormir. Me prometí secretamente que si algo le pasara sería capaz de vender mi miseria de alma al maldito diablo con tal de verlo a él y a Min felices.


Sonreí mirando a Min suspirar en sueños y le devolví la mirada al engendro en la oscuridad de la habitación. Entonces asentí.

    {  —Serás condenado a vagar a su lado, a verlo amar a otra persona, vivir su vida con otra persona, mientras el viva y si no sigues las reglas Park Jimin morirá en cuestión de segundos. ¿Podrás estar a su lado por la inmortalidad sabiendo que ya no está a tu lado completamente?

—Me lo prometí.      }



KEEP ME FEAR ✿ YOONMINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora