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Napstablook y Maki llegaron temprano a tu casa. Era sábado, y había una perfecta tranquilidad, que no duro mucho.
Pronto llegaron los humanos. Pero afortunadamente, solo la mitad eran los agresivos.
Monstruos y humanos decidieron jugar a las atrapadas. ¿Qué si no eran muy grandes para jugarlo? Pues si, pero, ¿a quién le importa?
Fácilmente terminaste jugando con todos.
Algunos, a los que llamabas Humanos, te golpeaban en vez de tocarte.
A otros, a los que llamabas amigos, les disgusto eso, y decidieron jugar verdad o reto.

-¿N-no es muy temprano?-.

-¡Yo, Naps tiene razón! ¡Eso normalmente se juega de noche! ¡Es más co-!-.

-¿quieres dejar de gritar, idiota?- respondió un "humano" agresivamente.

-¡Armando! ¡Cierra la boca!-.

Tú miraste a la defensora con tranquilidad. -No te preocupes, Ale, no hay problema-.

Afortunadamente, tus amigos, y uno que otro de los humanos, solo llegaban a los insultos.

-Oh, no hay problema. La niña demonio defendiendo a alguien. ¡Lo va a librar del subsuelo! ¡Cuidado! No saque al monstruo que lleva dentro-.

Tus amigos lo miraron mal. Los chicos, Napstablook y Maki, voltearon incómodos a otro lado. Los "humanos", se rieron.

-No puedo sacar ningún monstruo. Ellos son más humanos que tú- respondiste.
Mala idea. Un empujón te hizo caer nuevamente.

-Te dije que no me respondieras-.

-Bueno, yo te dije que no la golpearas- defendió alguno de tus amigos. Sabias claramente quién era. -Así que Daniel, será mejor que te vayas a otro lugar a molestar-.
El aludido te miro, y se fue.

-Lo siento, ____-.

Sonreíste. -Esta bien, Roger-.

Todos volvieron a jugar. Esta vez, verdad o reto.

-¡Yo! ¡Ale! ¿Verdad o reto?-.

La chica lo dudo. -Verdad-.

-¿Te has roto algún hueso?-.

-Hum.. No-.

-¡yo! ¡Qué buena suerte!-.

-Luis-.

-¡Reto!-.

-te reto a rodar por el suelo como el perro que eres-.

Todos rieron. -Aleeeeeeeeee- se quejó el chico.

-¿Qué? Tú dijiste reto-.

-agh, está bien-.

Así continuo. Pronto, se hizo medio día, y debían volver a sus hogares. Maki te acompaño. Napstablook no, Mettaton le había llamado para un nuevo disco, y no podía faltar. Qué su relación hubiese mejorado, te llenaba con determinación.

-¡Hey!-.

No pensabas que te llamaban a ti, hasta que monster kid te empujo, haciendo que cayeses al suelo.

-¡¿Maki?!-.

Una piedra te rozo la cara.

-¡Maldita deformidad sin brazos!-.
Esa voz..

-¡Daniel!-.

Esa molestia había vuelto, y estaba molesto.
Una piedra chica te golpeó en el brazo. Abraham fue el siguiente.

-¡Monster Kid! ¡Corre!-.

Te levantaste, y pronto los dos corrían hacia la casa más cercana. La casa de Maki.

Depresión. -Sans X Lectora-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora