Depresión. -Sans X Lectora-

03

Retrocediste. Aun dudabas si entrar al salón o no.
Escuchabas a tus amigos discutir con la maestra sobre tus compañeros.
Se escucho como Maki se quejó, y la maestra regaño a Carolina.
Suspiraste. La maestra Susan era un maldito demonio, pero como mínimo era parte del respeto por los monstruos.

Te decidiste a entrar.

-señorita ____, me alegro que volviese. Me entere que un carro la atropello. Lo siento por usted-.

-ha, pues debió ser un carro muy grande para aplastar a alguien tan gorda como tu-.

Bajaste la cabeza. -¡señorita Carolina!- levanto la voz la maestra. -¡a la sala del director!-.

La chica te levanto. Ambas pasaron juntas, tu a tu lugar y ella fuera del salón. Te metió el pie. Caíste y te golpeaste con un mesabanco con fuerza. Eso dejara moretón.

-y me traes un reporte especial para ti- termino la maestra ayudándote a levantarte antes de que la chica saliera del salón.
Se escucho una queja afuera.

La escuela paso normal. Agradecías eso.

Al salir, Daniel se acercó a ti. Intentaste huir, pero te agarro del brazo.

-oye, niña... Bien, quizás me pase un poco- dijo, pareciendo arrepentido.

Luego sonrío, orgulloso de su, mientras te golpeaba fuertemente en la cara.

-Me pase un poco de largo con la roca. Ojalá te hubiese caído en la cabeza-.

Te soltó, y se fue. Te sujetaste la nariz, la cual sangraba, pero te dolió. ¿En serio? ¿Primero te rompe la pierna y ahora la nariz?
Sans apareció unos minutos más tarde, en tu camino, mientras corrías a la enfermería.

-heya __--- entonces noto tu herida. -¿__-___? ¿Qué sucedió?-.

-m-me golpee con una puerta-.

El te miro disgustado.

-Se nota que eres torpe, niña. ¿Primero la pierna, y ahora la nariz? ¿Que sigue? ¿Un brazo?-.

Tu miraste a otro lado nerviosa.

-si, no me apetece mucho. ¿Me llevas a la enfermería?-.

-bien-

Te tomo de la muñeca contraria a la de la mano que usabas para taparte la nariz, y pronto estaban en la enfermería.

-sansgradece que estaba buscándote-.

-me alegro de que rompieras la tensión-

-claro, huesito,-

Quince minutos más tarde, ya estabas con una cosa rara en la nariz.
Sans te llevo a tu casa. Donde estaba Papyrus esperando con un plato de espaguetis.
Fue una tarde linda.

Sin embargo la noche fue una copia del domingo anterior.
Mas odio hacia ti.
Mas preocupado estaba Flowey
Mas desesperación.
Menos determinación.

A la mañana, repetiste la rutina de todos los días. El baño, la cepillada de dientes.
Agradecías que la mayoría de los maestros que eran monstruos no sabían que era la tarea, por que así quedaba poca. Aunque de cualquier manera nunca la hacías, ya ni siquiera te importaba. Estabas segura ir con la determinación que tenias, pronto el botón de Reset dejaría de aparecer en tus sueños. En aquel escenario negro con dos puertas.

No necesitabas mucha determinación para usarlo. Pero antes tenias la suficiente para volver de la muerte. Ahora ya no. Ahora era Reset, o permanecer muerta.
Y no querías arruinarle el final feliz a tus amigos, así que reset no era una opción.
Sin embargo aún podías guardar. ¿De qué servía? No de mucho. Al no poder recargar, tan solo servía para que el reset no fuera de muy largo.