Live For Love

CAPÍTULO 2

Hoy era el día del funeral.
Leo había pedido permiso al hospital para poder asistir junto a su novia Violetta.
Una vez allí vio a mucha gente que la saludaba y le daban el pésame. Sabía que Violetta estaba aguantando las ganas de llorar así que le cogió la mano para darle ánimos.
Después de la ceremonia entraron en el coche. Ella solo se sentó, mirando por la luna del coche y con las manos en el volante.
- ¿Vamos Violetta?
Ella reaccionó y encendió el coche para dirigirse al hospital.
El camino fue silencioso, nadie tenía nada que decir.
Cuando llegaron Violetta se derrumbó, sacó todo lo que había estado guardando en el funeral. Leo se sentía impotente, no sabía cómo consolarla.
Después de un par de minutos, se tranquilizó y miró a Leo. Este se le rompió el corazón al verla de esa forma. Pero lo peor fue la pregunta que le hizo:
- ¿Y tus padres? No han venido al funeral.
- Leo...ellos murieron cuando era pequeña. Estaba bajo la tutela de mi abuela.
- Perdón...no sabía eso...
Se sintió mal, pero él no sabía nada, nunca habían hablado de los padres de esta y como es lógico pensó que estarían vivos.
- Mejor bajo del coche...
Pero enseguida Violetta le cogió del brazo para que no saliera del coche.
Leo se giró para mirarla.
- Por favor no te vayas todavía.
Él asintió y cerró la puerta del coche.
- Muy bien, diré que se alargó el entierro.
Violetta encendió el coche y se dirigió hacia su lugar favorito.
Se trataba de un banco donde podías ver el mar, para ella ese lugar la tranquilizaba.
Se bajaron del coche y ella se sentó en el banco seguida de Leo.
- Este mi lugar favorito.
- Es precioso.
Leo la miró, lo que más le gustaba a él era contemplarla. Era tan dulce y delicada que pensaba que si la tocaba podía romperla. En ese lugar estaba preciosa. Ella al sentirse observada le miró, en ese momento se dio cuanta de que le gustaba, mejor dicho que le amaba y no quería perderlo por nada del mundo.
Se fueron acercando y se besaron, pero mientras más lentos eran sus besos más rápidos eran sus latidos.
Cuando se separaron, se quedaron con las frentes pegadas y rozándose la nariz.
- Cuando tu mundo se desmorone, Violetta, ven al mío.