Mangel seguía visitándome y cuidaba de mi como una madre a su hijo. Estaba completamente agradecido con él, pero no sabía como demostrárselo.
Yo estaba grabando el video de 50 cosas sobre mi. Creo que jamás me había sentido más obligado a hacer mi trabajo. Se suponía que yo controlaba los tiempos del canal y esas cosas, pero mis fans exigían cada vez más y yo ya no pude.
Volviendo al tema, estaba en la cosa número 36 y Mangel toca la puerta.
Me intrigaba lo que quería, entonces apagué la cámara y lo acompañé hasta el living.
Allí, me miro con su mirada penetrante. Sus ojos eran como cristales, que con tan solo tocarlos, se romperían en diminutos fragmentos.
Acercó sus labios a los míos, y dejó un suave y tierno beso sobre ellos.
Yo le correspondí.