Mangel venia todas las semanas. Me traía comida, limpiaba mi casa, me cuidaba a mis gatas y me cuidaba en caso de que algo sucediera.
Mangel y yo nos volvimos aun más cercanos de lo que ya eramos.
Cada tanto teniamos alguna que otra aventura pero nada en especial.
Un día, estaba aburrido y me puse a revisar su telefono. Pero lo que vi me dejó en shock.
Era un mensaje para su madre, diciendole que....
Se habia enamorado de mi y todo por mis estupidos ojos tristes.