POV Brianna
—Brianna, hija, no te estuviéramos pidiendo esto si realmente creyéramos que tenemos alguna otra alternativa.
—¿Estás seguro que no hay otra manera de salvar la empresa, papá? —digo con cierto desespero, pero él niega mientras mi madre muerde sus uñas como siempre que está tensa. Se ven realmente preocupados, pero nunca creí que tuvieran algún tipo de inconveniente, ellos suelen ser muy prevenidos ante cualquier negocio o movimiento desconocido que vayan a hacer.
—Hemos mirado todas las opciones —dice mamá—. Lo sentimos mucho, hija. Si no quieres hacerlo, está bien. No te obligaremos a hacer algo en contra de tu voluntad. Igual es sólo una manera de proteger nuestro patrimonio.
Me parte el alma verlos de esa manera. Yo no trabajo en la empresa de mis padres, pero sé que esa es mi herencia, después de todo soy su única hija.
—¿Pero, ellos por qué pusieron esa condición?
Me parece una solución muy descabellada.
—No es una condición —interviene papá—. Ellos están en una situación similar a la nuestra. Queremos fusionar ambas empresas, pero para que no haya inconvenientes de dinero ni pleitos futuros, llegamos a la conclusión de que lo mejor es unir ambas familias. Será sólo por dos años y luego serán libres. Queremos que sea una unión estable y, por tanto, duradera. Queremos un consorcio que rompa fronteras, que podamos expandirnos sin ser competencia. Reconoce que es un excelente negocio.
Entrecierro la mirada y él sonríe. Esta explicación se escucha mucho más como un pleno interés de expansión, a un negocio de salvación como única vía de superación. Mi adorable padre me guiña un ojo y sonrío, porque tiene mucha razón.
Sé perfectamente en qué consiste una fusión y no me gusta la idea de tener que unir los patrimonios y crear así una gran empresa. No voy a negar que es bastante tentadora la idea, de esta manera nos diversificaríamos geográficamente hablando y los costos bajarían considerablemente.
—¿Y con quien se supone que me tengo que casar? —pregunto resignada sentándome en el sofá del estudio de mi padre.
No puedo creer que esté considerando ceder a esta locura.
—Fred tiene dos hijos, pero te casaras con el que no tiene nada que ver con la empresa. Se llama Dante.
Mis padres se sientan cada uno a un lado mío y papá besa mi cabeza tal como lo hacía cuando era niña y quería consolarme, lo que provoca que me relaje. Como los amo.
—¿Su apellido?
—Williams.
Al llegar a mi apartamento averiguaré todo lo que pueda sobre ese sujeto. Necesito estar preparada, aunque no estoy aún del todo convencida de esta locura.
—Frederick cree que sería bueno que vayas a New York y se conozcan, luego el chico vendrá aquí y se casan —dice mi madre que se oye precavida por mi evidente molestia.
[...]
Después de esa charla con mis padres y de despedirme de ellos, salgo casi corriendo de allí. Necesito despejar mi mente y qué mejor manera que una maratón de películas con pizza y helado. Es una lástima que Camelia no esté en casa. Pero quizás pueda llamarla al llegar, sé que será imparcial en esto.
Paso a recoger a Max a su guardería y voy a mi apartamento. Amo a mi chico, es un gran y fabuloso muchacho que siempre me cuida y me protege. ¿Qué mejor cosa existe en el mundo que sentirse querido y protegido? Pues yo lo tengo en mi amado can. Max es mi cachorrito, es un Cane Corso negro de un año de edad. Lo adopté en un refugio donde lo hubieran sacrificado sólo porque no lo quisieron adoptar por ser negro, que aparentemente le da una imagen dura. Es patético que no quieran adoptar a un pobre perrito por su color. Aunque también ayuda a que su raza es potencialmente agresiva. Pero como dice el encantador de perros, "el comportamiento de nuestra mascota es reflejo de la nuestra".
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Casado Con Mi Pequeña (Sin Editar)
Chick-LitBriana Blake es una chica fría, distante y solitaria. No le gusta que las personas que no sean de su familia, se acerquen a ella. Pero por obra de sus padres debe casarse con el empresario Dante Williams, un joven entusiasta y muy guapo, quien se...