Revenge {YeHyun}

Capítulo 5

Y el día había llegado, el guardia esta vez no lo detuvo y lo saludó cortésmente, probablemente Kyuhyun le había avisado que iría.

Cuando la puerta se abrió el menor estaba sonriente y lo recibió con un beso en los labios sin importarle que alguien pudiera verlos.

-¿No vas a invitarme a pasar?- preguntó serio.

-Lo siento-

La casa era realmente bonita, tenía decoración occidental antigua con pequeños toques modernos en algunas áreas como los electrodomésticos, dejando entrever que su situación económica estaba bastante bien.

-Linda, ¿no?, mi madre se encargó de decorarla- una pequeña sonrisa se asomó mientras veía una lámpara de araña colgando del alto cielorraso y Jongwoon solo asintió sin poner atención realmente, estaba más ocupado observando el lugar. Encontró escaleras, varias puertas a la vista en la segunda planta desde su posición y una puerta que daba al jardín.

-Ahí viene abeoji- le susurró Kyuhyun haciendo que el mayor volteara casi en cámara lenta.

Le vino el recuerdo de aquella noche y dejó que su cara inexpresiva no permitiera saber cómo se sentía en ese momento.

Tenía la misma sonrisa socarrona y horrible de esa ocasión.

-Los presento- rompió el silencio –abeoji él es...-

-Soy Kim Jongwoon señor- sonrió cortésmente –es un placer conocerlo- hizo una venia.

"Pagarás por tu crimen muy pronto, solo espera" pensó dibujando una sonrisa ladina cuando se inclinó para que no lo notara.

-¿Nos hemos visto antes? Tu apellido suena...-

-¿Familiar? Me ha pasado muchas veces, Kim es un apellido bastante común en Corea señor- sonrió –estuve con al menos cinco Kims en una de mis clases de la universidad-

-Creo que tienes razón- asintió amable –pasemos al comedor, supongo que deben tener hambre-

"Maldito desgraciado, ¿quién diría que te portarías tan amable y me sonreirías de esa forma después de lo que me trataste de hacer y le hiciste a mi familia?"

Le estaba costando aparentar tranquilidad en ese momento, había esperado tantos años y ahora que lo veía de nuevo, el odio se incrementaba y se acumulaba en su persona, haciendo que sus deseos de lanzarse contra él y borrarle esa sonrisa a golpes estuviera presente y sonando insistentemente en su cabeza como una alarma contra incendios, pero no podía permitirse actuar de forma imprudente aun cuando su cuerpo luchaba contra si mismo para frenarse.

-Mi hijo me habló sobre ti- su voz despertó de sus pensamientos a Jongwoon quien levantó la mirada.

-Espero que hayan sido cosas buenas- sonrío y llevó la copa a sus labios.

El hombre rió –ahora sé por qué le agradas- respondió y el castaño sonrió complacido de que pareciera agradarle a su padre –en realidad Kyuhyun-ah no suele traer a nadie a casa, por lo que tenía curiosidad de qué tipo de persona le había hecho cambiar de opinión- el menor le desvió la mirada tomando de su copa cuando Jongwoon le miró y le sorprendió al moreno que este no negara nada, supuso que era por culpa de su padre; dudaba que ese hombre quisiera ojos entrometidos en su casa.

-Es curioso que lo diga, no parece ser ese tipo de persona- el hombre asintió con la cabeza y siguió comiendo.

Kyuhyun no parecía el tipo de persona tranquila que se recluía en casa lejos de los demás o algo similar, siendo alguien de apariencia "llamativa", tenía dinero y probablemente era popular, supuso que su casa sería un caos cuando no hubiera nadie que le pusiera un alto pero... estaba el hecho de el tipo de persona que era su padre –una variante pertinente-, tal vez tenía un lugar donde hacía ese tipo de cosas alejado de su hogar.

"¿Dónde está su madre?"

Le pareció un poco extraño que no los acompañara, si alguien le hubiera preguntado quien asistiría a esa cena estaba seguro que no habría sido el hombre frente a ellos.

Se estaba hastiando de la situación, estaba seguro que si no terminaba pronto mataría a ambas personas sin importarle nada.

Agradeció que hubiera una botella de vino en la mesa o no hubiera resistido mucho tiempo bajo esa presión y estrés constantes al solo poder estar sentado aparentando cordialidad en una estúpida cena de la que no quería formar parte, para evitar sospechas.