Capítulo 11

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Se escondió entre los arbustos que rodeaban las rejas, aprovechando el camuflaje que le daba todo aquel follaje de ramas y hojas en la parcialidad de la oscuridad. Descolgó su maleta del hombro y la dejó en el suelo, sacando las cosas que le serían de utilidad para luego dejar la maleta escondida entre las hojas secas.

Revisó el horario una vez más y guardó la pequeña hoja en el bolsillo de su pantalón, había memorizado todo pero siempre era mejor revisar nuevamente.

Cuando miró a través de la reja, pudo comprobar que había cambio de seguridad y que uno de los hombres escoltaba a la mujer de limpieza hacia la salida, por lo que optó rápidamente por subirse por la reja y arrojarse al otro lado, por el punto ciego que había encontrado antes.

Sabía que debía actuar rápido y con cautela, el dueño de la casa tenía vigilancia por todos lados y si quería entrar sin armar alboroto tenía que ser silencioso y preciso.

Se escondió detrás de una de las estatuas del jardín, dejando que su espalda descansara en ella mientras uno de los guardias pasaba, miró de reojo y luego siguió su camino.

La puerta principal estaba custodiada por un hombre y aunque dudaba que pudiera representar una amenaza, sabía que podría alarmar a los demás si intentaba atacarlo. No podía entrar por las ventanas del primer piso porque seguramente estarían cerradas, el día en que cenó con el menor pudo revisar las cosas y estas parecían siempre estar igual; las del segundo piso no eran una opción porque su presencia sería notada con mayor facilidad así que optando por lo más seguro en ese momento, sacó una pequeña grabadora y utilizó una de las grabaciones que había hecho unos días atrás mientras hacía rondas para comprobar patrones.

-Li, ¿puedes revisar la entrada? Creo que vi a alguien sospechoso...-

El hombre empezó a caminar y Jongwoon sonrió antes de acercarse y entrar a la casa.

El interior parecía ser más tranquilo, o eso creía hasta que escuchó varias voces por lo que terminó ocultándose.

-¿No han sabido del joven Cho? No ha regresado desde esta tarde...-

-Aigoo, no te preocupes tanto, después de todo es joven aún, debe haber salido con alguno de sus amigos para disfrutar el fin de semana-

-Creo que tienes razón...- el otro hombre sonrió y le dio una palmada en el hombro al asistente del señor Cho, burlándose un poco por su preocupación.

Jongwoon salió de su escondite y subió rápidamente por las escaleras, dobló en un pasillo y miró hacia atrás para revisar que nadie le hubiera visto, lo menos que quería era que alguien lo notara.

Sabía que la puerta del estudio estaría un poco más adelante y que aquel hombre siempre estaba en el lugar alrededor de esa hora.

-¡Oye tú!- el moreno se giró a su derecha y vio a un sujeto acercándose al trote hacía el.

"Maldición"

Cuando le vio tomando la radio que traía en su cadera se precipito contra el, golpeó su mano con una patada con su pierna izquierda y se giró para darle una patada con la misma por el suelo para tumbarlo de espaldas.

-Guarda silencio- le ordenó apuntándole con un arma, el hombre le miró reticente y cuando Jongwoon le vio intentar tomar algo, pisó su brazo con su pie –no estoy bromeando- sonrió de medio lado y le aplastó más fuerte hasta que le escuchó quejarse, le levantó del suelo y le pidió que le entregara lo que tuviera.

Cuando se aseguró que no tenía nada encima con lo que pudiera hacerle daño, le golpeó con la culata del arma en la cabeza noqueándole. Lo escondió en una de las habitaciones y la trabó con una silla.

No fue muy difícil que pudiera encargarse de otras personas, era bueno en pelea cuerpo a cuerpo y el arma le ayudaba cuando las cosas se complicaban.

Recargó su oreja en la madera y esperó hasta escuchar algún ruido extraño, algo que delatara que no estaba solo pero al parecer si lo estaba. Giró el picaporte lentamente para evitar hacer ruido y le vio de espaldas sentado en su silla detrás del escritorio.

-Dime...- soltó dándose la vuelta al escuchar la puerta cerrarse, pensando que era su asistente pero le sorprendió ver a otra persona ahí -¿qué estás...?-

-Por su expresión debo suponer que no esperaba verme- habló tranquilamente.

-Lo siento pero no sé cómo entraste aquí, está prohibido, además de que no se me informó que est...- le interrumpió.

-No se le informó porque nadie sabe que yo estoy aquí- dio un paso –verá, Sr. Cho creo que no me presente apropiadamente la primera vez...- decía dando un paso pensativo mientras veía sus zapatos recorrer aquella alfombra color vino con detalles en dorado –mi nombre es...- levantó la mirada y la clavó en sus ojos –Kim Yesung-

El señor Cho le vio confundido y Yesung sonrió divertido ante su expresión -¿sorprendido?-

El menor había cambiado su nombre con el tiempo para que no le encontraran pero había conservado su apellido por sus padres, como una forma de no soltar lo único que tenía de ellos.

-Tú no puedes... yo te investigué...- decía pasando una mano por su cabello, con la mirada en su escritorio.

-Sabía que lo haría, me lastima que piense que soy tan estúpido- hizo un gesto de indiferencia, para luego seguir hablando con tranquilidad y parsimonia –la verdad es que yo también le estuve investigando mucho tiempo y descubrí algo muy útil luego de todos esos años... a su hijo- sonrió y entonces el hombre le miró con los ojos muy abiertos –verá, sabía que sería muy complicado encontrarle, pero luego de descubrir ese pequeño detalle me dije "¿por qué no?", cualquier hombre sensato tomaría aquella oportunidad, ¿no lo cree?-

-¡¿Qué le hiciste?! ¡¿Dónde está?!- gritó.

-Baje la voz por favor, bueno, en realidad no importa que grite, dudo que alguno de sus guardias pueda venir a ayudarle cuando ya me encargué de interceptar a todos ellos- se encogió de hombros -¿le preocupa su hijo?- le vio tragar saliva pero no respondió –yo sé que si, por eso decidí utilizarle, ¿qué mejor que jugar con su hijo, herirle y destruir eso que ama?-

Le vio con intenciones de lanzarse sobre el pero no le importaba -¡cállate!-

-Fue muy sencillo a decir verdad...- soltó con cierta burla y le miró a los ojos, dejando que sus orbes le atravesaran -...profané su cuerpo y lo ensucié con el odio- pronunció lentamente y entonces vio al hombre salir detrás del escritorio con una expresión de rabia, tomándole por el pecho de su camiseta pero Yesung solo se rió con diversión en su cara.

-¿No piensa que es divertido? Yo pensaba que le divertía destruir personas y sus vidas- y el hombre le soltó cuando escuchó quitarse el seguro de un arma que le apuntaba a un lado de su cabeza –así está mejor- le indicó con la cabeza que se sentara en un sofá individual y empezó a caminar alrededor de él con el arma en la mano.

-Supongo que ahora sabrá que es su culpa lo que le pasó a su hijo. Admito que fue divertido verlo llorar y traerlo detrás de mí como un cachorro amaestrado haciendo lo que yo le pedía, ¿sabe que le tomé en contra de su voluntad?- sonrió y miró al hombre a los ojos, al detener su paso frente a el.

-Maldito- gruñó.

-Lo lastimé... lloró como un niño cuando lo tomé...-

-Cállate-

-No importó cuánto trató de defenderse y evitar que lo hiciera... cuanto suplicó que me detuviera, que no lo tocara-

-¡Cállate!-

-Yo seguí una y otra vez, le tomé a la fuerza hasta que me canse de él... ¿sabe que su piel es aún más blanca bajo su ropa?- sonrió sin apartar sus ojos de los de él –creo que no lo sabe, nunca lo ha visto como yo lo he hecho- sonrió divertido.

-¡Voy a matarte!-

-Ep, ep, ep- negó con la cabeza –el que tiene el arma aquí soy yo- y le hizo sentarse de nuevo -¿no le divierte, verdad?... a mi tampoco me pareció divertido cuando usted le apuntó a mi padre- apretó la mandíbula -¿cree que encontré divertido cuando le vi suplicar nos perdonara la vida?- sus ojos se aguaron –usted le mató... mi padre ni siquiera estaba en el caso, ¡era nuevo en este maldito lugar y si le conocía era porque todo policía lo hace!, ¡eso debería saberlo, siendo que tiene años con la policía detrás de usted!... pero no le importó, ¡no le importó quitarle la vida a alguien inocente!- las lágrimas empezaron a bajar, su nariz empezaba a colorearse al igual que su cara -destruyó a mi familia por un capricho, mató a mi padre, a mi madre, a mi pequeño hermano... y ustedes- sonríe con ironía -viven felizmente, mientras se llenan la boca de comida y discuten si deberían ir a París o la India de vacaciones- agregó viéndolo a la cara –tenía once años, ¡once años, maldición!- gritó con coraje, con las mejillas rojas y húmedas por las lágrimas -¡¿sabe lo difícil que fue, acaso?!-

El hombre se mantenía en silencio, buscando una salida.

-¿Sabe cuántas veces deseé que también me hubiera matado? ¿Sabe lo bajo que caí? ¿Qué tan difícil fue?... lo tanto que deseaba destruirme yo mismo- le miró –pero eso no le importa, ¡no le importa nada salvo usted!, es un monstruo...-

Le apuntó con el arma –no lo hagas...- le dijo de forma suave –tú no eres así...-

-¿Ahora sabe cómo soy?- se burló -¿acaso usted tan siquiera consideró por un segundo dejar a mi familia con vida? No lo creo-

-Eso fue un accidente...-

-¿Un accidente?- sonrió – ¿así como lo fue también matar a su esposa?- le vio sorprenderse y apretar los puños –es una lástima que su hijo se haya enterado, ¿no lo cree?- agregó de forma fría sin dejar de apuntarle con el arma.

-No me matarás, no tienes el valor- lo retó a pesar de que estaba preocupado por su primogénito, esperaba que nunca se hubiera enterado de aquello, era un secreto que había planeado llevarse a la tumba.

-Su hijo no diría lo mismo...- y aquellas palabras hicieron que aquella expresión arrogante se borrara de su cara, le vio palidecer y quedarse fuera de si por un momento.

El cargador del arma sonó y el hombre le miró expectante.

Puso el dedo en el gatillo y le miró a los ojos mientras su mano temblaba por las lágrimas –siempre deseé con todo mi ser matarlo...- le miraba con odio -pero la muerte... es una salida demasiado fácil para un cobarde como usted, se merece una vida de dolor y miseria por todo el que ya ha causado- le miró lastimado y arrojó el arma con todas sus fuerzas para luego llevarse la mano izquierda a la cara sintiendo deseos de llorar, sintiendo el odio y la desesperación entremezclarse en ese momento.

Sentía que no podía respirar bien, había tantas cosas agolpándose en su pecho en ese momento, tantas cosas en su cabeza.

No escuchó cuando la puerta se abrió, había dado un paso para acercarse al hombre frente a el que miraba el piso cuando escuchó un disparo, el pequeño sonido de una explosión; nunca lo vio venir, fue muy rápido. Su pecho se movió por el impactó y su cabeza se inclinó levemente hacia atrás, le habían dado en la espalda.

"¿Qué?"

Cayó sobre sus rodillas luego de que su cuerpo perdiera fuerza y se desequilibrara, las cosas empezaban a verse difusas, extrañas y su cuerpo no pudo sostenerse más por lo que terminó cayendo hacía enfrente sin poder usar sus brazos para amortiguar un poco la caída.

Vio el zapato de aquel hombre, la madera del piso, esa cara alfombra, pero todo como si fuera una imagen que alguien hubiera estado borrando al haberse equivocado, al estar con la cara pegada en la tela color vino.

Trató de moverse, pero su cuerpo no terminaba por acatar las órdenes y las cosas solo empezaron a desaparecer poco a poco, haciendo que los colores se mezclaran y solo fueran pinceladas en el vacío mientras sus párpados luchaban por mantenerse abiertos, una lucha que no podría ganar ese día...




"Si la luz que brillaba en mis ojos como aquellas estrellas en el cielo, se apaga como la de ellas al morir, ¿alguien recordaría que algún día en el pasado brillaron?..."

"Tiempo, ¿puedes borrar las heridas de las personas?... entonces, ¿podrías borrar aquellas heridas mucho más rápido a como hiciste con las mías?, las mías han sido abiertas tantas veces que ahora hay una marca permanente en su lugar... no dejes que se abran nuevamente, por favor..."


Revenge {YeHyun}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora