Seguimos el curso de un río. Las aguas turbulentas por
las últimas lluvias saltan entre las rocas. La naturaleza llora
humedad. Escucho el rumor de las aves marinas y tras una
vuelta del camino se abre el mar inmenso, azul oscuro, inabarcable.
El dios de las aguas me saluda con un rugido. En
el océano, lleno de brumas, desemboca el caudal tumultuoso
de un río. La comitiva se va acercando a la costa y se detiene
en el acantilado. Los hombres se alegran cuando divisan
a lo lejos, rodeada por un despeñadero, la silueta de
Albión. La costa es rocosa, con peñascos de color azabache
que se zambullen en el mar, con playas de arena blanca que
se extienden por delante del negro acantilado; desde allí, los
pies de un inmenso gigante de piedra se sumergen en el mar.
Ante la luz que lo inunda todo, fuera del bosque umbrío,
siento que voy a entrar en trance, intuyo que ya he estado aquí,
siglos atrás, mucho antes de que Albión existiese. Comienzo a
ver la luz blanca que me traerá a Enol en una visión. Miro a lo
lejos, al mar, respiro hondo y la serenidad vuelve a mí.
Despacio, al doblar el estrecho sendero que discurre a lo
largo de la costa, la algarabía de las gaviotas y los cormoranes
nos rodea. La silueta de Albión se oculta, pero adivino
cada vez más cerca el castro, la ciudadela en el delta del río.
Seguimos nuestro camino y, más adelante, desde la altura del
acantilado comienzo a divisar algunas casas redondeadas, o
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cuadradas. En el centro, una edificación más elevada, con altos
muros de piedra. Es la antigua fortaleza de los príncipes
de Albión, ahora morada de Lubbo. Alrededor de ella, las
casas, mucho más grandes que las del castro de Arán, se distribuyen
desordenadamente. En el lado opuesto al acantilado
hay una construcción extraña, cuadrada y rodeada de un
antemuro bajo que no puedo identificar; quizá sea el templo
del que tanto se habló en Arán, días atrás, el templo que
Lubbo edificó a un dios cruel. Todo el poblado se rodea de
varios fosos llenos de agua del río. Un humo blanco sale de las
casas y el viento describe curvas irregulares con las humaredas
que salen de los hogares.
El gran castro sobre el Eo está rodeado por una fuerte
muralla, y es romboidal. En la parte oeste, la muralla está separada
por un foso natural del acantilado, una lengüeta de
mar cuando la marea está alta, y una línea de arena cuando
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LA REINA SIN NOMBRE
RomanceHija de reyes, madre de reyes y un nombre olvidado en la historia,asi se describe ala protagonista de esta novela, un personaje de origen desconocido.acogida por los albiones pueblo celtico .