❤Capitulo 28

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Me desperté al sentir una lluvia de besos sobre mi rostro. Iban desde mi frente hasta mis labios. Y caían con especial énfasis allí.
-Mmm... que rico sabe esto que me estás dando -dije con voz ronca.
-Es amor-dijo ella -Arriba dormilón.
- ¿Qué hora es? -pregunté mientras estiraba mis brazos para agarrar a Lucy. Ya que aún no había abierto mis ojos. Ella tomó una de mis manos con la suya, y la acarició.
-Las 11 de la mañana -respondió y besó mi palma.
- ¿Por qué me estas despertando a esta hora? -reproché.
Ella volvió a besar mi rostro hasta mi boca. Abrí los ojos y la miré. Es la imagen más hermosa que vi en mi vida. Lentamente me incorporé para sentarme. Me apoyé contra el respaldo de la cama y la miré de arriba a abajo.
- ¿Qué? -dijo ella.
- ¿Tienes puesta una camisa mía? -pregunté.
Ella sonrió coqueta y se puso de pie. Sólo llevaba puesta una de mis camisas abrochada hasta la mitad de su pecho. Totalmente provocadora y descarada.
-Sí, es tuya -confirmó -Me desperté hace una hora y no tenía ganas de ponerme mi ropa. Comencé a revisar la tuya, y esta es la camisa que tenías puesta el día de la fiesta que nos encontramos.
-Ven aquí -dije y la tomé del brazo. Riéndose tontamente se acercó más y la acomodé entre mis brazos - ¿Por qué no me dejaste besarte esa noche? Dios sabe lo mucho que quería hacerlo... estabas tan irresistible.
-Te detestaba -aseguró -Me caías mal. En especial con tu aire de galán matador. Pero eras demasiado pegado a ti.
- ¿Qué fue lo que te llevó a no odiarme? -pregunté.
-No sé si la palabra correcta es odio. Pero me chocabas en algunos momentos. En otros la pasaba bien contigo. Y a veces simplemente me sacabas de mis casillas. Pero no pude evitarlo. De apoco te metiste en mí y ahora te amo... así egocéntrico y todo.
- ¿Cuánto me amas?
-Mucho, mucho -susurró y levantó su cabeza para besarme cortamente.
- ¿Hilda no ha llegado? -le pregunté.
-Llamo hace un rato. Se sorprendió de que yo la haya atendido y le conté que somos novios.
- ¿Qué dijo? -dije divertido al imaginarme la expresión de mi nana.
-Que era un milagro de dios y que eso había que festejarlo -me contó soltando una leve risa.
-Já, ya la imagino.
-Y dijo que hoy no vendrá porque otra vez su perro se tragó una moneda.
-Ese perro es taaaan tonto -aseguré y la acomodé mejor entre mis brazos.
-Pero le dije que la quiero ver y le prometí que mañana en la tarde vendría a visitarla.
- ¿Y quién te dijo a ti que esta noche estarías lejos de mí? -le pregunté.
-Oh, ¿Acaso no piensas dejarme un rato? -preguntó.
-Por nada del mundo -dije con una gran sonrisa. La besé.
- ¿Sabes que tengo ganas de hacer? -dijo.
-No, ¿Qué? -pregunté.
-Quiero bañarme - fruncí el ceño.
-Bueno, ahí tengo un par de toallas limpias, mi amor. Puedes bañarte -dije.
Ella sonrió y luego mordió su labio inferior.
-Sí, pero quiero bañarme contigo -susurró.
La miré fijo por unos cuantos segundos sin decir nada. Con un movimiento del que ni yo mismo fui consciente me puse de pie con ella entre mis brazos. Soltó un grito divertido y se echó a reír.
-Lo que me acabas de decir, es cierto ¿verdad? -pregunté.
-Ajá -asintió divertida
-Como me pones, por Dios -dije y salí del cuarto para entrar al baño. Ella reía y pataleaba. La puerta se cerró detrás de nosotros -Acabas de cometer un gran error al permitirme esto, cariño.
- ¿Por qué? -Preguntó, mientras arqueaba una ceja y comenzaba a desabrochar los botones de su camisa -Yo no le veo nada de malo a bañarme con mi novio. ¿Tú sí?
-El problema no es el baño... sino lo que va a pasar en el -le dije y miré el movimiento que hacían sus dedos al desabrochar los botones. Su simpática risa llegó a mis oídos, para hacerme reaccionar y mirarla a la cara.
-Será solo un simple baño, Dragneel-aseguró.
Lucy salió primera del baño, soltando unas cuantas malas palabras.
- ¡Natsu, voy a matarte! -La escuché quejarse desde el cuarto - ¡Ahora dime cómo voy a hacer para tapar estas marcas que me dejaste en el cuello!
- ¡Es tu problema, amor! -Le grité mientras terminaba de enjuagarme la cabeza - ¡Tú dime cómo voy a hacer para quitarme las marcas de tus uñas!
- ¡Pero eso no está visible, tonto! -Chilló - ¡Lo tapas con la remera y listo! ¡Yo tengo un chupón gigante en el cuello y encima del pecho! ¿Qué le voy a decir a mi madre cuando pregunte de que son?
- ¡Ella va a saber entender mi amor, deja de quejarte! -le pedí y apagué la ducha.
Tomé la toalla y me sequé el cabello para luego envolver mi cintura con ella. Salí del baño y entré a la habitación. Lucy ya casi se había terminado de cambiar.
-Eres una bestia -me dijo sin mirarme.
Sonreí y me acerqué a ella para abrazarla por la espalda. Quiso alejarse pero no la dejé.
-Te dije que no sería un simple baño -le susurré al oído -Pero no vas a decirme que no te encantó -giró para mirarme de frente. Mordió su labio y se puso en puntas de pie para rozar los míos.
-Sí, me encantó -musitó y se alejó antes de que yo la besara.
Riéndose salió de la habitación y me dejó con las ganas de otro beso. Me cambie lo más rápido que pude y salí en busca de ella. La busqué y cuando la divisé me acerqué rápidamente para besarla. Ella rió sobre mi boca, llenándome de alegría. El timbre de casa sonó. Me alejé despacio de los labios de Lucy y miré hacia la puerta.
- ¿Quién será? -pregunté.
- ¿Esperabas a alguien? -dijo Lucy alejándose.
-No, para nada -aseguré y me acerqué a la puerta. Girando la manija abrí la puerta y me quedé quieto mirándolo. Él miró sobre mi hombro a Lucy. Una sonrisa se dibujó en él.
-Buen día hijo, espero no haber interrumpido nada.

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