LA NIÑA:

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Los ojos habían llegado después de que su madre se fue. Ella, la niña, temblaba tanto que su padre no tardó en darse cuenta.
Pero el daño, o el bien...dependiendo de la perspectiva de dos, ya estaba hecho.
Aquella niña que por meses había sufrido la persecución de ojos pútridos, mujeres de cabellera humeante y de hombres de piel extravagante y de gran cornamenta se había convertido en otro ser. Un ser oculto. Un ser raro y mezquino, triste si es que se le veía con compasión o asquerosa como la tildaría cualquiera.

Pronto, de uno en uno todos sus parientes fueron muriendo. Todos, ni siquiera quedo viva una tía-abuela que la acogiera. La niña fue enviada al Orfanato Lorraine Tucher a las a fueras de la ciudad pero esto no fue bueno para nadie.
La niña fue mal recibida por su falto carácter alegre y optimista que las demás niñas de su edad poseían. Fue insultada y golpeada y avergonzada por la falta de preocupación e interés que demostraban los adultos para con la situación.
Una mañana, después de tres meses ya de la muerte de sus parientes, la pequeña de nueve años se encontraba sentada en el borde de una jardinera llena de azucenas y rosas espinosas, lejos de sentirse de alguna manera inspirada la niña se alejó asqueada de las flores. Al entrar al salón, donde recibían las clases las niñas de su edad. La señora Iwona, una mujer amarilla y gorda, le pidió que llamara a Martha, una de sus compañeras.
-Martha.- Dijo la niña con un siseo, que más bien parecía un gemido que la voz de una niña.
-¿Qué?-Dijo esta que estaba jugando voleyball en el patio, su cara se expandía en una expresión de desagrado cuando veía a la otra niña.- ¿Qué quieres aquí, rara?
-La señora Iwona te llama.- Dijo entonces la chica, con la cabeza gacha y las manos apretadas en un moño uniforme.
-Lárgate de aquí apestosa rata.- Dijo entonces Martha con la cara llena de malicia y humor.- Lárgate antes de que me den nauseas.
-¡Si, rata apestosa!-Dijo Howard, un chico de quince rubio y de ojos crema.- ¡Apestosa rata!
-¡Apestosa rata!- Corearon los demás niños, cerca de diez. Todos se reían y apuntaba a la pobre niña que se retorcía temerosa como un bulto sucio y abollado.
Entonces ella los vio, solo ella. Los ojos estaban allí, parpadeando mientras sangre chorreaba de sus pupilas enormes...
Se cogió el estómago con una mano y la boca con la otra, su cara estaba deformada por el susto. Trató de correr hacia los salones pero los niños se lo impedían, creían que ocurriría una pelea en cualquier momento.
Y era cierto porque Martha dejó el balón en el suelo y se acercaba al bulto con los puños bien apretados. La mandíbula también apretada con una sonrisa enorme en los labios.
Entonces las mujeres, aquellas mujeres que llegaban en la noche y la rodeaban siempre aparecieron alrededor de los niños y abrieron sus bocas en una grande o.
Entonces todos cayeron al suelo protegiéndose los oídos. El cabello humeante de las mujeres se fue expandiendo a medida que su grito se iba alargando. Todo era un caos, al rededor las ventanas se rompían y los salones se derrumbaban sobre las profesoras y el resto de los huérfanos.
La pequeña niña presa del terror intentó correr pero los hombres de piel roja y de cuernos negros estaban allí, con sus largos bastones y dos espadas en las manos. Intentó gritar pero no pudo, una baba verde salía de ella como si ella fuera un grifo. Entonces de su pecho salió una mano, y en esa mano estaba una llama. Una llama de brillo ausente y de resplandor violeta que fue creciendo hasta que la niña no pudo más y se desató el infierno.

La niña y su Destino (Ghost-it Vol.2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora