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-Qué asco.- Dice la chica, mientras me ayuda a levantarme.- las apariciones me dan tanto asco
-¿Apariciones?-
-Sí, ¿estas sordo?-Dice ella, pone los ojos en blanco.- A decir verdad ¿Por qué esa aparición se parecía a Joan?
-No sé yo ni siquiera sabía que las apariciones existían.-
-Joan ¿Joan está muerta?- Pregunta, frunce el ceño.
-Eh-
-Sí, está muerta.- Se respondió sola.- Bueno que yo sepa las apariciones no pueden transformarse en una forma que aún tiene vida.
-Eh-
-¿Eh? ¿Que acaso no dejas de balbucear?-Dice ella, molesta.- Como sea, cuando y quien.
-En las vacaciones de julio-Digo, me callo. No puedo decir nada más.
-¿Y?-Frunce el ceño.- Como sea, de donde vengo ella no murió que raro.
-¿Y eso que significa?-Dije yo, molesto.- ¿De dónde vienes?
-De aquí pero en otro lugar.- Dijo ella. Se giró hacia el biombo, en el suelo yacía una masa uniforme de brazos y piernas.- ¿Y por qué estos están dormidos?
-N-No sé.- Dije yo.
La chica retrocedió unos pasos, algo atrás de unos árboles se movió. De allí salió un hombre negro de unos treinta años
-Destino.- Dijo el hombre, inclinó la cabeza.
-Powell.- Dijo ella, corrió hacia él. Pero cuando llegó junto a él donde había un hombre ahora se encontraba un perro que se paraba en sus dos patas traseras.- ¿Cómo llegaste aquí?

Powell meneó la larga cola con alegría, algo se arrastraba detrás de él pero no pude ver qué.
-Supongo que fue Pesadilla la quien-
Dijo ella pero de pronto se detuvo, se dirigió hacia mí sin hacer ruido y nos ocultó detrás de unos árboles. Powell ya no estaba.
-¿Qué pasa?- Pregunté.- ¿Qué era esa cosa y por qué todos están dormidos?
-Shhh.- Me silenció, miró por todas partes pero no encontró nada.-Es ella, lo siento
-¿Quién?-Dije yo, confundido.- ¿La niña loca de la otra vez?
-¿Qué? ¡No!-Dijo ella.- Es ella, Yokoestá aquí
-¿Quién es Yoko?-
-¿Cómo que quien es Yoko?- Dijo ella, se giró hacia mí. Molesta.- Ah debo recordar que he retrocedido unos años aquí
-¿Retrocedido?-
-¿Acaso estas sordo?-Dijo ella.- ¿O tienes que repetir lo que digo siempre?
No dije nada, me encogí de hombros.
-Bueno Yoko es una entidad reciente. Fue muy raro ya que desde hace un siglo que ya no se crean nuevas bestias y entidades.- Decía ella, fruncía el ceño muy exageradamente.- Siempre trata de volverse física, y ya lo ha hecho, pero yo la detengo creí que ya se había disipado pero la huelo aquí. Apesta a zorro como no tienes idea.
-No entiendo que carajos es esto.- Me alejé unos pasos.- Llegas tuy esa niña fea y de pronto sale ese perro raro y ahora una tal Yoko. Y Joan ¿Qué broma es esta?
-El otro Terrance era más rápido.- Dijo ella, la sangre se me iba a la cabeza
-¡Soy el único Terrance!-
-Nop.- Dijo ella, iba a decir algo mas pero detrás de la mansión, o sea en la portada que estaba al otro lado, se vislumbró una figura y luego un gran aro de fuego en el cielo.-Es ella.
-Como sea.- Dije yo.- Voy por mis amigos y tú has lo que quieras.
-Bien.- Dijo, su piel se tornó negra y desapareció por entre los árboles.
Traté de despertar a Jeremy pero estaba realmente dormido así que supuse que Don y Ben deberían de haber estado igual, no fui por ellos.
Cuando menos me lo pensaba ya estaba yo agachado al costado del biombo, entre una maraña de cables, para poder que pasaba.
Mi cuello ardía y mis pies me dolían, la nieve me enfriaba los pies a muerte estaba molesto, esa chica me confundía y en verdad no sabía lo que pasaba.
Una voz amarga rió por entre los matorrales.
-¿Es verdad eso?- Dijo otra voz, esta era pituda.- Si esa señora se hace con el poder físico quizás y nos lo otorgue a nosotros también
-Sí, si.- Dijo la otra voz.- Está en la mansión vamos a presentarnos.
El sonido de pequeños pasos corriendo en la nieve
-¡Hola!-Era la voz de la chica.- Soy Destino, del departamento de Bestias Fuera de Control. ¿Quisiera, usted, por favor identificar su raza?. Me haría más fácil el trabajo.
La sombra, que estaba en el techo de la mansión, pareció confundida. Se inclinó dos veces para poder ver bien a la chica. Entonces se escuchó un gran ¡SLAMP! La nieve se empezó a derretir, me tapé los ojos. La luz me cegaba, era la luz del gran aro de fuego que ahora estaba en el primer piso.
-Soy yo, niña.- Dijo esa mujer. Era como un zorro o un mapache muy flaco. Tenía una cola naranja, con rayas blancas, colgando detrás de ella. Sus orejas eran de zorro, también, y no estaban a los costados de la cabeza sino arriba. Tenía garras, colmillos y unos enormes ojos amarillos
-Sigues igual de fea.- Dijo Destino.- ¿Qué haces aquí?
-Cosas-Dijo Yoko, le guiñó un ojo.- No es importante.
-Oh genial. ¿Y para qué el ritual?-
-No veo ningún ritual, ¿y tú?- Gruñó la mujer.- ¿Uno ya no puede crear aros de fuego en paz?
-No seas cara dura, zorra.- Destino pareció molesta.- ¿Qué quieres aquí?
-Bueno ¿Te parece si nos vamos a un lugar más urbano?- Dijo Yoko, le sonrió.- Tu también puedes venir, Terrance. Es genial él está aquí, pensé que nunca más lo volvería a ver.
Destino se volteó, me buscó con la mirada. Salí de detrás del biombo.
-¿Qué cosa eres tú?-Pregunté.- Me revuelves el estómago
-Que caballeroso, chico.- Dijo ella.- Soy una entidad o yokai nací del horror que ustedes los humanos se causan entre ustedes, pero de eso hablaremos en otro momento.
Entonces el suelo brilló, y de pronto nos hallábamos en una avenida. Como era de madrugada no había nadie por la calle
-¿Buscas a la niña, no?- Preguntó Destino, su cuello estaba rojo
Yoko tenía una sonrisa enorme, con una mano se tapaba los colmillos. Sus orejas naranjas se movían de un lado a otro, parecían alerta.
-Querida, querida creo que gané.- Dijo entonces, chasqueó los dedos y una enorme lanza apareció en su mano. Yoko la levantó en el aire, a modo de burla. Neveen temblaba de la ira.
-¿Qué tramas, zorrita?-Dijo ella, molesta.- No me uses para ganarte tiempo.
-Que inteligente, Neveen.- Dijo ella.- Demasiado tarde, belleza.
Nos guiñó un ojo, y se esfumó la muy zorra.
-¿Y ahora qué?-Pregunté.
-Lo de siempre en mi puta vida.- Dijo ella, una luz naranja se elevó por toda la avenida. Gruñidos y gemidos se hicieron oír desde todas partes, yo ya temblaba.-Tratar de no ser devorada.
Iba a decir algo pero entonces un rugido, que vino con un aliento apestoso, me golpeó la cara. Neveen me jaló con una mano justo a tiempo, la cosa horrorosa mordió el aire en vez de a mí.

 Neveen me jaló con una mano justo a tiempo, la cosa horrorosa mordió el aire en vez de a mí

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-Brujas Manananggal.- Dijo ella, su espalda chispeó tristemente.- En la esquina hay una tienda de abarrotes, trae ajo.
-¿Por qué?- Pregunté, creo que mi cara estaba deforme por el susto. Había como veinte de esas cosas.
Eran señoras deformes, tenían la piel curtida y llena de escamas que no dejaban de sangrar. Sus largas uñas filudas cortaban su vestido mugriento. Pero lo que más llamaba la atención eran sus horrorosas alas de murciélago que empezaron a desplegar.
-Solo hazlo.- Dijo Neveen, se despegó de la pared que habíamos usado como escondite. Gruño despacio y entonces algo se abrió detrás de ella.
-¿Qué demonios?-
-¡Ay, Terrance solo trae el maldito ajo!- Gritó, unos dos pares de alas revolotearon en la oscuridad y Neveen salía disparada.
Confundido me dirigí hacia la tienda, había fuego en la calle. Los autos aparcados tenían las lunas rotas. Brazos y piernas desmembrados estaban en. Cerré los ojos tratando de imaginar que esto era solo una pesadilla. Algo me golpeó en la cara. Entonces creo que me desmayé.

La niña y su Destino (Ghost-it Vol.2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora