Capítulo 5

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4 hrs y media después...

Anastasia.

Llego y estoy afuera de la empresa, el papá de José me dijo que vendría por mí en media hora.
Observo unos segundos la empresa y hasta mi yo interior se queda boquiabierta por lo grande que es.

Entro y espero a que abra el elevador, cuando abre entro y veo los botones y recuerdo no sé de donde pero recuerdo que es el último piso así que doy en el piso 20, WOW es tan grande esta empresa,  mientras subía iba checando las hojas y son varias preguntas, porque no me tome la molestia de verlas antes, ahora nerviosa miro el elevador arriba a un lado y al otro no se porque estoy así, tan solo es un señor muy importante al que le tengo que preguntar lo que puso el director y ya. Se abren las puertas y me dirijo a recepción.

—Señorita Martinez ¿gusta dejar su abrigo?. Me pregunta una de las secretarias amablemente, pero ¿como sabe que soy yo si acabo de llegar?.

—Ohh si. Le respondo y me quito el abrigo azul torpemente, y me quedo con mi suéter.

Luego llega otra secretaria, vaya todas son rubias. Y todas están vestidas elegantemente, en verdad elegí mal mi vestuario.

—Por aquí señorita Martinez, ya la están esperando. Me dice y me señala una puerta.

El sitio de recepción y sala de espera son muy elegantes, las paredes son blancas una que otra cosa color plata.

Me preparo para tocar la puerta.

—No hace falta que toque. Me dice la secretaria.

Cuando abro la puerta, no se como pero salieron volando mi cuaderno, mi lápiz y las hojas de preguntas en seguida me inclino para recojerlas, y luego escucho como a paso largo y rápido se acerca el señor Hernandez, muero de vergüenza subir la mirada. Cuando la alzo oh por Dios es muy muy joven, se ve casi de mi edad pero un joven de mi edad no podría estar trabajando en una empresa, y menos en una importante.

—Buenas tardes señorita Martinez, le ayudo. Me dice esta persona con amabilidad y me mira con esos hermosos ojos grises.

Me quedo boquiabierta este hombre es muy guapo. Trae un traje gris, camisa blanca y una corbata negra, su cabello es castaño y lo trae alborotado, sus ojos grises son brillantes, el muy lindo.

—Oh... Sí... Graciias...

Se inclina y empieza a juntar las hojas.

—Listo. Me dice mirándome a los ojos. —¿Acaso en su escuela le enseñaron de periodismo?.

—No... Solo que... Mi, mi maestra nos dejo un trabajo y... El mio fue uno de los mejores. Rayos porque titubeo tanto.

—Bueno, ya le dije que solo tiene 10 minutos. Su tono después de amable paso a serio.

Se da la vuelta y se dirige a su escritorio, esta oficina es muy grande, es lo triple si es que más de mi cuarto, las paredes de lado de la puerta son color blanco y lo demás son de cristal y se puede admirar toda la ciudad desde esta altura.
Me indica con la mirada que me siente en una de las sillas que están en frente de su escritorio, él toma asiento en su gran silla de color negro, en la que yo estoy sentada es de color blanco. Mientras torpemente empiezo a encender la grabadora.

El me mira divertido, y yo sigo con mi torpeza, después de todo ya la encendí. ¡¿como no se me ocurrió preguntarle si quiere que lo grabe?!. Nerviosa alzo la mirada y veo que no deja de mirarme.

—Disculpe, ¿si va a querer que lo grabe?. Le pregunto en modo de susurro.

Él tira una sonrisa pequeña mirando a otro lado y después me mira.

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⏰ Última actualización: Jun 11, 2016 ⏰

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