La última semana del trimestre estaba llegando a su fin. Mis nervios se habían tranquilizado poco a poco con el paso de los días. Y hablar con Miriam después de la conversación que tuvimos el día que la gente descubrió nuestro secreto fue mucho mas fácil. Yo no sabia que me iba a responder, pero sabía que hasta que no terminara aquel periodo de exámenes no sabría nada, así que no valía la pena angustiarse.
Lo que ocurre es que en las últimas semanas mi relación con Miriam había vuelto a ser más o menos como al principio y yo no sabia que pensar acerca de cual iba a ser su respuesta o si quizás ni siquiera se atrevería a dármela. Tuve paciencia y decidí ser, aunque fuera durante un breve periodo de tiempo, simplemente su hermano mayor.
El jueves me encontré con Miriam en la puerta del instituto, la salude muy contento de verla. Gracias en cierto modo, a que habíamos sido descubiertos, ya no había ningún temor a que nos vieran hablar juntos o tuviéramos algún gesto de cariño, aunque yo al tocarla o abrazarla no estuviera pensando precisamente en mi hermana…que le vamos a hacer la carne es débil.
-¡Fran! Me voy a comer fuera, no se si estaré en casa para las cinco.
-Avísame de donde estas y puedo ir a recogerte.
-No quiero molestar.
-No te preocupes yo también voy a salir así que me pilla de paso.
-¿Con quien?
Esa pregunta me dejo un poco anonadado levante una ceja sin comprender, no parecía únicamente curiosidad.
-Con Elías y algunas amigas suyas, creo que son profesoras de aquí.
- ¿A si?
Estudie detenidamente su rostro y no me pude creer lo que encontré, se había molestado ¿pero por qué? ¿No estaría celosa? Intente aprovechar al máximo la situación, necesitaba saber si mi presentimiento era el correcto
-Si según él, tengo que empezar a relacionarme con gente de mi edad…
Dije aquello fingiendo que no me daba cuenta de su reacción, se molesto aun más que antes pero trato de disimularlo, aunque no muy bien, yo también intente disimular que lo había dicho sin darme cuenta.
-Yo quería decir que…
-Eso esta genial créeme. Si te sigues relacionando con gente de mi edad comenzaras a tenernos manía. Bueno hasta luego.
Se fue dando pequeños y ridículos saltitos por el pasillo como si fuera la persona más niña y feliz del mundo. Un escalofrió me recorrió, me encantaba que fuera así, y más aun me encantaba el hecho de que estuviera celosa. Había sido una extrañísima y gratificante sensación, si se ponía así por una comida era por que le importaba, y eso era realmente bueno. Estuve sonriente lo que quedo de mañana y mientras que me iba con Elías a un restaurante de la zona seguí sonriendo sin parar.
-Sospecho que no estas así de feliz por la comida que vamos a hacer.
Dijo Elías sin mirarme, yo sonreí un poco más.
-Claro que no, ¡esta comida me importa muy poco!
- ¿Serviría de algo que te pidiera que fueras amable?
- No.
Y no lo fui. Era el riesgo que corría Elías cuando me llevaba obligado a los sitios.
Las cuatro profesoras del colegio pertenecían a un área del edificio totalmente distinta a la mía, las había visto un par de veces por los pasillos pero jamás me había llamado la atención, bonitas de cara poco mas, sus sonrisas me parecieron prefabricadas , sus palabras más que pensadas para agradar y sus gestos acartonados. Para que engañarme, eran exactamente todo lo contrario de Miriam, adultas. El problema es que yo siempre me había sentido bien con adultos, bueno todo lo bien que podía estar alguien como yo, pero ahora no me sentía tan adulto como ellos. Y la verdad es que solo tenía veintiseis años, era normal que no me sintiera adulto. Pero por que ahora, porque en estos momentos me estaba dando cuanta de estas cosas, ¿por qué Miriam me había cambiado tanto?
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Bella Sombra
RomanceMiriam siempre se había considerado una chica corriente, hasta que su madre muere y su vida acaba manga por hombro, entre la tristeza por su perdida, la aparición de un extraño profesor que parece dispuesto a amargarle la vida, y de un hombre que di...