Cuando Fran se marcho ya no me quedaba nada que hacer, me arrastre como pude hasta mi habitación y me quede sentada en el suelo sobre la alfombra que un día, hacia ya mucho tiempo habíamos comprado juntos. Lloraba sin poder parar y tampoco es que quisiera hacerlo. Fue entonces cuando tome la decisión de escribir esta historia creyendo que así podría quitarme el peso del dolor, analizar los errores cometido y esperar a no caer en ello de nuevo
Nunca sabré realmente de donde nace el deseo, la necesidad de escribir. Para mí, y en esta situación, creo que no tiene otro origen que el miedo. Normalmente, cuando una persona es feliz, no suele necesitar un papel y unas líneas para desahogarse… supongo que eres tan feliz que ni siquiera tienes tiempo para malgastarlo en dicha banalidad. Lo malo de tener miedo, es que no es constante…más bien es exponencial. Cuando no te ha pasado jamás nada malo, no sabes lo que es el dolor, la angustia y el pánico, cuando te han ocurrido cosas horribles, vives asustada de que te vuelvan a suceder, porque sabes realmente lo mal que lo pasas y yo sabía que lo iba a pasar de pena.
Como iba diciendo todo lo que he vivido en esta vida me ha dado terror a ser olvidada, destruida por el tiempo, que como es natural no se ha detenido a esperarme. Son los miedos los que nos empujan a actuar, ahora lo entiendo, aunque lamento profundamente que haya tenido que ser en este momento. No te das cuenta de las cosas realmente importantes hasta que no es demasiado tarde. Toda la historia empezó con miedo, dolor y sobre todo con mi soledad y me temía que la historia iba a acabar de la misma manera. Me hubiera gustado aprender algo de todo este tiempo, pero creo no conseguía sacar nada en claro. Sentada en el suelo de mi habitación sin saber que pensar ni decir, me daba cuenta de que nada de lo que había soñado se estaba cumpliendo, y que por si fuera poco se habían roto las pocas posibilidades que tenia para obtener por fin algo bueno de mi vida. Toda la supuesta madurez y la fuerza adquirida se habían desvanecido y en este instante volvía a encontrarme en el mismo punto de antaño, sola y dolida. Solo podía hacer una cosa, seguir llorando y escribiendo desde el mismo momento en que murió mi madre hasta ahora. Se hizo de noche y entonces mis tíos entraron en mi cuarto, yo no paraba de sollozar y apretar con fuerza el bolígrafo escribiendo palabras con y sin sentido. Cuando vieron las condiciones en las que me encontraba no trataron de detenerme se sentaron a mi lado simplemente, hasta que supongo que el cansancio me venció y me quede dormida sobre la alfombra. A la mañana siguiente me desperté tumbada en mi cama con los ojos cansados, un regusto amargo y la boca seca de tanto llorar.
Salí de la habitación y me dirigí a la cocina, Pedro ya se había marchado pero Nadia estaba sentada en la mesa de la cocina desayunando en ese mismo momento.
-Buenos días.
-Buenos días – le respondí aunque era consciente de la estupidez que había dicho, pues nada tenia de buenos, me senté enfrente de ella y fue entonces cuando me percate de los dos sobres.
-No quiero.
-Lo sé, pero me da igual.
-¿Qué?
-Vamos a hablar seriamente, a mi esto no me pareció bien desde el principio, se que la mentira nunca es buena.
-¡Que! ¿Vosotros también lo sabíais?
- ¡Pues claro que! ¿Qué te creías?
-¡¿Y DEJATEIS QUE ME MINTIERAN?!
-Tú misma me convenciste de que era lo correcto con ese rollo sobre “no sobra nunca nadie que te quiera”
En ese momento me sentí muy tonta al recordar una a una mis palabras pronunciadas hacia menos de un año.
-Fueron muy claras tus palabras y tras analizarlas comprendía que tenias razón por eso lo acepte, nunca hubiera permitido que estuvieras cerca de gente que te pudiera hacer daño.
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Bella Sombra
RomanceMiriam siempre se había considerado una chica corriente, hasta que su madre muere y su vida acaba manga por hombro, entre la tristeza por su perdida, la aparición de un extraño profesor que parece dispuesto a amargarle la vida, y de un hombre que di...