Capitulo 7: "Rosas"

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-No pienso ponerme un pantalón y una blusa Zoro. -dije observando la ropa.

-¿Porqué no? -dijo confundido.

-¡Porque...! -me callé porque se que no llegaría a nada. -Olvidalo, los hombres no entienden.

Chasqueó la lengua, supuse que se había hartado, y no encontraba ropa así que suspiré.

-Bien, no encuentro nada. Vayamonos, encontrémonos con Luffy y los demás. -reí saliendo de la tienda.

Salimos de la tienda, el sol radiaba perfectamente alcé los brazos y entonces sentí que me abrazaron rápidamente.

-Mia-chan. -sonreí. -¿Donde están Luffy y los demás, nena?

-Luffy y Rei-san están hablando con casi todos en el pueblo. -dijo alegre.

-Estoy empezando a shippear a estos dos. -reí y le tomé la mano. -Zoro, vamos a... -deje la palabra en el aire al ver un vestido blanco, con encaje morado y piedras alrededor de la cintura.

-¿Te gusta? -dijo Zoro arqueando una ceja. -Compralo.

-Ehh... Es solo que... Ya lo había visto antes...

-¿Ah si?- puso sus manos en los bolsillos de su short.

-¿Sabes algo? Lo voy a comprar. Cuida a Mia. -fui a la tienda a medírmelo, supongo que me quedaba bien.

-Wow. -dijo una voz detrás mía.

Al voltear observé al cocinero, pero no me miraba a mí, estaba viendo unos aretes.

-¿Son para una señorita, señor? -dijo el dependiente.

-Sí, combinan con sus ojos. -No pude ver bien los aretes, pero se veían caros. - ¡Me los llevo!

El dependiente sonrió y se los puso en una bolsa plateada.

-Hasta luego señor.

Salió de la tienda el rubio oji-azul. Suspiré y salí con mi ropa normal, iba a llevarme el vestido.

-Son 9,000 berries, señorita.

Me quedé boquiabierta pero gracias a Oda, Nami me dio dinero, le pagué al señor y éste me dio el vestido en una bolsa dorada. Al salir de la tienda noté que Zoro y Mia no estaban.

Esos tontos.

7:50 [ Isla ] |Apunto de celebrarse el baile|

-¡Rápido Nami- san! -apuró Reiko. -¡Los chicos ya están ahí!

-¿Los chicos ó Luffy? - Nami dio una sonrisa pícara haciendo que Reiko se sonrojara.

Nami esbozó una sonrisa y dirigió su mirada hasta la habitación.

-A propósito, Akane ¿No te has vestido?- volvió a verme.

-Tengo nervios, y mi panza se siente que da muchas vueltas. -puse mi mano en mi estómago.

-Son nervios, chosha-san. -Robin me tomo de la barbilla levantando mi cabeza. -¿Será por cierto rubio?

-No lo creo. -dije algo nostálgica, voltee los ojos esquivando la mirada de Robin. -Por cierto, ya deberían irse.

Robin apartó su mano y suspiró, asintió y acomodó su cabello.

-Vaya, pero no seas tan aburrida Akane. -dijo Mia apretando los puños y con un sonrojo notable.

-Lo siento, Mia pero ahora no me siento muy bien. -dije sonriendo de lado. Observé a Reiko cruzada de brazos, llevaba un vestido celeste pastel hasta sus rodillas. -Lo mismo digo, Reiko. -dije recargando mi brazo en la mesa.

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