Capitulo 9: "Gracias, verde"

275 31 3
                                    

Me miró con los ojos abiertos, estaba tirado en el suelo levantando pesas, se las quitó de encima y se paró.

-Hola también Minori. -me miró arqueando una ceja y cruzándose de brazos

Había ido a la habitación de entrenamiento, estaba decidida al momento de subir aquellas escaleras, vértigo o no iba a hablar con Roronoa Zoro (Ni siquiera yo misma me permitía decirle por su verdadero nombre). Al tocar su puerta tres veces decidí entrar, estaba levantando pesas, al entrar él no me vio pero sentía la tensión consumir la sala, mi garganta se cerró y mi pecho se comprimió, al decidir empezar la conversación con un "hola, Roronoa Zoro" al instante él paró de levantar las pesas, sentí como él estaba sorprendido.

Se paró y saludó llamándome por mi apellido; Los segundos pasaban, uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete, ocho... Ocho segundos pasaron en total silencio, Zoro estaba sudando y su camisa de tirantes blanca se apegaba a su cuerpo.

-Zoro -dije con aun mi corazón palpitando- por favor escúchame hasta el final de mi argumento.

-¿Sí? -Al parecer no estaba enojado, según yo (esperaba y quería) estaba emocionado por mis disculpas y al final todo sería como antes.

Como antes.

No. Seríamos amigos, nakamas, nada más eso, no redondeos ni nada por el estilo.

-Yo lamento mi comportamiento, de verdad fue algo estúpido de mi, ehm, comportamiento y de verdad lo siento Zoro, de verdad, de verdad lo siento.

Coloqué mis manos en mi falda roja apretándola, bajé mi mirada sintiendo como mis lentes se bajaban un poco, miré mis pies, tenía una tobillera de una cuerda con perlas, yo misma lo hice con mucho tiempo y dedicación. Estaba sudando un poco, todavía no respondía lo que me ponía nerviosa.

-Minori, ¿Acaso me tienes lástima? -me preguntó con una expresión que no supe identificar cuál era. -Porque si es así quiero que tú -

-¡Zoro! -grité alarmándome y a él, que retrocedió. -¡No es lástima, maldita sea! ¡Es enserio, lo juro Zoro, de verdad enserio me arrepiento de lo que he hecho te lo juro! ¡Perdón! ¡Perdón! -mi nariz se arrugó y batallé por no llorar lo último que quería era eso. Junte mis labios y sentí un peso fuera cuando al dejar salir aire las lágrimas salieron, recorrieron mis mejillas y cayeron, mi nariz empezó a moquear y yo sorbía, no me veía pero sabía que estaba roja.

No quería levantar la cara, se suponía que no iba a llorar, quería ponerme al nivel de alguien maduro como Zoro, no una niñata débil y chiflada. Me odié a mí misma por esos momentos, y más cuando mis piernas perdieron el control y caí sobre mis rodillas, sentía un fuerte cansancio y quería dormir, sí ahí, en ese momento.

Pasaron unos segundos en asimilar la aguda situación y traspasarla con una aguja al llorar fue el peor de los casos, me levanté y me limpié los rastros de lágrimas y mis palabras (algo trabadas) salieron:

-P-perdón, -me quité una lágrima y sorbí mi nariz- No v-volveré a molestarte. -Me incliné en señal de perdón.

Caminé hacía la puerta, me odiaba por hacer esa tontería por una vez en mi vida quería hacerlo bien, una disculpa formal, pero al parecer soy estúpidamente sensible. Giré el picaporte con torpeza y abrí la puerta, pero una mano me sujetó de la muñeca, voltee a ver a Zoro con ojos abiertos, me miraba extrañado y mucho.

-Mujer de verdad eres patética. -dijo sudando más pero no sentí enojo era más que nada confusión. No dije nada y voltee a un lado, con la otra mano sujeté mi blusa amarilla de cuello triangular, realmente estaba nerviosa, quedó en silencio hasta que Zoro soltó mi muñeca y pasó ambas manos en su rostro, miró hacia infinidad de lugares y me tomó ahora de la mano y me jaló hacía él, quedando mi rostro en su pecho. -Maldita sea, no puedo creer que lo haga. -dijo y me sujetó abrazándome.

Me quedé paralizada muy tensa, pero después de un rato me dejé abrazar por aquél hombre peliverde, sentí como esto no era un abrazo de noviazgo, no, esto era amor puro. Amor del de nakamas donde solo existe la amistad.

-No creas que será así de fácil. -dijo Zoro aún en el abrazo.

-Ya me parecía esto muy cuento de hadas. -dije con mi frente apoyada en su marcado pecho, sudaba, pero joder ¿Acaso importaba?

-Procuraré no pelear contigo en futuras batallas, porqué si sigues con tus lloriqueos terminaré como ahora. Te odio tanto. -Esta palabra me hizo reír, Zoro no era el tipo de persona que "odio" lo diga así nada más, era por eso que oírlo decir eso la hizo reír.

Sentí mis brazos tensos de nuevo, alguien nos estaba viendo, con cuidado miré por de lado del brazo de Zoro y vi un ojo azul y una oreja. Robin, era la explicación a esto, sacó una mano e hizo una seña de "perfecto", sonreí y me dejé llevar.

En la cena todo estaba normal, Nami y Robin se veían felices, los menores convivían con Zoro y Franky, y Sanji comía en el asiento alejado de los demás, estaba serio eso era seguro, hablaría con él después de la cena, claro después de aclarar lo de Zoro.

-Así que, ¿Qué hacias con Zoro allá arriba Akane? -preguntó Usopp, algo serio pero sabía que él ya sospechaba del drama del barco.

Bingo.

Nami se atragantó con su bebida, Zoro me miró algo boquiabierto, pero nada me impactó más que la cara de Robin, sus grandes ojos abiertos y su boca abría y cerraba. Miró a Usopp, después a Zoro y por último a mí. Se que no se preocupaba por la pregunta, Robin conocía nuestra discreción, pero Sanji levantó su vista, un escalofrío me recorrió.

-Nada importante Usopp, Akane vino a mi como la chica que es a hablarme de el, entre comillas, "lindo cabello rubio" de Sanji.

La falta de discreción de Zoro por la "verdad" de lo que pasó allá arriba convenció a todos, volteamos a ver a el rubio, este se percató y bajó la vista sonrojado y comió mas rápido con una sonrisita.

Voltee a ver a Zoro y le sonreí levantando mis mejillas, y mientras todos se concentraban en sus platos y solo el peliverde y yo nos observamos le dije sin voz alguna:

-"Gracias, verde

AmnesiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora