Revelaciones navideñas

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Estábamos a mitad de invierno... me despierto sin abrir mis ojos, para escuchar las fuertes gotas de lluvia que chocaban en el techo de nuestro hogar.

Me levanto tranquilamente, mientras me separaba de Harumi, la cual aún se mantenía en su placido sueño. Quería hacer un par de cosas ya que "cierta" fecha se avecinaba, a lo que abro la puerta de mi habitación, para ver a Haruko sentada en el suelo de la cocina con sus manos ocupadas como si estuviera creando "algo", a lo que al notar mi presencia se asusta completamente, para después esconder lo que estaba haciendo y saltar de inmediato hacia mi cara, abrazándola con todas sus fuerzas, tapándola por completo y haciéndome perder el equilibrio, cayendo irremediablemente al suelo e increíblemente sin despertar a nadie.

—"¡Tío Ryo!"— me gritó la pequeña Riolu, mientras aún seguía tapándome toda mi cara con su panza, a lo que yo no podía emitir palabra por lo mismo— "¡Dime que no lo viste, por favor!"— declaró Haruko a la vez que mi rostro comenzaba levemente a adquirir un tono azulado, a lo que un suave mensaje se escucha en la cabeza de la hija de Takeru.

—"Querida Haruko, no te preocupes... no pude ver nada. Ahora..."— dije mientras movía mi cuerpo desesperadamente en búsqueda de oxigeno— "¡Por favor, déjame respirar! ¡Me asfixio!"—seguí comunicándome por telepatía mientras aleteaba, hasta que Haruko me entendió, soltando mi rostro, dejándome finalmente respirar.

—"Lo siento..."— dijo un poco apenada la Riolu—"Pensaba que nadie se levantaría a esta hora"— declaró, a lo que yo comenzaba a comprender lo que ella estaba haciendo, a la vez que la observaba un poco fastidiado.

Haruko preparaba uno de sus regalos, ya que la navidad se acercaba...

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—Buenos días...—dijo Takeru saliendo de su habitación mientras bostezaba, ya habiendo pasado unas horas del "percance", a lo que encuentra a Haruko sentada en una silla, mientras comía un pequeño pan con mantequilla.

—¿Eh?— se extrañó Takeru al no notar cierta presencia en la casa— ¿Y Ryo?— preguntó, ya que no sentía mi aura en los alrededores.

—"Fue a la ciudad"— dijo fastidiada Haruko, dejando mucho más extrañado a su padre— "Y el muy pesado no quiso llevarme"— sentenció mientras inflaba sus cachetes, malhumorada.

Takeru tardó unos segundos en conectar todos los puntos, hasta que finalmente descubrió mis "razones".

—Ya veo...— dijo Takeru mientras sacaba la leche del pequeño refrigerador junto con dos vasos del estante, además de unos pedazos de chocolate, a lo que se sienta al lado de su hija— seguro que fue a buscar tu regalo— sentenció, dejando totalmente expectante y emocionada a Haruko, ya que no había sabido las razones del porqué me había ido— además...— dijo Takeru a lo que a su vez suena un relámpago— Ni loco se le ocurriría sacarte con este clima— sentenció, a lo que su hija cambió su sonrisa por una cara amurrada, por no dejarla salir.

Tiempo atrás, si Takeru hubiera escuchado que yo fui a la ciudad, este se alarmaría al instante; pero ahora que finalmente sabíamos que los hombres de Ryuji ya no rondaban por ahí, y que no lo iban a hacer en muchos años más, no le preocupaba.

—¿Y hace cuanto se fue?— preguntó nuevamente Takeru.

—"Como hace veinte minutos..."— contestó Haruko, mientras le mandaba otro mordisco a su pan, para después beber un poco de la leche con chocolate que le preparó su padre.

Lazos de aura 2: Aura florecienteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora