Compartiendo el dolor

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"—"¡Corre!"— dijo su padre mientras la empujaba, a la vez que varios disparos alcanzaron sus piernas junto con las de su madre.

La pequeña Zorua corría con lágrimas en sus ojos, intentando huir con todas sus fuerzas mientras que a su vez intentaba mantener sus ojos abiertos y alertas...

Pasan los segundos, a lo que la Zorua cae al suelo, a la vez que comenzaba a encorvarse totalmente asustada por estar desprotegida ante la soledad y el caos de la situación..."

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Unos grandes ojos azules se abren estrepitosamente, mientras que el cuerpo de la pokémon sudaba en grandes cantidades... levanta su cabeza, observando todo a su alrededor, a la vez que comenzaba a entender que lo experimentado no era más que un mal sueño.

—"¿Mamá?..."— se escuchó en la mente de la Zoroark, a lo que esta observa a su pequeño hijo, el cual se había despertado por el brusco movimiento que había hecho su madre, a la vez que la observaba un poco preocupado, mientras bostezaba por el cansancio.

—"No te preocupes Yoshiro... vuelve a dormir"— dijo mientras volvía a acorrucarse al lado de su hijo, el cual empezaba a cerrar sus ojos nuevamente, vencido por el sueño.

Su hijo dormía, mientras que en la mejilla de la Zoroark solo se mostraba una pequeña lágrima que recorría sin piedad por su mejilla, a la vez que el ser que la produjo volvía a dormir al lado de su único hijo.

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Varias pisadas se escuchan en el pueblo, siendo este el único ruido alrededor, mientras que las demás personas estaban en sus hogares o trabajando en sus tiendas, siendo la gruesa nieve la única acompañante de ese hombre con bufanda negra al cuello, el cual transportaba un pesado carro con varias cajas encima a lo que, sin previo aviso, una voz lo exalta...

—Sí que debes estar mal como para ni siquiera despertarme y dejar que te acompañara...— se escucha una voz a lo lejos, a lo que el hombre se gira serio hacia el origen de dicho sonido.

—Supongo que eres el único al que no puedo evitar, Takeru— dijo el hombre mientras esbozaba una leve sonrisa.

—Supones bien Ryo...— dijo Takeru esbozando de igual manera una pequeña sonrisa, el cual también tenía su bufanda blanca puesta en su cuello, empezando a caminar hacia mí y sujetar uno de los lados de la carreta, empezando a ayudarme.

—¿Y...?— preguntó Takeru, mientras seguíamos caminando por el desolado pueblo.

—No le dije...— sentencié serio— solo le dije sus sexos, pero no le quise revelar el resto...— dije, un poco cabizbajo.

—¿Crees que sea peligroso?— preguntó Takeru, preocupándose de igual manera.

—No creo que el niño tenga problemas, pero la niña...— comencé a decir, empezando a preocuparme más— no tenía ningún rastro de mi aura o la de Harumi; solo veía la tuya, Takeru...— sentencié serio— no sé cuales sean las consecuencias de que un humano nazca solo con el aura de un pokémon... ni siquiera sé si sea capaz de sobrevivir— volví a decir, entristeciéndome mucho.

Takeru se quedó en silencio por unos segundos, a lo que intentaba encontrar alguna palabra para darme ánimos...

—De momento sabemos que su aura sigue existiendo mientras esté en el vientre de Harumi...— dijo Takeru pensativo— no podemos hacer nada hasta que nazca— declaró.

Lazos de aura 2: Aura florecienteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora