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La playa, aquello parecía un hormiguero humano. Se veía a mucha gente y muchas sombrillas de colores diferentes, como si de un huerto de flores se tratase. Estuvimos un buen rato andando. Ther, era de las típicas personas que nada más llegar se quitaba las chanclas, pues se las tuvo que volver a poner por que la arena ardía como carbón en una barbacoa. Al final, hartos de andar decidimos plantarnos entre la muchedumbre pero un poco hacia atrás.
-Bueno, si lo miráis por el lado bueno, si sube la marea no tendremos que movernos -dije, siendo optimista-.
-Ya me da igual si sube o no, lo que quiero es darme un baño -dijo Ther medio sudando-. El agua tiene una pinta que hasta me la bebería.
-No te sabría muy bien, está muy salada -le dije mientras le sonreía-.
-Calla y vámonos al agua.
-Mamá, ¿te vienes con nosotros? -le preguntaba mientras dejaba la sombrilla clavada en la arena-.
-No te preocupes, id vosotros primero y luego voy yo, alguien tiene que quedarse con las cosas.

Nos quitamos la ropa y dejamos las mochilas bajo la sombrilla y a mi madre como guardiana de todo ello. Decidimos hacer una carrera para ver quien llegaba antes a la orilla cual niños de primaria. Ther fue la primera, es una chica ágil; el segundo fue Víctor, que corre más rápido que yo porque hace ejercicio; y, por último, yo, como siempre. Menos mal que nunca nos jugamos nada, sino apuesto a que sería el mayordomo de todo mi grupo de amigos. Ther se quedó mirando al mar como si de un helado se tratase.
-¿No es fantástico el mar? -soltó mientras fantaseaba a saber qué-.
-Solo en verano -le respondió Víctor-.
-Que equivocado estás, no sabes ver las cosas bellas de este mundo -le dijo abucheándolo-.
-Ther, que te emocionas -le dije mientras soltaba una pequeña carcajada-. Bañémonos antes de que te de una insolación y empieces otra vez a divagar.
Ther me sacó la lengua mientras arrugaba la frente, y acto seguido pronunció la famosa frase de "¡Tonto el último!" mientras echaba a correr. Así que empecé a correr mientras intentaba llegar al menos el segundo. Víctor se dio cuenta tarde, pero de todas formas consiguió alcanzarme y me adelantó. Como no, llegué otra vez el último, esta vez para zambullirme.

Hoy el agua estaba realmente limpia, apenas se veían algas y estaba muy cristalina. A Ther le encanta hacerse la muerta, era una especie de meditación. Nos dice siempre que lo hagamos, que sirve para relajar nuestra mente, pero no puedo hacerlo habiendo visto muchas películas de tiburones. Era algo que ella no entendía. En cambio, Víctor prefería bucear, le resultaba igual que estar en el espacio. Sin embargo yo, me gustaba ver la playa desde el mar, como cambia la perspectiva.
-¿Tu hermana no quiso venir, Ther? -dijo Víctor al salir de su viaje náutico bajo el mar-.
-No, dijo que ya tenía planes -respondió con indiferencia-. Últimamente siempre tiene planes.
-Pues yo creo que es una excusa para no quedar con nosotros.
-Víctor.. -le susurré por lo bajo para que se callase-.
-Pero es que tengo razón, hace un mes que no hablo con ella, sino fuera por que vivimos casi por el mismo barrio..
-Se ha hartado del grupo, solo eso -decía Ther mientras se ponía de pie, parando su "meditación"-. Ha encontrado otros amigos, de esos que suelen salir de fiesta, hacen cosas de "mayores", y bueno.. Se ha echado novio.
-¿En serio? -dijimos Víctor y yo al unísono-.
-Pues sí -dijo Ther, no sabiendo muy bien a quien respondía-. Pero la vida sigue, los amigos no son eternos. Algunos -se corrigió al mirarnos-.
-¿Nos salimos ya? Me está entrando frío -dijo Víctor para cortar ese mal rollo-.
-Sí, por favor -suplicó Ther, que actuaba como si nada hubiera pasado-.

Llegamos a mi madre, y ahí nos esperaba mientras leía un libro.

-Menos mal que habéis llegado, no llega a ser por la sombrilla y creo que me encontraríais chamuscada - rió mi madre mientras cerraba el libro y se levantaba para ir a la orilla-.
-El agua está increíble mamá, como a ti te gusta.
-Eso suena muy bien, si luego veis una pasa gigante viniendo hacia vosotros no os asustéis que seguramente seré yo -volvió a reírse cuando emprendía la marcha a la orilla-.

¿Qué dirán?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora