6. Consejo (Sin edición)

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Se encontraba durmiendo abrazados, cuando amabas kwamis decidieron despertarles antes de que llegaran atrasados a clases. Marinette fue la primera en abrir sus ojos, los cuales pedían a gritos descansar. Su corazón se aceleró y sus mejillas tomaron un tono rosáceo, estaba tan cerca de Marino, su cálida respiración le llegaba a su frente. Además desde esa perspectiva le daba unas inmensas ganas de dibujarle, se veía perfecto con los rayos de luz reflejándose en su cabello y en su pálida piel. Las espesas y oscuras pestañas rizadas cubriendo las pocas pecas que tenía.

-Marino... es hora de levantarse-

El chico se removió y la estrecho aún más en sus brazos. Ese fascinante olor le tenía encantado, además de que pensaba que entre sus brazos estaba Adrianne.

-Adrianne...-

-¡Marino levántate ahora mismo!- la pequeña Ty lo tiro de la cama, provocando una encantadora risa por parte Marinette.

-Bien, me iré arreglar-.

Marino vio cómo su amiga se levantaba con más ánimos, después de haber sido su pañuelo de lágrimas en la noche.

-¿Sabes que hoy veremos a Adrien?-

-Sí, ya tengo unas inmensas ganas de verle- menciono el muchacho mientras bajaba para ir a tomar desayuno con la familia.

Alya se encontraba realmente molesta y mataba con la mirada a Adrien, el cual sentía que su vida corría peligro. Sí, lo admite, fue un verdadero estúpido. Era un estúpido por haber tratado así a su primera amiga del colegio. Ahora esperaba que ella apareciera por aquella puerta y le pediría perdón, de las mil formas posibles si era necesario. Aunque algo lo descompuso, la vio llegar. Con una sonrisa tan autentica, tan feliz y acompañada del chico nuevo. De alguna manera todos podían ser felices menos él.

-Marinette- le llamo el rubio, pero ella no alcanzo escucharle. Pero no era necesario, fue con Alya en un instante, pasando de largo a éste. El chico iba llamarle nuevamente, cuando sintió una mano en su hombro. Vio de reojo que se trataba de Marino.

-No la molestes, Agreste. Le hiciste demasiado daño. Si de verdad la quieres, piensa un poco- fueron palabras sinceras y sin maldad, era un consejo después de todo. Pero Adrien no se lo tomó muy bien.

-No te metas en donde no te llaman, Marino. No quiero pelear contigo-

-Y yo tampoco- interrumpió el peli azul

-Eso es bueno, así que si sabes bien, es un problema mío y de ella-

-Aunque es sólo tuyo, ella no te hizo nada-

-Lo sé y por eso quiero disculparme-

-¿Y para qué? ¿Para que nadie escriba algo en tu intachable historial de niño bueno? ¿Por qué no intentas ser tú realmente? Una vez conocí a una chica que siempre usaba una máscara para complacer a su padre, pero se estaba perdiendo y su vida se iba. Intenta ser más tú y tu vida no se te escapara- le dijo antes de irse al salón. Él era la viva imagen de Adrianne.

-¿Cómo sabe tanto?- el rubio se sentía tan impresionado, nunca antes habían cruzado una palabra y éste ya le conocía.

-Esto es raro- murmuro Plagg mientras veía al chico marcharse. Era extraño sentir dos Tikki en un mismo lugar.

Parallèle [MLB] EDITANDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora