9. Misión (Sin edición)

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Estaban frente a la puerta del maestro Fu, expectante a la nueva situación que se podría dar. Temor y emoción a la vez, eran aquellos los sentimientos que albergaban en sus corazones. ¿Qué es lo más terrible que podría suceder?

Adrien se encontraba en su habitación, pensando en la forma de deshacer su estrés, sin lastimar a nadie otra vez. Pero nada le alegraba, nada le dejaba tranquilo y aquella chica de ojos azules le estaba a punto de volver loco. Su cabello, sus pequeñas pecas casi imperceptibles, su piel tersa, sus ojos como un océano después de la tormenta, Marinette era toda una belleza por descubrir, y él quería ser el primero. No sabía el porqué, pero se dicen que los felinos son muy curiosos, y él era casi uno.

-Pero no puedo, yo amo a LadyBug-

-Sigue convenciéndote de eso niño, sigue convenciéndote-

El chico miro a Plagg, suplicando que le ayudara, pero éste tan sólo le ignoro, como siempre le hacía. Así que sin más y siguiendo sus convicciones, su amor por la dama de rojo era ínfimo y primordial, no existía nadie más que ella. Y si quería seguir adelante, ese nuevo héroe de pacotilla debía desaparecer.

-Al igual que Marino-.

La rubia se encontraba un tanto agotada de tanto correr por todo parís en busca del maestro.

-¡Plagg!, ¿por qué no simplemente me transformarte para llegar acá?- le reclamo su portadora.

-Porque eres tan inteligente que te diste cuenta recién ahora-

-Gracias, por nada, gato inservible-

-Me alagas muchacha, ahora pasa, pasa-

La chica corrió la puerta del estilo oriental, encontrándose con aquel ambiente de paz, en donde en el centro se encontraba el anciano junto su kwami verde.

-Bienvenida, Kitty Noir-

Marinette entro al hogar del maestro con normalidad, a comparación de que Marino se encontraba hecho un manojo de nervios. Era realmente chocante el no poder volver a tu verdadero hogar, aunque tampoco le molestaba el hecho de pasar muy buenos momentos gracias a la encantadora muchacha. Marinette había hecho su estadía más cómoda.

-Buenos tarde, Maestro- saludo la chica, mientras se coloca en cuclillas. Marino imito su acción de manera algo torpe y siguiendo un saludo algo formal.

-Pero que extraño es tener a dos portadores de Miraculous de la suerte-

-Si... el problema es que-

-Lo sé LadyBug, él no pertenece acá, sin embargo él debe realizar una misión en este mundo. Si no lo hace, no vuelve, es simple-

-Pero, ¿por qué?- se cuestionaba el azabache.

-Si bien al principio, Marinette fue afectada por el ataque de un akuma, tu destino era llegar acá. Uno nunca podrá luchar contra lo divino, Marino-

-¿Pero cuál es mi misión?-

-Eso lo tendrás que ver tú con el tiempo, el cual se te agota. La gente de tu mundo ya se habrá dado cuenta de tu desaparición y estas provocando un desequilibrio en este. Así que te recomiendo que se ambos se apuren-.

Ambos chicos salieron con el corazón en la mano, con una preocupación aun mayor ¿qué rayos era la misión de Marino?

Parallèle [MLB] EDITANDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora