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La alcanzo a unos pocos metros del mar y la arrastro hacia atrás mientras ella patalea histérica. Sus pies se mueven sobre la arena intentando escaparse de mí y me obliga a tirarme sentada hacia atrás para hacerla caer sobre mi falda. Ella grita escandalizada.

—Darcy, Darcy —digo intentando tranquilizarla para no llamar demasiado la atención—. Hija, ya está.
—Quiero irme de aquí —grita y por su voz me doy cuenta de que está llorando—. No quelo vivir más con Camila mala —agrega entre llantos.


La dejo que patalee unos minutos más hasta que se rinde y se queda quita y sentada sobre mí mientras llora como toda una nena de su edad. Me quedo allí esperando a que se calme para poder tener una conversación razonable con ella. Y me doy cuenta de que ya se aburrió de hacer berrinche cuando intenta jugar en la arena con sus pies.

—¿Ya está, Darcy?

Veo su cabeza desde atrás cuando asiente levemente y suspira antes de sorberse la nariz.

—Me cansé de todos, mami —dice lastimosamente—. No me guta que se peleen así.
—Son cosas que pasan en todas las familias, princesita.
—Pero yo no quelo que pase en la nuestra.
—¿Y qué crees que podemos hacer entonces?
—Pegarle a Camila porque es maldita.

Reprimo una risa por la forma en la que lo dice y pronto nos vemos asaltadas por la marea que roza nuestros pies, solo los dedos. Darcy tirita en un escalofrío y la siento a mí lado.

—No podemos pegarle a Camila, ¿otra cosa que se te ocurra?
—Echarla de la casa.
—Tampoco se puede —le explico—. Darcy, ella es tu hermana, ¿no la quieres?
—Si que la quelo, ma —dice quejosamente—, pero es mala con Austin, con papi y contigo.
—Pero es tu hermana, Darcy. En todas las familias siempre van a haber peleas, siempre, siempre, siempre, hasta cuando los hijos se hacen grandes y se van de casa con sus esposas o esposos. Es normal en las familias, Darcy.
—Me hace triste eso —dice haciendo morros—. ¿Sabes por qué, mami? Porque hace que papi y tú se peleen, ¿no que cuando peleaban siempre era por ella?
—No, mi vida, no. —Niego lentamente con la cabeza y le prendo un mechón de pelo en por detrás de la oreja—. Papá y mamá tienen problemas siempre, eso también es normal. Nos queremos más de lo que peleamos, pero vamos a pelear cuando no estemos de acuerdo —le explico con voz dulce. Ella asiente levemente y mira la arena que tiene entre las manos—. A pesar de las peleas nos queremos, como tú y Camila, ¿cierto?

Asiente agitando la cabeza hacia arriba y hacia abajo. Suspira cargada de cansancio antes de alzar la mirada y verme a los ojos.

—¿Papá se enoja mucho y corre así como yo? —Me pregunta.
—La que corre soy yo —le digo sonriendo amargamente—. Cuando no estábamos casados y ustedes no habían nacido —le cuento como una anécdota—, cada vez que peleábamos yo me encerraba en el baño.

Darcy se cubre la boca con una de sus pequeñas manos y se ríe tiernamente.

—¿Qué hacía papi? —Pregunta intrigada.
—Se enojaba mucho más porque yo no quería abrirle y hasta quería tirar la puerta.

Su pequeña boca de labios secos forma una O perfecta y luego se ríe.

—¿Lo hizo alguna vez?

Asiento mientras abro los ojos exageradamente para dramatizar la historia. Ella se ríe divertida e infantilmente.

—¿Cómo hizo?
—Nos habíamos peleado mucho y yo estaba muy enojada, entonces quería llorar y me daba vergüenza que él me viera. —Darcy se ríe—. Y me metí al baño, cerré con llave y papá empezó a golpear mientras decía palabras feas —La boca de Darcy vuelve a la perfecta O—, así que yo lloraba y no le contestaba. Se cansó y le pegó una patada.

La bella y la bestia #2 | chandler riggs.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora