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Chandler pasó su brazo por encima del respaldo del sillón y luego lo dejó caer sobre mis hombros. Recosté la cabeza sobre su hombro y suspiré.

-Perdona, Chandler.

-No digas nada-susurró-. Ya está, no quiero hablar de eso.

-Es que soy una estúpida, no... no sé qué me pasó, te juro que no pienso lo que digo, no sé por qué siempre te acuso de engañarme o de otras cosas. Lo único que sé, es que mi papel principal en este matrimonio, es arruinar todo. Siempre estoy metiéndome en donde no debo, diciendo estupideces, y te prometo que no volveré a hacerlo, solo, no me dejes.

Chandler apoyó su cabeza sobre la mía y bajó del todo el volumen del televisor. El partido de hockey ya había acabado y era el comienzo del espacio publicitario.

-No voy a dejarte, _______. ¿Crees que podría?

-Dijiste que te ibas a Inglaterra.

-Sin ti y los niños no me iría nunca, lo sabes.

-Estabas tan enojado cuando me dijiste eso, que te juro que tengo miedo. No he podido dormir ni un segundo, tenía miedo de despertar y que no estuvieras.

-No haría eso, ______. Ya te lo he dicho.

-Te amo, Chandler-susurré al borde de las lágrimas.

Estaba siendo de lo más cortante conmigo, y lo comprendía, tenía sus razones. Estaba más que claro que está vez iba a ser difícil que me perdonara de una sola vez, pero, lo estaba intentando y pude darme cuenta de eso.

-Yo también te amo.

Gracias a Dios lo había dicho. Si se hubiera quedado callado, no habría podido soportarlo. Una angustia se apoderaba de mí, sentía un nudo en la garganta.

-Si no quieres que nos mudemos, entiendo.

-Por mí, está todo bien-admití-. Pero Austin ya tiene amigos y las niñas se han encariñado con Caroline.

-No creo que eso sea problema-respondió sin dedicarme su mirada.

Nos quedamos en silencio. En mi cabeza comencé a pensar como sería adaptarse a un nuevo país, una nueva casa, nuevos amigos y colegio, para los niños. Chandler iba a pasar más tiempo fuera de casa, aunque ya no debía salir del país para trabajar.

-¿Chandler?-pregunté buscando su mirada en la oscuridad.

-¿Mmm?-preguntó bajando su mirada para chocar con la mía.

-Yo si quiero hablar sobre nuestra pelea.

-He dicho que no es necesario, _____-respondió con cautela-. ¿Quieres que vuelva a enfadarme?

-Sigues enfadado, lo sé.

-No sigo enfadado, pero si sigues con esto si voy a enfadarme nuevamente.

-Créeme, te conozco.


Chandler suspiró y apartó su mirada.

¿Otra vez, _____? ¿Es que no puedes cerrar la maldita boca?-me pateé mentalmente.

-Perdona.

-Deja así.

-Chandler-supliqué.

-Ya. Dije, que dejes así como está.

Quitó su brazo de sobre mis hombros y tomó su vaso con zumo. Dejé caer mis hombros y las lágrimas se acumularon en mis ojos. Siempre arruinaba todo lo bueno. Quizá Chandler estaría mejor sin mí.

Mi esposo terminó su vaso de zumo y se puso de pie con el vaso sucio en mano. Apagó el televisor y comenzó a caminar para salir del living. Si seguía enfadado y era mi maldita culpa.

La bella y la bestia #2 | chandler riggs.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora