UN DÍA MÁS

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Transcurrió otro día, por lo cual me sentía aún más débil, tomando únicamente agua. Era insólita mi situación, pero tenía mi orgullo, era lo único que me quedaba.

Pienso en comida, no puedo evitarlo, muero de hambre. Mis intestinos se retuercen pidiendo alimento, estoy mareada y me duele la cabeza. Me pregunto ¿Qué tan conveniente es que continúe con esta locura? Pero no le daría la satisfacción de ganar.

La puerta se abre, desde la última vez que hablamos no lo había visto más.

-¿Cómo te sientes hoy? –Preguntó a manera de burla.

No le contesté, por el contrario le di la espalda, acomodándome de medio lado sobre la cama. A los segundos lo tenía frente a mí, inclinándose tan cerca de mi rostro que su proximidad me incomodó.

-Nunca más vuelvas a darme la espalda cuando te hablo. –Me sugirió.

Mis ojos se cerraban del cansancio, pero todavía me quedaba energía para discutir con él.

-¿Qué me vas a hacer? ¿Matarme de hambre? –Bufé.

-No puedo creer que seas tan testaruda. –Alega con rabia.

-¿Cómo si te importase lo que me suceda? –Le contesto con amargura.

Por un momento su mirada se suavizó, pero casi de inmediato se volvió a endurecer.

-Estás así porque quieres, ¿Lo recuerdas? –Me debatió.

-Sí claro, como sea. –Cerré los ojos tratando de ignorar los gruñidos de mi estómago.

-¿Qué ganarás con todo esto? –Consultó.

-No lo entenderías. –Respondí sin ganas.

-Claro que lo comprendo, se trata de llevarme la contraria, es la actitud más inmadura e infantil que he visto. Ya no eres una niña Annia.

-No soy inmadura ni infantil. –Me defiendo sentándome sobre la cama.

-Sí claro, lo dice alguien que duerme con una pijama de corazones. –Se burló.

-Me la regaló mi hermano, tiene valor sentimental, no lo puedes entender porque tú no tienes... –Callo, prefiero no continuar

Me miró de manera severa y luego añadió: -¿Eso es lo que piensas de mí?, bienvenida al club cariño, no eres la única.

-No me digas cariño. –Le indico con las pocas fuerzas que me quedan.

-Acabaré con tu suplicio Annia. –Se hizo un corte a la altura de la muñeca, la sangre comenzó a gotear y sentí la garganta seca.

-Sé que la quieres, lo puedo ver en tus ojos, no te resistas más.

Pasé la lengua por mis agrietados labios, el olor me golpeó, odiándome a mí misma por desear su sangre.

-Cuando la herida cierre, me iré y no regresaré hasta mañana. Esta es tu última oportunidad, te recomiendo no rechazarla.

Es cuando una voz me habló en mi interior, quizás mi subconsciente, diciéndome que necesitaba estar fuerte para vengarme de él, de continuar así, no lograría nada, salvo enfermarme. Me acerqué y tomé su mano, pude notar su sonrisa de victoria. Sí, piensa que ganaste, te juro que no me alcanzará la existencia para hacerte pagar todo lo que me has hecho sufrir, te arrepentirás de haberte fijado en mí.

Comienzo a sorber con desesperación, ¡Maldición su sangre sabe deliciosa! No soy delicada a la hora de alimentarme, tomo su muñeca de manera brusca y clavo mis dientes sin sutileza pero él no retira la mano, cuando estuve satisfecha, lo solté.

-¿No fue tan difícil verdad? –Me hace saber, frotándose la mano

-Una batalla ganada no indica el final de la guerra. –Apunto

-Veremos. –Me contesta con una seductora sonrisa que le quitaría el aliento a cualquiera, incluyéndome. Trato de recuperar la compostura y le pregunto: -¿Ya puedo irme?

Él señala la puerta y yo aún dubitativa me aproximo y la abro, del otro lado se encontraba mi padre esperándome, lo volví a ver con interrogación.

-Sabía que te doblegarías. –Confirmó Drag

No le contesté, me reuní con mi padre, quién sin dirigirme la palabra, me sacó de aquel lugar. El camino de regreso a casa fue un silencio mortal.

-¿Me ignorarás de por vida? –Lo cuestiono.

Me mira de reojo, para luego responder: -Tú misma te estás haciendo el daño, no te vuelvo a decir qué hacer, si él no te respeta, es porque tú no te das a respetar, si él te maltrata, es porque tú le has dado motivos. Eres una persona adulta, al menos en edad, y responsable de tus propias decisiones y acciones.

Me quedé helada al oír a mi padre hablar así, comprendí el mensaje, no contaba con su apoyo, él iría a favor de Draggon. Llegamos y al entrar Jeremy nos esperaba. Apenas lo vi me abalancé directo a sus brazos y él me recibió protectoramente. Papá se alejó con rumbo a su despacho, dejándonos solos.

-¿Estás bien? –Inquirió.

-Ahora lo estoy.

Encierra mi rostro entre sus manos.

-¿Qué te hizo ese lunático?

-Al menos reconoces lo que es.

-Perdóname traviesa, no te volveré a dejar sola.

Coloqué mi cabeza sobre su pecho, Jeremy es mucho más alto que yo.

-Ve a descansar. –Me aconsejó, pero a la vez entregándome un papel.

Lo extendí para leerlo: -Nos vamos hoy, prepárate.

Lo miré con los ojos abiertos como platos, pero colocó el dedo índice sobre su boca para que guardara silencio. Lo volví a abrazar.

-Te amo Jeremy. –Expresé con sinceridad.

-Y yo a ti hermanita.

Me besó en la frente y me dirigí a mi habitación con una amplia sonrisa en mi cara, finalmente mi pesadilla terminaría.

***********

Y bueno, ¿Ahora qué pasará? Jeremy se está mentiendo en aprietos por proteger a su hermana. Cada vez se complica más ¿No creen? ¿Qué hará Drag cuando se entere? No quiero estar en los zapatos de ninguno jiji.

Hasta el próximo capítulo.

El Rey Vampiro (Editada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora