MURMULLOS

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Les dejo foto de Annia.

Camino por las transitadas calles de la ciudad, es noviembre y el frío se asoma dando aviso que el invierno se acerca. La desventaja de no ser una convertida es que sientes frío o calor, igual que los humanos.

Mi mamá era humana cuando conoció a papá, tiempo después de nacer yo, fue transformada en vampiro, sin embargo, como muchos neófitos, perdió su rumbo, no pudo controlar su sed de sangre, y mi propio padre tuvo que cobrar su vida. Debió ser duro para él porque la amaba; tomó la decisión cuando ella intentó hacerme daño, y lo hubiera logrado si él no interviene. Apenas la recuerdo, recién había cumplido los tres años de edad cuando sucedió.

Muchos vampiros optan por casarse con humanas para obtener descendencia. Los hombres por alguna razón que está fuera de nuestro entendimiento, pueden procrear, pero no así las mujeres que han sido convertidas. Las leyes permiten estas uniones, siempre y cuando, en algún momento la persona llegue a ser uno de los nuestros, no se permiten mortales en Villa Olivia. A veces pienso que por eso me escogió Draggon, al ser híbrida yo le puedo dar hijos, a diferencia de las otras, que jamás sabrán lo que es la maternidad.

La ciudad fue fundada hace mil años en la zona sur de Inglaterra, en New Forrest, por Olivia Newman, una vampiresa que harta de convivir con los humanos, construyó un poblado rodeado de bosque, compró una gran extensión de tierra al gobierno inglés, donde solo vampiros pudieran habitar. Primero fueron unos cuantos, pero con el tiempo la población fue creciendo y adquirió una monarquía que inició con ella. Cuando cumplió los cien años de gobernar decidió elegir a su sucesor, volviéndose una tradición.

Nadie volvió a saber de Olivia, su desaparición es un misterio, y en cuanto a nuestro anterior sucesor, decidió aventurarse por el mundo, después de un sabio reinado. No entiendo por qué dejó a Draggon como nuestro líder, creo que ha sido la única mala decisión que ha tomado durante su mandato; adempero, Stone no podrá ser coronado rey hasta después de nuestra boda. El estómago se me revuelve de solo pensarlo. Recuerdo que cuando era niña estaba enamorada de él, suspiraba al verlo y fantaseaba que al crecer sería su esposa, pero al madurar comprendí que no era más que un ser soberbio, al cual aprendí a despreciar, al ver el trato dado a los demás.

Nadie conoce con exactitud su pasado, dicen que las experiencias te marcan, pero ¿Qué pudo sucederle para que actúe de esa forma? Voy tan absorta en mis pensamientos que choco de improvisto con alguien, perdiendo el equilibrio, me voy de espaldas pero unos fuertes brazos me rodean impidiendo mi aparatosa caída.

_ ¿Nunca se fija hacía donde va señorita Collin?

Al escuchar esa voz, un sabor amargo recorre mi paladar, ¡Maldición! tenía que topármelo a él precisamente, hoy no es mi día de suerte. Me libero de su agarre y sin contestarle trato de continuar mi camino.

_No he dicho que puede retirarse. _Me indica con los brazos cruzados hacia atrás mirándome de soslayo.

Me detengo y cierro mis manos en puño tratando de controlar la rabia que ya se apodera de mí.

_ ¿Puedo retirarme señor? _Le pregunto, haciendo acoplo de toda mi fortaleza por sonar amable, pero las palabras me han salido entre dientes.

_No. –Responde cortante y puedo ver como se forma en su cara una sonrisa retorcida de media luna.

_ ¡No! –Exclamo elevando la voz.

_ No. – Repite él tranquilo mirándome a través de esos cristales azules que son sus ojos.

_ ¿Qué quiere decir con "No"? –Insisto, perdiendo la paciencia.

_ La creí más inteligente, pero me equivoqué si no comprende lo que esa palabra significa. –Manifiesta sereno.

_ ¿Qué está insinuando?–Le reclamé.

No respondió, solo sonrió divertido, mientras que yo sentía como cada músculo de mi cuerpo se tensaba.

_Es usted un, un........ –Intento en pensar la palabra adecuada para ofenderlo pero mi lengua se traba.

_ ¿Un qué? Controla tu lengua niña, te la puede comer el gato. –Dejó ir a manera de advertencia.

Quise contraatacar pero mi padre apareció de la nada. Draggon se dirigió a él.

_Bernard, tu hija a resultado en demasía irrespetuosa, no muestra el menor recato ante mi presencia.

_ Perdónela mi Señor, aún tiene mucho que aprender. –Papá mantenía la vista abajo, me enfermaba su actitud sumisa ante él.

Stone se retiró, siguiéndolo la escolta que siempre lo acompañaba, alrededor de cinco vampiros que darían su vida por proteger la suya.

_Ve a casa Annia, hablaremos en la noche. _ Sentenció mi padre mirándome otra vez con desilusión.

No me importa lo que Draggon diga o haga, pero que mi papá se exprese de una forma tan despectiva conmigo, sí me duele.

Las personas que fueron testigos del espectáculo, murmuran entre ellos, comparten pequeñas sonrisas de burla hacía mí, o eso supongo. No lo soporté, salí corriendo sin rumbo. Terminé en el bosque, en mi lugar secreto, un viejo árbol con una casa construida en su alta copa.

Subí los escalones improvisados clavados en la corteza y al llegar me senté en una orilla y comencé a llorar, abrazando mis rodillas. Odiaba hacerlo, pero lo que más me mortificaba era quién era el precursor de mi llanto.

Me quede ahí hasta que apareció el atardecer en el horizonte. Una fresca brisa acarició mi rostro limpiando el último rescoldo de lágrimas en mis mejillas. Se respiraba un ambiente de paz, me asomé por la diminuta ventana y cerré los ojos, me fui relajando hasta estar por completo tranquila.

Al oscurecer decidí que era tiempo de regresar a casa, el trino de las aves fue sustituido por el ulular de los búhos. La luna apareció en la bóveda negra y las tímidas estrellas fueron colocándose una a una en el firmamento.

Me encanta el bosque, a veces desearía vivir aquí, ajena al mundo que me rodea, jamás haber sido elegida por Stone y poder ser libre de extender mis alas y volar donde quiera.

Visualizo mi hogar, arrastro mis pies dentro de la casa y escucho a papá hablar con alguien, mi corazón se regocija al reconocer la voz. Me apresuro y cuando lo veo, corro directo a sus brazos, recibiéndome él de buen agrado.

_ ¡Volviste! –Exclamé llena de felicidad.

_Hola traviesa. –Jeremy me estrechó con fuerza, sintiendo la calidez de su abrazo.

-¿Cuándo regresaste?

-Hace solo un par de horas. ¿Dónde estabas?

Sostuve la mirada de mi hermano, le sonreí, me alegraba tanto tenerlo conmigo de nuevo.

_Los dejo solos. –Comentó papá. –Annia, hablaremos después.

Se retiró y sentí un nudo en el estómago, luego me preocuparía por eso, Jeremy estaba de regreso y era todo lo que importaba en ese momento.

El Rey Vampiro (Editada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora