ARANELLA

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Les dejo foto de Aranella.

Narra Draggon:

Al amanecer me quedé admirándola dormir plácidamente, me sentía extraño, me embargaba un sentimiento de plenitud, no me sentía así desde Sorem. Cumpliré mi promesa a Bernard, tomaré su virtud el día de nuestra boda, la palabra de un rey es inmutable.

Pero anoche sucedió algo igual de importante, ambos bebimos uno del otro, esto es muy íntimo, no lo compartes con cualquier vampiro. Mi vista ser pierde fuera de la ventana, toneladas de nieve cubren por doquier, se necesitarán muchos hombres para quitar esta espesa capa blanca, pero al menos ha dejado de nevar y ahora el viento está tranquilo, como lo está por primera vez en mucho tiempo mi corazón.

Me dará una oportunidad, debo ser cuidadoso de no estropearlo, han sido muchos años comportándome como un despiadado con los que me rodean, pero con ella no puedo hacerlo más, no con Annia, no cuando a pesar de todo el dolor que le causé, por alguna razón que no asimilo, me deja entrar en su vida.

No lo merezco, no la merezco, es la verdad, pero qué más da, de todas formas tendré que desposarla, no hay marcha atrás, me comprometí y las leyes establecen que sin contraer nupcias no puedo ser coronado rey. En este momento maldigo a Olivia Newman por escribir cláusulas tan absurdas, cuando me coronen, lo primero que haré, es quitar esta ley, se rige en normas antiguas que en la actualidad resultan obsoletas.

La escucho murmurar algo, creo que está hablando dormida. Pongo atención: -"No Draggon no" –Murmura, ¡Maldita sea! Tiene una pesadilla por el tono de voz que usa, y yo soy el principal partícipe de la misma, me costará mucho poder arrancar todos los amargos recuerdos que he sembrado en su subconsciente.

Rose se aproxima, percibo su aroma, abro la puerta antes de que ella llegue, no quiero que despierte a Annia, salgo a su encuentro.

-Buenos días señor. –Me sonríe.

-Buenos días. –Respondo notando el acelerado ritmo de su corazón, algo no está bien.

-¿Qué sucede? –Inquiero.

-Ella está aquí. –Susurró, claro que sabía a quién se refería.

-Entiendo, regresa a la cocina y prepara el desayuno, presiento que Annia se despertará pronto.

-Me alegra que las cosas entre ustedes sean favorables.

-Gracias Rose, yo también.

Me hizo una reverencia y se marchó, dirigiéndome hacia la sala de estar, donde Aranella me esperaba.

-Hola hermoso. –Se acercó e intentó besarme pero retiré mi cara. -¿Qué sucede? Nadie nos ve. –Mira a su alrededor. Coloca sus brazos sobre mi nuca pero los retiro sin ser grosero.

-Se acabó Nella. –La miro fijamente.

-¿Se acabó qué? No comprendo. -Arquea una ceja.

-Estoy comprometido, el otro mes haré a Annia mi esposa, es mejor cortar toda relación que nos una por lo sano.

Nella comenzó a reírse de una manera escandalosa, tanto que su carcajada resonó como un eco en las viejas paredes de piedra, temí que Annia despertase.

-¿Me estás terminando? No me hagas reír. ¿Cuántas veces Drag he dormido en tu lecho? ¿Crees que esa chiquilla pueda sustituirme? Te conozco demasiado bien, terminarás buscándome.

-Esta vez es diferente, por favor, no hagas esto más difícil de lo que en realidad es.

-No puedes botarme como si yo fuera un objeto que ya no quieres, me oyes. –Casi gritaba.

El Rey Vampiro (Editada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora