VISITA INDESEABLE

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Quisiera decir que dormí bien pero mentiría, pasé despierta toda la noche, sintiendo lástima de mí misma, simplemente patético. Lo único bueno era la estadía de mi hermano, me prometió no irse y confiaba que lo cumpliría. Jeremy no permanecía mucho tiempo en un mismo lugar, lo envidaba, deseaba poder hacer lo mismo, tenía que convencerlo de marcharnos juntos, conocía a mi hermano, lograría mi cometido o eso esperaba.

Me levanté arrastrando los pies y sin ganas dirigí mis pasos hacia la cocina, por suerte papá no estaba, Jere leía el periódico en la amplia mesa del comedor.

_ Buenos días traviesa. –Me saluda.

_ Me puedes recordar por qué me llamas así, lo he olvidado.

_ Porque de niña eras demasiado tequiosa, hiperactiva, y además, todo lo querías indagar.

_ Pues ya dejé atrás esa etapa, deberías aprender mi nombre de pila.

_ Wow, alguien se levantó de mal humor hoy.

_ ¿Te parece? No, si por el contrario estoy feliz porque seré desposada por un hombre que no amo, al que por cierto mi propio padre me entregó, ¿Ves la ironía?

_ No exageres, no puede ser tan malo, serás reina. –Me dice a modo de excusa.

_ Como si lo quisiera. –Agrego sentándome de manera precipitosa sobre la pesada silla de madera.

_ Annia, si papá lo permite, no creo que ése tipo sean tan desagradable. Soy hombre y tengo que admitir que es atractivo. –Me sonríe mostrándome una fila blanca de dientes.

_ ¿Eres gay? –Lo cuestiono arqueando una ceja.

_ No, pero y qué si lo fuera ¿Tienes algo en contra de los gay? –Me devuelve la pregunta

_ No para nada, sólo quería estar segura que tu admiración por Draggon no derivaba de tu tendencia sexual.

_ ¿Quién comprende a las mujeres? Si no opinas sobre si un hombre es lindo o no, eres machista, y si das tu opinión, eres gay, lo cual está fuera de argumento ya que ustedes siempre dicen que "equis" mujer es hermosa, como por ejemplo Aranella, y no por eso voy a pensar que son lesbianas ¿O me equivoco? _ Abre y cierra comillas.

_ No, pero pudiste dar otro ejemplo. –Arrugo la nariz y frunzo el ceño al pensar en ella. Es el tipo de vampiresa que existe en toda buena historia de vampiros, bella, curvas perfectas, sensual, y sé que muere por Stone, ¿Por qué mejor no la eligió a ella? Es orgullosa, altanera y prepotente como él, son casi la pareja perfecta, si no fuera por un pequeño inconveniente, ella no es híbrida, por lo tanto, no puede concebir vida.

_ Aún estás conmigo. –Me dice mi hermano sosteniendo mi mano por encima de la mesa, su contacto frío me regresa a la realidad.

_ Sí aquí estoy. ¿Hace cuánto no te alimentas?, tu temperatura corporal está de sepultura. _ Lo regaño.

_ No sé, quizás un par de días o más. –Me responde como si nada.

_ Mira tus ojeras, están peor que las mías. –Lo comparo.

_ ¿Quieres ofrecerte como mi donante? –Me sonríe divertido.

_ Adelante, sólo trata de no marcar la mercancía, puede que a su majestad no le guste. –Agrego con sarcasmo.

_ Ummm buen punto, mejor voy a ir a buscar a alguien suculento como mi almuerzo. –Bromea, ya que sé que irá al Banco de Sangre de la ciudad, aunque a Jere no le gusta la sangre empaquetada, él la prefiere fresca.

_ Oh puedes ir donde Ruddy, ella gustosa se ofrecería como voluntaria. –Lo molesto. _Ruddy es híbrida también, y además mi mejor amiga y enamorada de Jeremy desde que tengo memoria. –Por cierto, ya fuiste a visitarla. –Le señalo.

_ No, y no me apetece todavía hacerlo, así que ¿Puedes guardar el secreto de mi llegada un poco más?

_ Como si eso fuera posible, pueblo chico, infierno grande ¿Recuerdas? Ya Ruddy debe saber que estás aquí, me sorprende que no haya tirado la puerta aún.

_ Ja-ja. –Enuncia mi hermano sin una pizca de humor.

Nuestra conversación es interrumpida al tocar alguien el timbre con insistencia. Ambos nos volvemos a ver.

_ ¡Oh quién puede ser! –Exclamo con tono burlista.

_ Si es ella, no estoy, de acuerdo. –Me advierte.

Voy corriendo a abrir mientras lo veo ocultarse tras la alacena y sonrío a mis anchas. Pronto mi sonrisa se apaga cuando veo de quién se trata.

_ Mi padre no está. –Le expreso con tono tosco.

_ ¿Qué Bernard no te ha enseñado modales? debes saludar a tus visitantes al recibirlos. –Me indica Draggon frunciendo el ceño.

Maldije por lo bajo al recordar que andaba puesta una pijama de corazones.

_ Si me preguntas ya no estás en edad de usar esa clase de pijama. –Añade, entrando sin ser invitado. _ ¿Estás sola?-Me pregunta.

_ No, mi hermano está conmigo.

Jeremy no tarda en llegar.

_ Majestad. –Le hace una reverencia.

_ Así que los rumores son ciertos, regresaste.

_ Sí Señor, recién ayer.

Drag no se molesta en contestarle y se dirige a mí.

_ Vístete, vamos a salir.

_ ¿A dónde? –Inquiero.

_ No me cuestiones, sólo hazlo. –Su tono autoritario hace que me den unas tremendas ganas de contradecirlo.

-No quiero, tenía planeado pasar el día con mi hermano.

Jere abre los ojos como platos, acabo de involucrarlo en mi mentira.

_ Lo de ustedes puede esperar ¿No es así? –Se dirige a mi hermano.

_ Claro, no hay problema majestad.

Lo fulmino con la mirada, pero puedo leer su expresión y la interrogante dicha sin palabras: _  ¿Y qué esperabas?

_ Cinco minutos Annia, tic tac el tiempo corre. –Toca su reloj acercándolo a su oído.

_ Dije que no quiero ir. _ Le sostengo.

No la vi venir, sólo sentí su mano rodeando mi cuello sin ninguna delicadeza, impidiendo que pudiera respirar bien, levantándome del suelo. Mi hermano reaccionó acercándose a mí, pude ver una mueca de disgusto en sus facciones. ¿A ver qué pensaba ahora del hombre maravilla?

_ No. –Le indica Stone a modo de advertencia. –Esto es entre ella y yo.

Veo a Jere hacer de sus manos un puño, lo conocía, estaba molesto, pero calló, me dolió que no saliera en mi defensa.

_ Te quedan tres minutos, cuando termine el conteo y no te hayas cambiado, saldrás tal y como estás vestida, tú decides.

Me suelta tocándome el cuello a la vez que oxigeno mis pulmones, me crucé de brazos y le sostuve la mirada, él no era mi dueño, no tenía por qué obedecerlo, si tenía que irme en pijamas, lo haría, pero no cedería. Cuando pasaron los cinco minutos me tomó con brusquedad y me cargó como si fuera un saco de patatas sobre su hombro, sacándome de la casa ante la atenta mirada de mi hermano, topándonos a la salida con Ruddy, que al ver a Stone bajó la cabeza sin atreverse si quiera a moverse, ése era el efecto que él causaba en las personas.

_ Fue tu decisión, que no se te olvide. –Me recalcó, al tiempo que me metía a la fuerza en su coche tomando  asiento a mi lado. El chofer nos observó de reojo. El vehículo se puso en movimiento, lo último que vi fue a Jeremy y a Ruddy en el marco de la puerta. No nos quitaban la vista de encima. ¿A dónde íbamos? Este día definitivamente no empezó nada bien.

El Rey Vampiro (Editada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora