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Capítulo III: Él da los mejores regalos.










El paquete llegó para mí una semana después. Fue una suerte que mi madre no estuviera en casa para preguntar quién me lo había enviado o que era.

Me había vuelto paranoica desde aquella llamada. Me aseguraba de cerrar todas las puertas, ventanas y de correr las cortinas. Algunas veces me detenía en mi habitación y miraba el techo y cada uno de los estantes en busca de una cámara escondida o algo parecido. También revisaba el armario, el cuarto del baño y debajo de la cama cada vez que entraba a mi habitación y antes de ir a dormir.

Después de comprobar que no había ninguna cámara ni tampoco una bomba revise el contenido con más atención. Tenía que admitirlo: él da los mejores regalos. Cómo había prometido por teléfono me envió lencería. Lencería muy sexi. En el fondo había un corsé de encaje, incorporado con un liguero, sencillo y de color negro. Medias, un baby doll de color rosa pálido, pantimedias. Nada era demasiado ostentoso o demasiado vulgar para mi gusto... Era sencillo, como yo.

También había metido una nota, escrita con letra pequeña y redonda: LLÁMAME.

Una palabra llena de autoritarismo. Casi podía oír su voz profunda ordenándomelo. Me puse roja de rabia y aventé la caja al otro lado de la habitación. La lencería cayó en el suelo encima de una pila de ropa sucia y una caja de pizza vacía. Como ya se deben de imaginar, nunca lo llame.

Esa madrugada, cuando la calle estaba en silencio y mi madre dormía me probé unas cuantas piezas y por primera vez me sentí como una princesa.

Daddy: Un Acechador.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora