Parpadeas,
jadeas,
de dolor,
de horror.
Lo miras
con ira,
y con una mueca fría.
Te da asco,
pavor,
y en la garganta,
una extraña quemazón.
Le gritaste,
le apartaste
y te levantaste,
él te sujeto,
y del duro suelo te salvo.
Gruñiste y corrieste,
no quieras tocarlo,
no querías mirarlo.
Él es un asesino
que ama a una humana,
siendo una máquina.

ESTÁS LEYENDO
ARIA
ŞiirNadie consiguió apagar tu corazón, ni tu mente llena de imaginación. NO PERMITO NINGÚN TIPO DE ADAPTACIÓN DE MI POESIA. Espero les guste.