Mensajero

Mensajero 11 - La Guía de las Hadas

y al dejar Uruk decidió que jamas volvería a ser el maestro de la tristeza, nunca más volvería a ser el maestro de la tristeza, oculto su oscuridad y su forma real del mundo volviéndose lo más humano que pudo, pero, sin olvidar lo que lo hacía no ser humano, aquel karma que le mantendría tal vez vivo algún día, pero, que a el no le traía más que ideas lejanas.

las hadas golems de fuego comienzan a acercarse al mensajero son cada vez más y están dejando al encapuchado a salvo tras ellas, rodeándolo hasta bloquearlo por completo. ¿que es lo que deseas lograr realmente?- dice el mensajero en tono serio, -sea lo que sea ya no tengo tiempo-, agrega el mensajero segundos antes de ser completamente tapado por los golems que se unen formando una especie de domo de lava ardiente, el encapuchado baja la mirada y le da la espalda al mensajero, caminando hacia un rincón de la habitación, esta todo en silencio, la batalla parece haber terminado, un grupo de hadas comienza a juntarse alrededor del encapuchado, entregándole la posición de la bruja, de pronto, la habitación es cubierta por oscuridad, una bruma negra, que absorbe la luz de las hadas.

-perdón- solo se escucha la voz del Mensajero, luego, el domo de lava ardiente se vuelve polvo, dentro de el un mensajero muy diferente, con su cabello gris claro, su piel color trigo, sus ojos olor sangre, un aura negra a su alrededor, su ropa completamente cambiada, negra y ligera, con su espada envainada en la mano, una expresión seria y los ojos resplandecientes, como en llamas. el encapuchado voltea a verle, pero, el miedo de pronto le invade, sin siquiera encerrarlo en su campo visual había sido intimidado por el mensajero solo por estar cerca de el, el miedo solo le hizo reaccionar de una manera, millones de hadas se reúnen en la habitación formando golems de fuego, hielo, roca con diamantes y quimeras de animales, estos atacan al mensajero en grupo, llenando la habitación, se siente el miedo del encapuchado en el aire se escucha el sonido del metal cortando los cuerpos de las hadas, una a una las hadas golem van cayendo, sin importar el tipo de hada que sea, la espada del mensajero les despedaza de igual manera, sin magia, solo con una enorme violencia y oscuridad que hace que el encapuchado sienta cada vez mas terror, impidiendo eso que las hadas puedan juntarse tan rápidamente luego de ser dispersadas por el mensajero.

una ráfaga de oscuridad generada por la espada del mensajero corta de un golpe a todos las hadas golems, alcanzando al encapuchado, despedazándole la capucha, la oscuridad cubre la habitación, se sienten los pasos del mensajero avanzando, las hadas no pueden juntarse, quien les guiaba solo tiene terror en su cabeza, el mensajero se acerca a quien guía las hadas y le mira fijamente a los ojos, es una niña, no se ve mayor a 15 años, dulce y tierna, pero, con una expresión de terror, al mirarla fijamente el mensajero enciende sus ojos en fuego, como lo hizo con la princesa, el rostro de la pequeña se desforma, las hadas comienzan a perder el control, hasta que de pronto se desvanecen en el aire. el mensajero cierra los ojos y luego una ráfaga de energía lo cubre, al irse ella, el vuelve a su forma normal, envainando su espada, la chica frente al mensajero esta congelada por el terror, el se acerca a ella y le toma el mentón con la mano izquierda, levantándoselo para poder mirarla más claramente a la cara, la pequeña tiene algo que le parece familiar, es muy parecida a alguien que el conoció, pero, como saberlo, ha pasado casi mil años en el mundo humano, ha conocido a incontables humanos y no humanos, la suelta y se prepara para asesinarla, deteniéndose a segundos de quitarle la vida, solo con una expresión, esa expresión que solo había visto una vez cuando era niño y aun vivía bajo el régimen de Uruk, era ese recuerdo de aquella mujer a quien conoció en el pasado, aquella que le arranco el corazón, aquella muchacha de mirada vacía, pero, cuando el la vio su mirada no era vacía, estaba plagada de sentimientos y sensaciones, esta muchacha tenia la misma mirada, era sin duda alguien de su familia.

el mensajero se detiene, la muchacha lo abraza de golpe sin parar de llorar, el mensajero la abraza en silencio un momento, las hadas comienzan a calmarse, quedando en el aire como luciérnagas, iluminando el momento de paz y tranquilidad luego de la pelea.

en el exterior del templo la bruja duerme bajo un gran árbol escoltada del verdugo, en un momento llega el mensajero con la muchacha agarrada a su espalda, al llegar la bruja le abraza en silencio, de pronto las luciérnagas vuelven a iluminar todo, la bruja sonríe, el mensajero esta tranquilo, todo parece haber terminado, por el momento, un descanso y luego a cabalgar de nuevo, la pequeña sabe donde esta la aldea donde la bruja debe ir, lo más importante, la pequeña sabe donde esta su hermana, que es a quien el mensajero desea ver.