Querido diario:


Mi mamá dijo que el amor era lindo, justo como las flores. Es más, me lo dijo esta mañana, al yo confiarle el mayor de los secretos: el estar enamorada.

Mi mamá me dijo que el amor era colorido, majestuoso y glorioso.

Yo también lo creí así, claro. Nunca desconfiaría de los sabios consejos con los que una madre te puede cobijar. Y los consejos de la mía eran los más buenos que cualquier madre te podía otorgar, sin duda alguna.

Pero por más que intenté convencerle de que estaba enamorada, me lo negó. Alegó que yo era demasiado chiquitita para comprender qué era una cosa tan complicada como lo era el amor, por lo que terminé levemente ofendida.

Yo sí lo sentía, yo lo sentía todo. Las maripositas que revoloteaban en mi estómago, los colores que suben a mis mejillas o el quedarse estática observándolo.

Se lo hice saber a mi mamá, pero me lo volvió a negar y, además,comenzó a pensar que estaba enfermando.

¿Qué eran las mariposas? Gastroenteritis.

¿Y los sonrojos? Fiebre.

¿Qué hay el quedársele mirando? Bajadas de tensión.

Es este preciso instante entonces es cuando yo comienzo a cuestionármelo. ¿De verdad me he enamorado, o mi mamá tiene razón?

Podría estar poniéndome enfermita y yo no me he enamorado de nadie, ¿verdad? Claro, claro. Porque soy demasiado pequeñita para saber lo que es el amor. Cierto.


-Att; Suzette Sauvage



Hard #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora