"Hola", susurré moviendo con desasosiego mis labios cuando estuve a su lado, sin siquiera darme cuenta de que él no me estaba mirando a mí.

Me respondió con un ligero asentimiento de cabeza sin aún dignarse a mirarme, con el rostro fruncido en una pequeña mueca de disgusto.

"¿Cómo te llamas?", pregunté nerviosa, pero él no me respondió. Sólo se quedó mirando al frente, donde los niños de unos cursos mayores que yo jugaban con el balón.

"Ey", intenté de nuevo, pero bajó la mirada y cogió una libreta de su bolsillo junto a un lapicero bastante gastado.

Garabateó unas cuantas cosas y poco después me mostró lo que había escrito.


«Sam».


Fácilmente aquellas tres letras quedaron impregnadas automáticamente en mi mente sin que yo pudiese siquiera cuestionármelo antes.

"Háblame", le exigí en un murmuro.

Él negó con la cabeza y se limitó a seguir con la mirada puesta en los niños.

Suspiré irritada. Sólo estaba intentado ser su amiga, pero no parecía querer poner mucho de su parte.

"¿Cuántos años tienes?", pregunté esta vez, intentando sacar un nuevo tema de conversación. Noté cómo sus hombros se relajaban y caían abajo, como si estuviese suspirando. Se acarició levemente la sien y volvió a coger el cuaderno de su bolsillo.

Sino quería hablarme tan solo tenía que decírmelo.


«Tengo diez», escribió con rapidez mientras yo lo observaba atentamente. «¿Y tú?»


Bueno, al menos se había dignado a ser mínimamente cortés.

"Yo tengo siete", respondí mientras él volvía a agachar la mirada.Pensaba que podíamos seguir hablando, la verdad.


Pero se levantó y se marchó sin decir una sola palabra más, durando la despedida más que la conversación en sí.


-Att. Suzette Sauvage

Hard #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora