Capítulo 10

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29 de abril, 2016. Corllin.

-¿Y entonces...? -la animó a continuar Kaila, impaciente.

-Meena podría arreglar todo -les dice-, si siguiese mis instrucciones al pie de la letra. O incluso yo misma podría hacerlo.

-¿Por qué no lo ha hecho ya?

-Porque no tenía sentido trabajar en vano -confesó, levantándose. Ya no sonreía, su hermoso rostro estaba inexpresivo-. Ella lo quiso, ella lo tuvo. Pero así no funciona el mundo. Mis hermanos y yo trabajamos muy duro para buscar lo mejor en cada persona y brindarle las oportunidades de destacar como se merecen, no es para que llegue una chica y lo arruine todo en un ataque de celos. Meena quería alejarse, no considero las consecuencias, y esto ocurrió. Ella creyó que el mundo giraba a su alrededor, que no había nada más allá y que no existía un plan establecido. Y yo, como una comprensiva mujer que soy, se lo permití.

-¿Así que no piensas hacer nada?

-Es su lección. ¿Por qué tengo que interferir en su castigo?

-¡Es tu deber como ángel del destino! Eres la guardiana de las vidas humanas, la encargada de la felicidad -le reclamó Kaila-. Julián habla maravillas sobre ti, y estoy segura que esto lo decepcionaría.

-Julián sabe cómo soy -afirmó-, y es por eso que él no les dijo que vinieran hacía acá, incluso cuando pudieron encontrarme antes. No me gusta que arruinen mi trabajo, ¿entiendes?

-No fue mi intención hacer eso -le dijo Meena.

-¡No me interesa que intención hayas tenido! -contestó, cruzándose de brazos-. Si vas a cooperar de ahora en adelante, entonces está bien. Pero si vas a seguir siendo una egoísta, lárgate de mi apartamento.

-Voy a cooperar -aseguró, asintiendo. Alizeth pasó su mirada de Meena a Kaila, ésta última permanecía con el ceño fruncido.

-Bien, hagámoslo.

Alizeth caminó hacía ella y le cogió la mano, antes de tirar de ella hacía una de las puertas cerradas del lado izquierdo del apartamento.

-Puedes retirarte, Kaila -dijo. La aludida iba a responder, pero cuando vio al ángel abrir la puerta entendió que aquello no era sólo una orden, era también un tipo de advertencia.

El ángel empujó a Meena al interior de la habitación y entró, cerrando la puerta tras de sí.

-¿Qué es esto? -preguntó con voz temblorosa. No estaban en una habitación, ni en el apartamento, estaban en un lugar del todo negro, sin suelo, paredes o techo, sólo oscuridad.

-Meena Flament. Código 19990 -pidió con tono severo y hubo un destello sobre sus cabezas. Meena alzó la mirada y encontró una imagen de ella flotando en medio de la nada.

"Meena Andreina Flament Sauce. 19990.
Edad actual: 19 años.
Peso: 65kg
Estatura: 1.71cm
Color de cabello: rojizo intenso
Color de ojos: verde olivo
Color favorito: dorado
Destaque: psicología, área de humanidades y derechos de la mujer
Habilidades: análisis de personas, alto entendimiento
Notas:
*Su hermana mayor es Alicia Flament, muerta el 13 de junio, del 2002, y de vuelta el 14 de junio del mismo año. Ayudante desde el 28 de junio de ese año.
*Julián es el encargado de su caso, toma el puesto de su mejor amigo que le hubiese correspondido a Nicolás (para más información, véase los expedientes de Nicolás Hervatic o Melanie Vásquez)
*Ella será la razón de que Chase Dou inicie sus estudios de psiquiatría
*Ella hará que Chase Dou se destaque en habilidades que no son mencionadas en su expediente
*Ella tendrá que lidiar con Elías, el ayudante a cargo de Chase
*Su..."

Y las notas seguían, eran letras que parecían de fuego flotando junto a su imagen, moviéndose como si se tratasen de los créditos de una película hasta que desaparecían de su vista.

-¿Qué es esto? -exigió saber- ¿cómo que mi hermana es una ayudante? ¿quién es Nicolás? Yo...¿yo realmente iba a hacer todo eso?

Alizeth asintió.

-Tu hermana está ocupada en un caso, por eso no ha podido venir aún cuando le dije que le permitiría verte. Fue difícil tomarla porque estaba al borde de la muerte cuando la conseguí, pasó todo un día en el Pozo de los perdidos y tuve que pedir algunos favores para poder sacarla de ahí -explicó, haciendo un gesto con su mano para restarle importancia al asunto-, pero valió la pena porque yo realmente estaba interesada en alguien como ella -suspiró-. Nicolás había sido mi primera opción para tu mejor amigo; nació en Crilasia y se fue a Corllin durante unos meses tras la muerte de su madre, volvió a Crilasia y se fue de nuevo. Lleva una vida peculiar, ahora que lo pienso. En la actualidad se encuentra en Corllin también, está trabajando como traductor de libros. Se hubiesen llevado muy bien.

-Pero...no entiendo...

Alizeth extendió su mano hacía arriba y rozó con la yema de sus dedos la imagen de Meena, haciendo que ésta estallara en un montón de brillos, como pequeños fuegos artificiales. Esas luces se asentaron en lo que tal vez fuese el suelo de ese lugar y tomaron la forma de Corllin.

Era como ver una maqueta de todo el país.

Estaba Corllin, la capital, el río Alevien que la atravesaba para conectar Roster, la cual tenía su clima lluvioso incluido en la versión miniatura, a Quinver, cuyas playas estaban a rebosar de figuras que lucían similares a las humanas, también estaba Crilasia con sus muelles blancos y Aendevie con sus gigantescos árboles. Cada calle, cada edificio, incluso cada persona estaba ahí.

-Ésta eres tú -le dijo, señalando hacía una pequeña figura de cabeza roja que parecía estar en la pared entre un apartamento y otro (por lo que supuso que el lugar en el que estaba no "existía" como tal)-. Si te fijas, podrás encontrar a Chase.

Meena se inclinó junto a las figuras para intentarlo.

Su figura tenía cuatro hilos rojos, los atados a los dedos índice y medio de la mano izquierda ya habían sido destruidos y le era imposible saber a quién la hubiesen llevado, pero los de los meñiques en ambas manos seguían ahí.

-Creí que los hilos rojos no se cortaban por nada del mundo -comentó, siguiendo uno de los hilos con su mirada hasta que encontró una figura que lucía como Julián adentro de un edificio similar a una librería.

-Por nada del mundo, eso es verdad. Pero quizá por algo que no sea del mundo, sí -confesó-. No suelo arrepentirme y deshacer las conexiones porque eso causa que las personas se sientan incompletas durante un tiempo, pero fue una medida desesperada después de que hicieras semejante imprudencia.

Meena, que había estado siguiendo el camino del segundo hilo mientras la oía, divisó a Chase a las afueras de la ciudad, moviéndose con gran velocidad.

-Ahí está -lo señaló. Iba en un vehículo y lo más probable era que la figura a su lado fuese la de Elías-. ¿Qué se supone que debo hacer ahora?

Alizeth sonrió.

Siempre tú [CNO#2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora