Epílogo

291 21 3
                                    

-¿Seguro que es aquí?

-Que sí. Lo he mirado en las páginas amarillas, Ron.

-¿Páginas amarillas?

-Es igual. Llama tú, Harry.

El chico pulsó el timbre y Ron se quedó maravillado ante el sonido que hizo aquel aparato. Seguro que su padre se pasaría horas y horas haciéndoles preguntas a aquellos muggles sobre cómo funcionaba aquella cosa.

Piper abrió la puerta. Y sonrió.

-¡Patrick! ¡Mira quiénes están aquí!

Los chicos sonrieron.

-¡Pasad! ¡Pasad!

La joven les indicó que pasaran hacia el jardín que tenían en la parte trasera y les sacó pastas y té.

-No te preocupes, Piper, no vamos a tardar demasiado- aseguró Ron.

-¿Y eso?- preguntó Patrick cogiendo una de las galletitas que le tendía su hermana.

-Nos hemos acordado de que nos faltaba algo por hacer- explicó Harry.

-¿Y de qué se trata?- preguntó Piper sentándose al lado de su hermano.

Los tres chicos se miraron.

-Todo va bien por ese mundillo mágico, ¿no?- preguntó Piper.

-Bueno, al menos estáis los tres- trató de bromear Patrick, pero nadie sonrió.

-Hermione- la llamó Ron-.Tú eres la mejor con los conjuros.

Los mellizos se miraron.

Hermione alzó la varita.

Ellos abrieron los ojos como platos.

-Lo sentimos, pero los muggles no pueden saber el secreto de la magia- se excusó la chica-. Obliviate.

Diecinueve años después

Ya estaban Harry, Ron, Hermione y Ginny con su respectiva familia en King's Cross, a punto de que James, Rose y Albus cogieran el tren dirección a Hogwarts cuando Ron divisó algo a lo lejos. Ginny desde luego no los conocía. Aunque en realidad sí lo hacía, solo que ella no se podía acordar de ellos...

Patrick se hubiese acordado de ella si no hubiera sufrido un encantamiento que le hiciera olvidar.

-Harry... Hermione- susurró Ron cuando se despidió de Rose-. ¿No son esos...?

Ambos asintieron.

Patrick y Piper iban acompañados de sus respectivas parejas con tres niños pequeños. Dos niñas y un niño. Patrick le dio un beso a una de las niñas en la cabeza y abrazó a los otros dos muchachos, teniendo que arrebatárselos de los brazos a Piper. Se parecían bastante. Quizá fueran mellizos.

-¿Quién nos iba a decir- comentó Hermione- que les borraríamos la mente para que sus hijos acaben siendo magos?

-¿De qué habláis?- preguntó Ginny, acercándose con la pequeña Lily y Hugo.

Pero a Harry le daba igual que Patrick y Piper estuvieran allí. Que todos los males fueran esos.

La cicatriz llevaba diecinueve años sin dolerle. No había nada de que preocuparse. 

Magos&MugglesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora