Los Carrow

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-¿Qué tenemos aquí? Si son dos muchachitos sin varitas...

-¿Qué ha pasado con ellas? ¿Os las ha quitado el coco?

Los hermanos rieron ante su propio chiste.

Patrick cogió de la mano a su hermana, y aunque en otras circunstancias ella no lo hubiera dejado, porque ni era una niña pequeña ni era su novia, en aquel momento estaba aterrada, y era como si estar junto a su hermano la pudiera salvar de la situación.

La hermana Carrow alzó su varita ante la tierna escena y se deleitó sintiendo el terror en aquellos mellizos.

Momento que aprovechó Ginny Weasley para lanzarle un conjuro:

Desmaius!

Cuando el hermano Carrow fue a contraatacar, la joven pelirroja volvió a conjurar:

Reducto!

La zona quedó libre de mortífagos.

-¿Se puede saber qué se os pasa por la cabeza?-espetó la chica.

-No tenemos varitas. No somos magos. Somos magles de esos-dijo de carrerilla Piper.

-¿Muggles?

-¡Eso!- asintió Piper.

-Los muggles no pueden entrar en Hogwarts.

-Vinimos con unos chicos llamados Harry, Ron y Hermione- explicó.

Ginny alzó las cejas con escepticismo.

-Sin su consentimiento o sin que ellos quisieran de alguna manera- añadió Patrick.

-Será cierto...- suspiró Ginny.

-Gracias por salvarnos la vida, por cierto.

-No tengo tiempo para salvarles el cuello a unos muggles como vosotros.

-No molestaremos.

-Estamos en medio de una guerra mágica.

-Nos lo han explicado.

-Ay, por las barbas de Merlín- suspiró Ginny-. Pegaditos a mí, ¿eh? Y si veis algo me avisáis antes de verlo.

Los mellizos asintieron.

Harry, Ron y Hermione ya habían sacado a Draco y a Goyle de la incendiada Sala de los Menesteres, obra de Crabbe, que al final se lo había acabado comiendo a sí mismo.

-¿Cómo te llamas?- le preguntó Patrick.

-Ginny.

-Pues, ¡cuidado a tu derecha, Ginny!

-¡Ron! ¡No! ¡Ron!- gritó Hermione.

Ginny y los mellizos caminaron hasta el Gran Comedor. Ginny sabía que algo malo se cocía, lo sentía en los huesos.

-¡Ron! ¡Ron! ¡Ron!

Harry tuvo que agarrar a su amiga por la cintura con una mano y atacar a los mortífagos que le habían lanzado una maldición imperdonable a Ron con la otra. Cuando todo estuvo libre de peligro, la soltó.

Harry todavía no se podía creer que aquello fuera verdad.

Tuvo que acercarse a tocar el cuello de Ron para asegurarse de que no respiraba.

Bellatrix Lestrange se acercó por detrás del trío, pero ninguno, ni muggle ni mago la vio.

Piper la escuchó reír, con esa risa suya que ponía los pelos de punta.

-¡Ginny!- gritó Piper.

Avada Kedavra!- gritó al mismo tiempo Bellatrix.

El objetivo de la mortífaga era la brujita Weasley.

No tuvo suerte.

Ginny sí.

Porque Piper estaba en medio.





Magos&MugglesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora