Antes de que sea tarde

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Bill bajó la varita paulatinamente. Los chicos acababan de desaparecer delante de sus propias narices. ¿Cómo lo habían hecho? Ni siquiera creía que tuvieran edad suficiente como para poder aparecerse...

-¿Qué ha pasado?- le preguntó Fleur a su marido cuando llegó hasta ellos.

-No sé qué son. Tal vez sean muggles. No reaccionaron cuando les mostré mi varita. El chico me miró como si estuviera loco.

-¿Crees que si hubieran sido magos se hubiesen defendido?- preguntó Harry.

-No parecían tener edad para poder hacer magia fuera del colegio- recordó Hermione.

-Pero sí puede usarse para defenderse a uno mismo- indicó Harry recordando su breve encuentro con los dementores en Privet Drive hacía casi dos años.

-¿Con el Ministerio bajo control de los mortífagos?- recalcó Bill. Sacudió la cabeza a modo de negación-. Si eran magos no eran mortífagos o no habrían tenido el menor reparo en sacar sus varitas y atacarme. No es muy difícil relacionarme con los Weasley.

-¿Tú cgees que egan muggles, caguiño?

Bill asintió.

-Creo que es lo más probable.

Griphook se bajó de las espaldas de Ron dando un salto.

-¿Seguimos aquí de cháchara o nos vamos ya a Gringots?

-¿Sabes que cuando usas la cosa esa muy seguido me dan ganas de vomitar?- protestó Patrick agarrándose el estómago con las manos.

-¿Sabes que a ti te da ganas de vomitar hasta montar en bici?- replicó su hermana.

De nuevo, el paisaje del bosque no había sufrido cambio alguno. Sin embargo, el joven pelirrojo que les había amenaza con un palito de madera barnizado había desaparecido como anteriormente habían visto sucesos extraños cada vez que daban vueltecitas al reloj de arena.

Aparte de aquello, había más cosas diferentes.

A los árboles le habían crecido hojas y flores y los campos estaban mucho más verdes que la última vez que habían estado allí... fuera cuando hubiese sido aquello.

-¿Y si le damos vueltas para atrás hasta evitar encontrar este cacharro?- sugirió Patrick.

-Si vas al pasado para evitar encontrar lo que nos hizo volver al pasado, nunca volverás al pasado en realidad. Como se nota que no lees libros de ciencia ficción.

Patrick no entendió aquello.

-¿A qué sentido le has dado ahora?- preguntó.

-Ni idea. Estaba de espaldas.

Justo delante de ellos había una casa.

Antes no había ninguna casa.

-¿Crees que esta es la propiedad privada de la que hablaba el pelirrojo loco?- preguntó Piper.

-¿Ves alguna otra cosa por aquí que pueda ser una propiedad privada?

Sin hablar, ambos empezaron a avanzar. Querían entrar dentro de la casa, querían llamar a la puerta y ver si el loco pelirrojo seguía allí. Tal vez habían viajado al pasado hasta antes de que él naciera, o habían ido tanto hacia delante en el futuro que ya había muerto de viejo.

Patrick y Piper se pusieron frente a la puerta, que vieron entreabierta. En puesto de golpear con los nudillos en ella, Patrick la empujó con la palma de la mano.

Dentro se escuchaban voces, pero no alcanzaban a ver a nadie. Ni pelirrojo ni no pelirrojo.

Caminaron unos pasos hacia dentro sin hacer ruido, pisando muy suavemente...

Hasta que una de las tablas de madera chirrió bajo sus pies.

-¿Patrick? – preguntó una voz femenina.

Los dos hermanos se quedaron mirándose. La voz resultaba vagamente familiar, como si la hubieran escuchado en algún momento, tal vez en mitad de la calle o en televisión...

Patrick dio un paso más hacia el frente pese a que su hermana lo intentó sujetar por la manga de su sudadera.

Sus cabellos rubios se hicieron visibles para Harry y Hermione.

-¡Patrick!- gritó Hermione mientras que Piper se quedaba por detrás del muchacho-. ¿Tienes algo nuevo?

Patrick miró a su hermana dubitativo. Piper seguía escondida sin que la viera nadie.

-¿Y bien?- insistió Harry.

-¿Me has llamado, Hermione?- dijo Patrick.

Pero no era Patrick, sino que era otro Patrick. Un Patrick que no parecía tan sorprendido de verse a sí mismo como lo que estaba el otro Patrick.

-Piper...-dijo el nuevo Patrick-. Sois del pasado.

-Vayámonos – dijo la única Piper que había allí.

-¡Esperad!- gritaron Harry y Hermione al mismo tiempo.

-¡Deshaceos del giratiempo!- chilló el nuevo Patrick, que les empezó a seguir conforme se iban marchando-. ¡Antes de que sea demasiado tarde! ¡Destruidlo! ¡Y pase lo que pase no se os ocurra...!

Pero para cuando el otro Patrick estaba terminando de hablar, los mellizos ya se habían marchado.



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