12.

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Las cosas están tranquilas en casa, pero yo no me siento igual.

Termino por rendirme a los pies de ese mocoso engreído y le pregunto a Minah dónde queda la casa de Hoseok. Necesito hablar con él y saber si seguiremos o no, porque probablemente toda esta angustia estúpida que estoy pasando es en vano, y él, como buen adolescente, tiene un nuevo chico, o quien sabe, una chica. Muerdo mi labio inferior ante tal pensamiento y apresuro mi andar con un trozo de papel en mano que tiene la dirección del mocoso escrito con la perfecta caligrafía de mi hermana menor en él.

No tardo tanto como creí que lo haría cuando ya me encuentro frente a una linda casa verde menta de dos pisos con grandes ventanales y una pequeña terraza frente a una de las habitaciones del segundo piso. Me encuentro decidiendo si tocar o no el timbre cuando alguien sale de la casa y me observa cuidadosamente; se trata de una mujer mayor, con tez clara, pelo negro peinado en melena de punta y nariz bien perfilada, es bastante parecida a Hoseok.

-¿Sí? ¿Qué se le ofrece, joven? -me pregunta acercándose al portón de fuera, donde yo me encontraba, para así poder atenderme mejor, o tal vez echarme.

-Pues... bueno, ¿aquí vive Hoseok? -pregunté demasiado nervioso para mi gusto, la mujer asintió escaneándome descaradamente con su mirada.

-Sí, esta es su casa, y yo soy su madre -respondió orgullosa-. Por casualidad no serás... ¿Min Yoongi? -me encontré a mí mismo abriendo demasiado mis ojos por el asombro que me causó oír mi nombre salir de los labios de la madre de Hoseok.

-Pues... sí, yo soy él... ¿Cómo usted-?

-Ay muchachito, ya te estabas demorando -sonrió la mujer y entonces supe de donde Hoseok había sacado tan deslumbrante sonrisa.

-¿Cómo dice? -pregunté atontado.

-Pasa, adelante -abrió el portón y luego volvió hasta la puerta principal para abrirla también- pasa, pasa -insistió, así que entré al lugar encontrándolo sumamente perfecto- tu siéntete en tu casa, Hoseok está arriba, en su habitación. Yo ya debo irme, fue un gusto conocerte 

-Espere, ¿Qué? -ella volvió a despedirse esta vez con su mano, sin dejar de sonreír en ningún momento y se fue, cerrando la puerta detrás de sí y dejándome libre acceso en su hogar. Tragué saliva sintiendo un revoltijo en el estómago y vi las escaleras, así que me aproximé a ellas y comencé a subir los escalones con lentitud, de uno en uno.

Una vez arriba divisé dos puertas, ambas blancas, exactamente iguales. Abrí la primera, pero sólo era el baño, así que me dirigí a la segunda; Mis manos sudaban cuando apoyé una sobre la perilla de la puerta, y la giré dudoso, hasta abrirla finalmente y encontrar a Hoseok tendido sobre su cama, con los audífonos puestos y los ojos cerrados. Entré y cerré detrás de mí, acercándome al bello durmiente a pasos cortos y dedicándome a observarlo cuidadosamente.

-Entonces... ¿Cuándo llegará la parte en que dejes de observarme como el gran idiota que eres y me beses de una vez? -me sobresalté al oírlo, y casi caigo de espaldas, pero alcancé a sostenerme del borde de la cama y observé con asombro los ojos ligeramente abiertos de Hoseok. 

-Yo... -me sonrojé al darme cuenta de lo aparentemente cursi que se estaba tornando todo y como yo tendría que ser quien rellene- te he extrañado demasiado -susurro sin observarlo, con los colores surcando mi rostro y las lágrimas al borde. Sonrió y supe que todo estaba bien, así que cuando su mano se posó en mi nuca no dudé en acercarme y unir nuestros labios en un dulce y desesperado beso.

-También te extrañé -murmura sobre mis labios, con sus ojos fijos en estos y volviendo a besarme, acunando mi rostro entre sus manos.

Seguimos besándonos en esa misma incómoda posición, hasta que jaló del cuello de mi camiseta y mi brazo para levantarme y subirme a la cama, así lo hice, quedando sobre él y continuando el beso.

Sus manos desordenaron mi cabello y comenzaron a bajar por mi pecho hasta mi bajo vientre, sus dedos comenzando a jugar con el inicio de mi camisa. Mordí su labio inferior con fuerza e introduje una de mis piernas entre las suyas.

-Te quiero, Yoongi hyung -metió sus manos bajo la camisa y comenzó a trazar líneas sobre mi abdomen, provocando leves escalofríos en mí.

-Te quiero, mocoso -respondí- y lo lamento tanto, yo... prometo te jamás-

-Silencio, no lo arruines -dice mordiendo y chupando mi cuello- sé que enserio te arrepientes -susurra sobre mi oído- de otra forma, no veo el motivo para que el orgulloso Min Yoongi esté ahora en mi cama -sonríe victorioso cuando mi sonrojo aumenta e intento zafarme del agarre y levantarme de la cama.

-Eres un idiota -gruño con molestia, pero mis labios son atrapados por los suyos y me siento débil, así que me abstengo de alegar y comienzo a acariciar el cuerpo de mi novio con una mano mientras me sostengo sobre él con la otra apoyada sobre el colchón a un lado de su cabeza.

El novio de mi hermana {YOONSEOK}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora