La fiesta

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El cuarto de baño seguía repleto de vapor mientras Esteban se alistaba, acababa de salir de la ducha y llevaba puesto solamente una toalla al rededor de su cintura. Estaba lavándose los dientes y pensando en todo lo que podría ocurrir ese día, hacia mucho que no veía a sus amigos y ya los extrañaba. Las vacaciones de verano estaban a punto de terminar y él había aprovechado esos meses para viajar, algo que muchos de sus compañeros envidiaban. Dejó de lavarse un momento para revisar su teléfono, tenía varios mensajes relacionados con la fiesta pero ningún lo suficiente interesante como para que él responda, revisó las fotografías que se había tomado ya hace mucho con sus amigos, realmente los extrañaba, especialmente a su mejor amiga Jésica, hablaba con ella todos los días y nunca se quedan sin tema de conversación. Alguien golpeó la puerta, Estaban regresó a ver rápidamente apagando su teléfono.
-¿Si?- Preguntó con la boca llena de pasta dental.
-Mateo acaba de llegar.- Dijo su madre a través de la puerta. -¿Lo hago esperar en la sala?
-No, llévalo a mi cuarto, salgo en un minuto.
Su madre se alejó sin decir nada, Mateo era su amigo desde que eran niños, se conocieron en la primaria el primer día de clases y desde ese momento fueron inseparables. Esteban estaba un poco triste ya que había hablado muy poco con su amigo en las vacaciones y quería compensarlo. Terminó de cepillarse los dientes y salió del baño en dirección a su cuarto. Mateo ya se encontraba ahí, estaba sentado sobre la cama mirando su celular.
-Llegaste antes de lo que esperaba.- Dijo Esteban.
Mateo lo regresó a ver y apartó rápidamente la vista, no esperaba ver a su amigo solamente en toalla.
-Dijiste que viniera a las 6, pues aquí estoy, 6 en punto.
Esteban se dirigió a su armario y sacó todo lo necesario para cambiarse. Mateo se levantó y le dió la espalda para darle un poco de privacidad mientras su amigo se ponía la ropa, ellos se conocían de hace tanto tiempo que esto les parecía completamente normal.
-¿Estas emocionado?- Preguntó Mateo sin verlo todavía.
-Un poco, no he salido a una fiesta en mucho y espero que esta no sea un fracaso.
-Pues Daniel la organizó así que no deberías tener altas espectativas.
Esteban odiaba a Daniel, desde el momento que lo conoció supo que nunca podrían llevarse bien, Daniel en cambio pensaba que todo el mundo lo quería, creía que era mejor que el resto solamente porque fue el primero en perder la virginidad y además fue quien introdujo el alcohol y las drogas a su curso. Pero aún así Esteban podía olvidar todo eso solamente para ir a una fiesta.
Término de cambiarse y Mateo pudo verlo nuevamente, Esteban llevaba puesto una camisa a cuadros color blanca con rojo claro, unos jeans azul oscuro y una chaqueta de cuero que el mismo había comprado con sus ahorros. "Los placeres son costosos" se repetía siempre que recordaba cuanto tubo que pagar por ella.
En cambio Mateo sólo tenía una camiseta completamente negra, unos jeans los cuales usaba siempre que salía y unos zapatos deportivos negros con rojo. A Mateo no le importaba lo que los demás pensaran de él, no tenía muchos amigos pero los pocos que tenía eran fieles y leales, amigos verdaderos.
Estaban se colocó una colonia muy cara y la ofreció a su amigo quien la rechazó. Después de peinarse Esteban estaba listo para salir, esperaron a que su madre encendiera el auto y después ella los llevo hacia el lugar del evento.
El transcurso fue largo, no hablaron en todo el camino, Esteban estaba agradecido ya que su madre siempre interrogaba a Mateo preguntando sobre el colegio, la familia y las mujeres de su vida, Mateo siempre se avergonzaba al decir que no había ninguna chica que le interesara. Al llegar pudieron ver que la fiesta ya había empezado, la música estaba a todo volumen, era una casa muy grande con un gran jardín en el cual había mucha gente bebiendo licor. Esteban le dijo a su madre que eran refrescos comunes y ella asintió aunque sabía que no era sierto, los dejo en la entrada y se marchó despidiéndose de ambos.
Los dos jóvenes entraron a la casa saludando a todos los conocidos, había asistido personas de todo el colegio y de distintos cursos, también exalumnos ya graduados e incluso gente mucho mayor a ellos que seguramente eran primos o parientes del organizador. Al entrar buscaron rápidamente a sus amigos, buscaron en la cocina y en la sala pero no había rastro de ellos hasta que Mateo vió a Diana, la hermana de una de sus amigas, se acercaron sin que ella se percatara.
-Hola Diana.- Dijo Esteban.
Ella no los escuchó, estaba concentrada es su baile.
-¡Diana!
Ella volteó y sonrió al verlos.
-Chicos que bueno que vinieron.- Dijo con demasiado entusiasmo. -Vengan, Bailén conmigo.
-En realidad buscamos a nuestros amigos, ¿Los has visto?
-Mi hermana salió con Samuel y Jésica al jardín trasero.
-Gracias.
Esteban comenzó a alejarse pero ella lo detuvo.
-Espera no me puedes dejar, baila conmigo.
-Perdon, no estoy tan hebrio como para bailar pero cuando lo esté regresaré a buscarte.
Diana mandó un beso al aire y los dejó irse, muchas veces Mateo creyó que ella estaba interesada en su amigo pero Lili, la hermana de Diana, le confesó que ella solo quería molestarlo e ilucionarlo, pero que no quería tener nada con él. Mateo apreciaba mucho a Diana y la consideraba una amiga cercana pero se molestaba mucho cuando ella coqueteaba con Esteban.
"¿Por qué la gente es así?" Pensó Mateo.
Salieron al jardín trasero donde había una gran piscina la cual estaba repleta de globos.
-Nadie entra al agua en las fiestas.- Comentó Mateo.
A lo lejos pudieron identificar a sus amigos, caminaron rápidamente hacia ellos para sorprenderlos.
-Amigos, ¿Cómo han estado?.- Gritó Esteban al acercarse lo suficiente.
Todos se alegraron de verlos, Lili fue la primera en saludarlo con un fuerte abrazo, después fue Samuel quien lo saludo con un choque de manos y finalmente Jésica quien los besó en la mejilla. Para Mateo ese beso no significó nada, simplemente una saludo, pero en cambio Esteban se ruborizó y se puso nervioso.
-Nos preguntábamos donde estaban.- Dijo Lili.
-Llegan tarde, la fiesta empezaba a las siete.- La que habló está vez fue Jésica.
-Todo fue culpa de Esteban.- Afirmó Mateo. -Se demora mucho tiempo vistiéndose, yo estuve listo antes de las 5.
-Bueno nunca es bueno llegar muy temprano a una fiesta, puede que seas el primero en llegar y eso sería incómodo.- Esteban trataba de hacer reír a los demás.
-Es verdad.- Dijo Samuel. -Varias veces me a pasado eso y la verdad no es una experiencia agradable.
-Es porque a ti te encanta la puntualidad y puedes llegar hasta una hora antes a un evento.- Se burló Jésica.
-Jésica tiene razón.- La apoyó Lili. - En mi cumpleaños llegaste dos horas antes de lo planeado y tuve que dejarte viendo televisión con mi hermana mientras yo me alistaba.
Todos se rieron, era muy agradable estar rodeado de sus amigos. Esteban y Mateo dejaron de reír cuando un joven un poco menor a ellos se unió a su grupo. Samuel notó lo ocurrido y se apresuró a hablar.
-Lo siento no los presente; Esteban, Mateo este es mi primo Joaquín, está viviendo conmigo temporalmente y decidí traerlo.
-Hola Joaquín, ¿Cómo estas?- Dijo Esteban amistosamente extendiendo la mano.
-Hola.- Fue lo único que el dijo y ni siquiera extendió la mano creando un silencio incómodo, estaba detrás de Samuel cómo tratando de ocultarse lo que le daba una apariencia misteriosa, parecía estar furioso pero Mateo pudo reconocer que no sentía irá sinó que estaba aterrado.
"Este chico es demasiado tímido, ni siquiera puede vernos a los ojos" pensó Mateo.
-Vamos por una bebidas.- Jésica fue quien rompió el silencio.
Caminaron juntos hasta el bar que en realidad sólo era una gran mesa repleta de vasos con diferentes licores y unas cuantas botanas. Cada uno tomó una copa plástica y comenzaron a beber. Mateo no solía beber alcohol, es más siempre que podía lo evitaba pero decidía hacerlo con sus amigos para que no creyeran que era cobarde o que se creía superior al no beber. Todos hicieron un brindis y bebieron rápidamente hasta que Joaquín tubo un ataque de tos. Todos lo vieron y empezaron a reír.
-¿No habías bebido antes amigo?- Pregunto en tono burlón Lili.
-Claro que si.- Dijo Joaquín aunque podían notar su mentira.
El joven se puso mucho más nervioso, no le gustaba ser el centro de atención y mucho menos que se burlan de el. Inmediatamente se enfureció con Lili por su comentario pero él no sabía que esa era la cualidad especial de ella, se burlaban de todos y de todo, incluido de ella mismo, y eso siempre alegraba a la gente ya que lo tomaban con gracia pero Joaquín se lo tomó personal.
En medio de las risas el dueño de casa, Daniel, se acercó a ellos con un porro de mariguana en su mano.
-Chicos me alegro de verlo.
Esteban se disgusto enseguida.
-¿Cómo la están pasando?- Continuó Daniel.
-Pues bien.- Contestó Jésica. -Aunque me gustaría entrar alguna vez a tu piscina, siempre que hay fiesta la gente decide no meterse y no quiero ser la única nadando.
-Pues si quieres meterte yo te acompañaré.
Daniel y Jésica se quedaron viendo provocativamente y Esteban estaba cada vez más furioso.
-¿Quieres un poco?- Preguntó Daniel extendiendo el porro hacia Jésica.
Ella acepto y dió una buena bocanada. Daniel se veía muy contento y se alejó lentamente sin apartar sus ojos de ella. Jésica, sin dejar de verlo, lamió sus labios lentamente, esto enfureció a Esteban.
-¿Qué carajos fue eso Jésica?- Dijo Lili burlándose de su amiga.
-¿Qué?
-¿Acaso estaban coqueteando?
-Solo jugábamos, y además si tengo ganas de entrar a esa piscina.

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