Capítulo diecinueve. Dime que estás bien.

2.1K 174 19
                                    

—¿Crees que estén bien?

Había pasado un día desde que los chicos se habían ido y Aida y yo estábamos aburridas en un parque del pueblo. Mi madre se había ido de viaje  por trabajo, dejándome sola en casa por una semana, Aida al enterarse, le había pedido permiso a su tía para quedarse a dormir en mi casa por unos cuantos días. Pasamos el rato haciendo tonterías, pero seguíamos preocupadas por si había sucedido algo grave. No sabíamos por que faltaban a clases, pero pensábamos descubrirlo sí o sí.

Mi móvil sonó rompiendo el silencio y vi que era Rob, alguien que ha estado muy distante últimamente. Le enseñé el móvil a Aida, que también se sorprendió por la llamada y me dijo que descolgara con las manos. 

-¿Bride?

-Hola, Rob. ¿Cómo te va? Hace mucho que no hablamos.

- Lo sé. Rob ha tenido problemas en casa y tal... bueno, solo llamaba para comunicarte a ti y a Aida una cosa, ¿no estarás con ella, por casualidad?

-De hecho, sí. Está aquí conmigo.

Miré a Aida que me hacía señales con la cabeza para saber que decía, y yo con la mano de dije que esperara un momento. 

- Genial, em...Rob te lo dirá a ti y luego díselo tú, ¿vale? Yo...esto... Rob de va del país. 

-¿¡Cómo?! P-pero ¿a dónde vas?

- Si Rob te lo dice fliparías. Me voy a Alaska. 

- ¿¡Alaska!?

- Sí, Rob tiene familia allí y tiene que ir. 

- Ah, de acuerdo, ¿cuándo te vas?

- Mañana temprano, oye, Rob tiene que hacer la maleta y todo esto... así que dile a Aida lo que te a dicho Rob, por favor.

- Claro Robbie, te echaré de menos.

- Rob también, pequeña.

Al colgar, Aida estaba al tanto de la situación ya que había intuido lo que pasaba gracias a mis contestaciones. 

- Osea, Robbie Williams se va a Alaska. 

- Sí. 

Ella solo asintió con la cabeza.


(...)


Después de tres horas estábamos en mi casa, estiradas en mi cama sin hacer absolutamente nada. Bueno, sí. Aida no paraba de repetir los mismo después de haber visto las dos películas de Percy Jackson; "Quiero darle a Logan Lerman". Yo también estaba un poco colada por esos ojos azules, pero extrañamente dos ojazos verdes ocupaban toda mi mente. Echaba de menos a Rhen, aunque no quisiera admitirlo, y sabía que Aida también extrañaba a Sam. Mi estómago se había transformado en la almohada particular de Aida, porque no me dejaba moverme ya que estaba muy "cómoda". Habíamos hecho palomitas para dos semanas y depués de ver las dos películas de Percy, Aida insistió en ver Titanic. Personalmente, odio esa película. Cuando era pequeña siempre me rehusaba a verla por mucho que insistiera mi familia, nunca conseguían que la viera, en cambio, Aida en dos minutos me convenció con el trato de ver toda la saga de Harry Potter. Esa si que es una buena película. Después de ver cómo Leonardo di Caprio se muere en el mar, y de yo ahogarme con las lágrimas de Aida, pasamos a la fase B; Harry Potter.  

Íbamos por la segunda película cuando llamaron el timbre. Bajé las escaleras, pero el timbre volvió a sonar, como si necesitara atención. Me dirigí más rápido a abrir y me encontré a los chicos, pero no de una manera que me hubiera gustado. 

Sam se encontraba en brazos de un chico que desconocía y Rhen me miraba con cansancio. 

- Bride, necesitamos entrar urgentemente.

- Claro, adelante.- me hice a un lado para que pudieran pasar y rápidamente entraron. 

Corrí subiendo las escaleras y Aida tenía palomitas en la boca y me miraba de una forma extraña por la hiperventilación. 

-Aida, baja. YA. 

La cogí del brazo y la llevé hacia el sofá, donde tenían a Sam con lo que parecía ser una herida bastante fea. Aida soltó un grito y fue corriendo a examinarlo, mientras que yo me dirigí a Rhen para que me explicase que demonios había sucedido. Supo que iba a decir aun cuando yo no había dicho nada. 

- Por favor, déjame que te lo explique después. Ahora lo importante es Sam. - Asentí dándole la razón, pero antes de que se marchara le cogí del brazo y le abracé fuertemente por el cuello. Él al parecer no se lo esperaba, por que se quedó quieto sin saber qué hacer unos segundos, hasta que finalmente me rodeó con los brazos. 

- Dime que no te ha pasado nada.- Le susurré al oído. Aunque más que para él era para mí. Para calmar estos nervios a flor de piel.

- Estoy bien, pequeña. Estoy bien.- Cerré los ojos fuertemente cuando giró su cabeza para darme una casto beso en la mejilla. Fue ahí donde me di cuanta de su vestimenta. Ropa de cuero negra, típica de Cazadores de Sombras. Igual, solo que un poco más grande y tensa. Me fijé que todos la llevaban, igual menos el desconocido, que también llevaba armas atadas a la cintura. Retrocedí cuando el extraño me miró directamente. Era apuesto, sí. Pero ahora mismo estaba más por las máquinas de matar que guardaba en la cintura. Retrocedí un paso y R se dio cuenta, ya que susurró - Es un amigo, Bride, no te va ha hacer daño. - Yo me fijé en los mismo ojos verdes que siguen en mis pensamientos y di un casto beso en su boca para luego pasar muy cerca del extraño y dirigirme al lado de Sam. 

- ¿Qué ha pasado?


Siento en el alma no poder escribir, pero entre los exámenes y todo el tiempo se me escurre de las manos. Voy a intentar actualizar más seguido por que ya casi se acaban los exámenes y tendré paz y tranquilidad. Gracias por seguir ahí y por todo el apoyo que dan. ¡Son las mejores! Os quiero <3



He Is My Rhen #HermanosOscurosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora