Estoy aquí

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¡Hoooola! ¿Cómo están? Listos para lo que viene? Porque les trai- ¡Oh! ¡Miren una mariposa! -Se distrae –

Advertencia: Lemon

Nota: ni los personas ni las imágenes me pertenecen, créditos a su respectivo autor.

...

Era molesto, muy, muy molesto. Alfred odiaba esperar. Tirado en el sofá, no dejaba de mirar la hora en su móvil. Arthur no era de esas personas que llegaban tarde, Al, sabía que la puerta se abriría justo en el momento que fuera medio día (Hora en la que Arthur había asegurado que estaría en casa) hace un mes que había salido para ayudarle a Kiku en uno de sus proyectos de un nuevo producto; al parecer en poco tiempo sería la sensación en el marcado. Sin darle muchos detalles, el ojiverde salió de casa y le pidió a Alfred que le esperara y se portara bien.

-¡Aaagh! ¡Ya maldito reloj! ¡Avanza! -Gritó pataleando como si fuera un crio.

<< Puede que este atascado en el trafico, o que su vuelo se haya retrasado o...agh, no, Arthur me avisaría si ocurriera ese tipo de cosas >> le echó otro vistazo a la hora, faltaban diez para medio día << No puedo creer que me ponga nervioso con la llegada de Arthur, digo...ya tenemos algunos años de pareja y hace poco que vivimos juntos. Ya debía estar acostumbrado a esto >> Pensaba Alfred recordando su tiempo juntos, esos momentos en que compartían las comidas y caminaban por las calles, aquellas noches calurosas donde la ropa no se extrañaba y sus cuerpos eran las mantas que los protegían de la fresca noche << ¿Q-que estoy pensando? >> Se avergonzó Al con aquellas memorias de tonos azules y violetas.

-¿Alfred? – La voz de Alfred hizo que viera un par de esmeraldas contemplándole desde atrás del sillón, curioso y con un brillo de felicidad que no era fácil de ocultar.- ¿Estabas dormido?

-¡Arthur! ¿Cuándo?...

Alfred se sonrojó al percatarse que por estar soñando despierto había ignorado el momento en que había llegado el ojiverde a casa.

-Sigh, te llame cuando entre.-Explicó Arthur dejando su maleta a su lado. Tenía un tinte oscuro bajo sus ojos, parecía un poco cansado.-Dios, mira como tienes la sal-

-¡Arthur!

-¡Agh! ¡Espera!

Alfred se había lanzado hacia Arthur para atraparlo en su brazos. Sin darse cuenta el reloj marcó medio día cuando el ojiazul tacleó a su pareja haciendo que los dos cayeran al suelo. Había sido una bienvenida dolorosa para el trasero de Arthur.

-¡Bienvenido a casa! -Gritó Alfred encima del ojiverde.

-¡¿Qué no puedes ser mas cuidadoso!? -Refunfuñó el ojiverde pero su cejo fruncido fue ablandado por el besó sorpresa de Al.

Justo a tiempo.

-Te extrañe mucho.

Soltó en voz baja el ojiazul mirando el rostro rosado de Arthur. Este, entrecerrando los ojos avergonzado por ser pillado con la guardia baja, peinó los cabellos de Al.

-Estoy de vuelta.

Justo a tiempo para revivir aquellos recuerdos de tonos violeta. Los besos de Alfred se volvieron más largos, él, quería asegurarse que los labios de Arthur siguieran siendo los mismos que había besado antes de marcharse. Suaves, cálidos y juguetones cuando comenzaba a acariciar sus brazos delgados.

-Espera Alfred, no podemos hacerlo aquí en el suelo...

-¿Por qué no? Es un país libre.-Bromeó Alfred con una sonrisita.

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