Adiós Arthur

358 49 54
                                    

...

Bueno, eh aquí el último capitulo del fic. Agradezco a todos los que leyeron hasta al final y me dieron su apoyo en sus comentarios y votos, je.

Y como siempre digo, espero que lo disfruten.

^3^

Advertencia: un poco de lemon (con amorsh)

Nota: los personajes y la imagen no me pertenecen, créditos a sus awosome autores XD

...

"Mi querida muñeca"

...

La humedad seguía persistente en la tierra y el viento, era mejor quedase en casa y disfrutar del cálido hogar, pero, Alfred tenía otros planes.

-¡Vamos apresúrate!

-Voy...uuf...

-Eres muy lento.

-No soy lento, solo que tu tienes las piernas demasiado largas.-Se quejaba el ojiverde.

-Solo son excusas ¡Ven! ¡Apresúrate!

-¿Qué es lo que quieres mostrarme con tanto apuro en todo caso?

Alfred se detuvo sobre el sendero del parque y miró a todos lados.

-¿Buscas a alguien?

-Algo por el estilo.

Los ojos de la muñeca se hicieron pequeños. Estaba cansado, ya llevaban una hora caminando por el parque y Alfred parecía estar perdido. Cosa que era muy probable. Pero, el ojiverde no quería decir nada al respecto.

-¿Y ahora que?-Preguntó el aludido.

Hace tiempo que Alfred rebosaba de nueva energía. Las cosas entre los dos, se calmaron poco a poco. Las palabras y los concejos de Matthew habían ayudado bastante y la muñeca, por fin se había liberado de esa carga pesada de ser una sombra. Alfred, por otro lado cambió.

El cambio en Alfred se dio con el tiempo y el paso de las estaciones. Los mismos gestos, las mismas acciones, pero con un matiz diferente al hacerlos, fueron pintando la vida de Alfred de nuevo de colores. El color de la soledad, de la ansiedad y el miedo eran puntos de un nuevo lienzo, bueno y malo, pasado y presente, se mezclaron a la perfección.

-¡Aja! -Gritó con enjundia el ojiazul tomando a Arthur de la mano y arrastrándolo, caminaron fuera del sendero.

-¿A dónde vamos?

-Ya falta poco, es por aquí, detrás de los arbustos. Nadie nos vera.

-E-espera ¿Cómo que nadie nos vera?

-Jeje.

La risita sospechosa de Alfred solo logró poner más nervioso a la muñeca.

-¡A-al-Alfred!

Gritó el ojiverde cuando Alfred sin ningún cuidado cruzó los arbustos altos. "crack" "frush" el sonido ramitas y hojas que se atoraron en las ropas de la muñeca (regalo nuevo de Francis, Kiku y Alice) le molestaron, si por culpa de Alfred su ropa se había logrado estropear, entonces él...

-¡Tachaaan!

-¿Umh?

El enfado de la muñeca se trasformó en asombro cuando un hermoso jardín de glicinas colgantes y frondosas hortensias aparecieron frente a ellos.

-Oh.

La muñeca se acercó admirando los racimos de las plantas. Las hortensias eran mullidas, sus flores en montones armaban almohadas de pétalos guindas de intenso color. Era sumamente raro encontrar el color en esas flores. Su fragancia combinaba tan bien con la tierra húmeda y sin poder aguantarse, la muñeca tocó con delicadeza las florecillas que habían crecido con alegría por las abundantes lluvias que habían terminado hace semanas.

MuñecaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora