No estaremos bien, pero te prometo que estaremos juntos.

323 31 8
                                    

Prov Tino Väinämöinen [Finlandia]

Últimamente lo más tedioso de mi vida era el hecho de despertar cada mañana... A decir verdad, no era propio de mí pensar de esa manera pero hace algunas semanas esa idea retumbaba en mi cabeza. Yo no solía ser una persona negativa, contrario a eso, amaba la vida; el respirar, cuidar de las personas, confiar en ellas sin esperar recompensa alguna, esa era la forma en que las personas me describían, esa era la forma en la que yo mismo me veía en realidad.

No era el hecho de haber perdido a la persona más importante en mi vida, la guerra con Suecia la hacía ya perdida hace algún tiempo. La pelea contra mí mismo, contra el impulso de perdonar a todo aquel que me lastimara, eso era lo que me atormentaba y a decir verdad, me encontraba cansado. Ahora mi mayor frustración por las mañanas era despertar y no saber a dónde llegaría ese día, qué haría y como lo haría. Llevaba algunos meses viajando de país en país, podía durar días o simplemente horas en aquel lugar, no fue hasta hace poco cuando comprendí que aquella sensación de inconformidad dentro de mí no desaparecía, independientemente del lugar donde me encontrase, sentirme incompleto se había vuelto parte de mi día a día.

Después de una parada por Francia tome la decisión de visitar América, no me había tomado nunca tiempo para visitarlo o mejor dicho no quería hacer tiempo para verlo. Alfred estaba exsento de culpa en la situación ocurrida en mi relación con Suecia, pero a pesar que dentro de mi sabía esto, no evitaba el hecho de que doliera verlo. En mi mente no relacionárlo con inglaterra era imposible, ellos tenían una vida juntos, a donde fuera Alfred, Arthur estaba a su lado. Quizás por ello a pesar de haber transcurrido tres dias de mi llegada a la gran potencia mundial, no me había animado si quiera a hablarle, cada vez que lo intentaba algo dentro de mi falseaba y terminaba evadiéndolo.

Un día, para armarme de valor me decidí a beber, vaya estupidez. Dentro de mi desesperacion creí que ingiriendo alcohol el valor vendría a mi, pero no fue valor lo que llegó, fue el mismo Alfred quien esa noche me rescato de una incómoda situación dentro de una taberna, cuidó de mi, me dio un lugar donde descansar... No me sentí la persona más agraciada en aquellos momentos, pero por primera vez agradecí al destinado por forzar las cosas en mi vida.

Al despertar esa mañana, el dolor de cabeza era insoportable, no era el mejor para tomar bebidas alcohólicas pero la noche anterior eso no me importó en lo absoluto. Abrí mis ojos lentamente tratando de evitar lastimarme por los rayos del Sol entrantes por las ventanas de la habitación, me sorprendí al ver a América aferrado a mi, su cabeza recargada sobre mi pecho y durmiendo profundamente. A diferencia de cómo imaginaba, verlo no me causaba molestia como lo esperaba y a pesar de ser siempre un chico lleno de energía y movimiento, en esos momentos me parecía simplemente un niño dormido, vulnerable y transparente.

Me desprendí de Alfred procurando no despertarlo, de algún modo tenía que mostrar mi gratitud y a decir verdad no recordaba del todo cuál era su estado anoche por lo que sí me encontraba durmiendo al lado de él sin recuerdo alguno podía malinterpretar la situación. Me levante, al mismo tiempo que Hero se acercaba a mi maullando.

-Shh! -me puse de cunclillas- no hagas ruido, ven, hagamos el desayuno -susurre para después dirigirme a la cocina.

Al pasar la puerta de la habitación y cerrar con sigilo camine por el pequeño pasillo a la sala para sorprenderme de la condición de la misma. Botellas en el suelo, mis zapatos, trozos de un baso roto y agua regada por el suelo.

"Que desastre" pensé. Me tome la confianza de adentrarme en aquel apartamento y tome cosas para limpiar toda la zona afectada por nuestro caos emocional la noche anterior, al terminar prepare el desayuno, una de las comidas más conflictivas de mi vida hasta ahora, Al solo contaba en su refrigerador con latas y comidas congeladas, ese chico sin duda no se alimentaba adecuadamente, a pesar de que Inglaterra era la persona menos agraciada al momento de cocinar era el único que lo hacía y el frigorífico de Al era una clara evidencia de ellos. Prepare una comida básica con lo que encontré y ordene la mesa. Eso me hacía sentir como en casa, cuando yo colocaba cada detalle de la mesa, el mantel turquesa que tanto amaba, los regaños por parte de Sue al momento de no utilizar el tenedor correcto, como Hanatamago comía la berenjena que Sue tanto odiaba. Pensamientos sin sentido comenzaron a llegar a mi, y comencé a pregúntate cual sensación era peor, sentirme en casa pero con una gran nostalgia dentro mío, o seguir siendo un nómada sin emociones, ambas opciones dolían demasiado.

Esta Vez No digas Nada [SuFin] [UsUk] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora